Sistema electoral y soberanía popular

soberania popularSistema electoral y soberanía popular están íntimamente ligados. Salvo cuando se convoca un referéndum, el ciudadano solo puede participar en las decisiones políticas a través de un representante y precisamente para articular esa representación es para lo que se hacen elecciones. Y para que la representación sea legítima, aparte de ser legal, tiene que ser cierta, genuina y verdadera, y si la ley electoral no lo asegura, no hay democracia.

El sistema electoral que han adoptado los países democráticos más desarrollados se basa en la división del territorio en tantas circunscripciones electorales como representantes a elegir. Es la fórmula que se aplica en Francia, en Estados Unidos, en Reino Unido y en Alemania, en este último caso para elegir a la mitad de la Cámara.

Con este sistema cada elector tiene su representante, que es el que ha resultado elegido en su circunscripción. El representante elegido defiende los intereses e inquietudes de la mayoría de sus representados por encima de los compromisos de su partido. Los ciudadanos pueden hacer que su representante lleve al Parlamento iniciativas concretas o simplemente haga públicas en él sus inquietudes.

En España nada de esto es posible porque el ciudadano no vota a un representante sino a un partido. Votar a los partidos es como votar marcas, principalmente “derechas” o “izquierdas”, lo que solo sirve para hacer demagogia. Los programas de los partidos son paquetes “todo incluido” y el ciudadano no puede si lo desea hacer llegar su opinión sobre cada una de las iniciativas, lo que solo puede hacerse si tiene un representante político con nombre y apellidos.

Es lamentable que en la transición política se haya optado por llevar la contraria a las democracias más establecidas y mejor desarrolladas y se haya decretado que el ciudadano solo pueda en realidad elegir entre “derechas” o “izquierdas”. Si la clase política defiende verdaderamente el interés común debería replantearse el sistema electoral y ponerlo en línea con los países líderes en progreso, desarrollo y justicia social.

Voto en contra

voto en contraLa única participación de un ciudadano en las decisiones políticas es votar cada cuatro años. Sería suficiente si quien lo desee pudiera tener una participación indirecta a través de un representante político, que es para lo que se supone que hay elecciones, pero el voto no sirve para elegir representantes sino para dar el poder a los partidos políticos. Votamos a una “marca” política, a la que deben su designación los candidatos elegidos y a la que se someten en todas las votaciones.

El “sistema” impone la tutela paternalista de los partidos políticos, y el ganador considera que ha obtenido un respaldo incondicional para todo su programa, cuando hay materias que votadas una a una serían rechazadas, por lo que la elección de la “marca” a la que votar se basa muchas veces en escoger la menos mala.

Los propios políticos no resaltan en las campañas electorales sus virtudes sino los defectos de sus oponentes. Van mas bien a la contra a descalificar a los demás. Y si fueran consecuentes deberían hacer posible que, igual que hacen ellos, los ciudadanos pudiéramos también ejercer el voto en contra.

El voto en contra es muy sencillo, simplemente es un voto que no suma sino que resta. Es una opción legítima, que resuelve el sinsentido de que un ciudadano tenga que votar a un partido del que no le gusta ni su programa ni su credibilidad solo para dificultar la elección de otro partido que todavía considera peor.

Si un ciudadano considera que ningún partido le parece elegible, pero está convencido de que uno de ellos es manifiestamente rechazable, sería mucho más representativo optar por el voto en contra. Sigue siendo la fórmula de “una persona un voto” solo que puede ser de reprobación o de aprobación. El análisis de los resultados sería mucho más rico en la valoración de la voluntad popular y la clase política sería más responsable.

Energía nuclear de fusión

energia nuclearEl accidente nuclear de Fukushima ha dado nuevo impulso a los detractores de la energía nuclear, pero la suerte ya está echada y en Japón no pueden prescindir de las 55 centrales nucleares que tienen. Tampoco Francia puede prescindir de sus 58 reactores nucleares, que por cierto tenemos bastante cerca. El incremento del consumo de energía en el mundo es inevitable y la energía nuclear es imprescindible, aunque ciertamente hay que impulsar su evolución hacia proyectos más seguros.

La radioactividad dejaría de ser una amenaza si en las próximas décadas se consiguieran poner en marcha centrales que produzcan electricidad con energía nuclear de fusión. La energía nuclear de fusión, no produce emisiones, no contamina el aire, se nutre de un combustible ilimitado y es intrínsecamente segura. Como primer paso hacia la utilización industrial de la energía nuclear de fusión está en marcha el proyecto ITER, que costará 10.000 millones de euros durante 30 años, proyecto financiado por China, EU, EEUU, India, Japón, Corea y Rusia, es decir los 37 países más importantes.

La reacción nuclear de fusión es el proceso de generación de energía que tiene lugar en el sol y en todas las estrellas, es decir el proceso estándar del universo. No parece viable que en la tierra inventemos otro método de producir energía que cubra las enormemente crecientes necesidades y sea eternamente sostenible. La reacción de fusión es cuatro millones de veces más energética que quemar fuel o carbón. Una central de carbón de 1000 MW quema 2,7 millones de toneladas de carbón al año, mientras que una central nuclear de fusión consumiría (si existiese) 250 Kg de Deuterio y Tritio.

El Deuterio es abundante, inofensivo e inagotable y hoy en día se utiliza rutinariamente en aplicaciones industriales y científicas. El Tritio, se crea por la interacción de los neutrones que escapan del plasma con el Litio que reviste las paredes del tokamak. El Litio es tan abundante que suponiendo que toda la Tierra se abasteciera de energía nuclear de fusión las reservas de Litio hoy conocidas durarían 1000 años.

Naturalmente, la energía nuclear de fusión no estará exenta de problemas pero, una vez que  se consiga desarrollar de forma segura, será necesaria para acompañar al crecimiento explosivo de la actividad humana. Descartar la energía nuclear o colorearla de tintes ideológicos es una postura emocional que puede devolvernos a las cavernas en unas cuantas décadas.

Subvenciones a Bildu

subvenciones a bilduLas subvenciones a Bildu por los votos escrutados, por los representantes elegidos, por los sueldos, las recibidas directamente y las que se concedan ellos mismos en las instituciones que controlen, parece que son cuantiosas y ya lo han comprobado con la presencia en los ayuntamientos. Se presumen superiores a lo que recauda su entorno en clandestinidad, lo que quizás sea el principal ingrediente que ha presidido las supuestas negociaciones.

La decisión del Tribunal Constitucional sobre las listas electorales de la coalición Bildu que fueron previamente desautorizadas por el Tribunal Supremo se supone que fue una decisión política. El Tribunal Constitucional lo componen doce miembros, cuatro nombrados por el Congreso, cuatro por el Senado, dos por el Gobierno y dos por el Consejo General del Poder Judicial.  Dado que el poder ejecutivo domina también en las cámaras legislativas, la voluntad del Gobierno es decisiva.

El principal problema en esa Comunidad es que haya gente tan desalmada que apoye un programa político edificado sobre los crímenes del terrorismo. Se supone que conseguirán en torno al 20% de apoyo popular y que su principal empeño será a largo plazo la independencia.

Neutralizar la tensión emocional

tension emocionalConviene neutralizar la tensión emocional antes de que somatize  en el cuerpo físico y produzca daños irreparables. La tensión física y la tensión mental deterioran el organismo y queman energía, pero son inevitables e incluso necesarias en muchas situaciones.

La tensión física es relativamente fácil de neutralizar porque el cansancio obliga a descansar y relajar los músculos. Algunos ejercicios físicos pueden ser peligrosos, como jugar tenis o fútbol a partir de cierta edad, sobre todo si no se tiene el hábito de hacerlo, pero hay alarmas que avisan de los excesos. El problema suele ser más bien no hacer ejercicio físico suficiente, porque es relativamente fácil caer en la rutina del sedentarismo, la relajación y el abandono. El organismo es una “máquina” que tiene que estar siempre lista para funcionar a plena capacidad, para lo hay que hacer ejercicio físico de mantenimiento.

También se ejercita la capacidad mental para tenerla siempre a punto y tener pleno entendimiento de las situaciones y los actos. Sin embargo, la tensión mental excesiva es más difícil de neutralizar que la tensión física porque no avisa. Tiene además peores consecuencias, porque hace daño poco a poco, produciendo deterioros orgánicos y enfermedades de las que no se advierte que la causa principal es el estrés.

Los problemas mentales somatizan además en problemas orgánicos, como si el cuerpo fuera un pararrayos en el que descarga la tensión emocional. Al contrario que el ejercicio físico, que tendemos a no hacerlo en la medida necesaria, la tendencia del ejercicio mental es de acumular tensión en la conciencia y vivir con estrés. El agobio de las cosas de las que hay que ocuparse y las relaciones sociales y sentimentales cargan la tensión emocional.

La tensión emocional es como un residuo corporal que hay que ir eliminando a diario para que no se acumule. La mejor forma de hacerlo es tener el hábito diario de la relajación mental, algo que cada uno puede descubrir por su cuenta, aunque también hay técnicas especificas que enseñan a hacerlo. De una u otra forma, lo importante es descargar la tensión emocional al ambiente antes de que la absorba el cuerpo y produzca daños irreparables.

No hay representación ni participación

representacionCon el sistema electoral vigente no hay representación ni participación. El ciudadano no conoce a su representante político porque no lo tiene. Los diputados sólo representan a quien les puso en la lista y votan en el Congreso lo que les dice el partido. Ningún ciudadano puede hacer propuestas porque no tiene a quien dirigirse y si no hay representación no puede haber participación.

Los partidos hacen sus programas a espaldas de los ciudadanos como un “todo o nada” del que no se pueden separar las partes de su contenido gusten o no gusten. El poder se concentra en uno de los dos partidos mayoritarios y el sistema electoral está blindado porque a ninguno de los dos partidos mayoritarios les interesa cambiarlo. El sistema está atado y bien atado para que los ciudadanos no puedan participar y la soberanía resida en los partidos políticos.

El movimiento de los indignados tiene pocos partidarios y muchos detractores, pero poca gente se extraña de que el descontento se manifieste en la calle. La crisis, el paro, la corrupción, el gasto superfluo, las dificultades de financiación, …etc., han ido deteriorando la situación sin que los ciudadanos puedan hacer otra cosa que votar cada cuatro años a un partido político.

Curiosamente esta situación de ausencia de representación y participación nadie la denuncia. Unos preconizan la proporcionalidad de escaños y votos que no soluciona nada porque la hegemonía de los dos grandes partidos seguiría siendo la misma. Otros las listas abiertas, que ya las tenemos en el Senado sin que resuelvan nada.  Además ya fracasaron en la segunda república.

La forma de que haya representación y participación ciudadana es con el sistema mayoritario de circunscripción uninominal que no en vano está vigente en los países democráticos desarrollados. Con este sistema cada ciudadano tiene su representante y a través de él puede participar tanto como desee y por supuesto también puede si quiere desentenderse de la política y limitarse a votar. Además, el sistema mayoritario produce mayorías sólidas que no tiene que estar siempre comprando votos, pero están también controladas mas de cerca por los ciudadanos.

Vemos muy poco de lo que existe

lo que existeNuestra percepción de la realidad está muy limitada por los sentidos corporales y por la pobreza que todavía tienen los instrumentos con los que tratamos de llegar un poco más allá. Vemos muy poco de lo que existe.

De nuestros sentidos corporales, sólo la vista nos permite percibir cosas lejanas a nuestro entorno, pero lo que nuestros ojos detectan es una pequeña parte de la radiación electromagnética que es la comprendida entre 400 y 750 nanómetros (1 nanómetro = 0,000000001 metros). Aún así podemos llegar a distinguir directamente la espiral de Andrómeda, que es una galaxia “cercana”, pero lo que vemos es algo que existió hace 2.250.000 años. De lo que hay en el centro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, solo nos llega radiación que fue emitida hace 27.700 años.

Hoy nuestros ojos ya sirven de poco para percibir lo que ocurre en el universo, pero disponemos de instrumentos que detectan y nos informan de la radiación electromagnética aunque sea infrarroja o ultravioleta. Sin embargo los instrumentos tampoco llegan “muy lejos” porque de la realidad existente de la que hay noticia directa o indirecta solo pueden detectar aproximadamente un 4%, ya que el 23% es materia oscura y el 73% energía oscura, es decir materia y energía que no se detecta por radiación porque solo interactúa con la gravedad, produciendo efectos gravitacionales que son los que dan indicación de su existencia.

La materia oscura incluye los agujeros negros, que son concentraciones de masa de las que la velocidad de escape es superior a la de la luz, incluye también materia intergaláctica no luminosa, WIMP´s (weakly interacting massive particles), que son partículas elementales que interactúan muy débilmente de las que solo el neutrino ha sido identificado, axiones, de existencia no demostrada,….etc. La energía oscura es mucho más enigmática y se supone que está más o menos uniformemente repartida, como una especie de “éter” aristotélico responsable del incremento de la aceleración del Universo.

La parte del mundo infinitesimal de las partículas y fuerzas elementales está bastante más estudiado y al menos la física cuántica, con todas sus lagunas, proporciona un conocimiento que ha demostrado ser cierto y ha servido de base para el desarrollo de la tecnología electrónica. No obstante hay todavía en lo infinitesimal un mundo desconocido, por el momento indetectable, que está alimentado de hipótesis como los universos paralelos o por el Bosson de Higgs, u otras, que abren el camino de la coexistencia en espacio y tiempo con otras realidades que ni percibimos ni imaginamos.

Siendo tan limitada nuestra percepción de la realidad hay que preguntarse si los sucesos extraños en los que alguien ve o detecta realidades extraordinarias como “apariciones”, “ovnis”,….etc., o tiene una visión de sucesos futuros, u otras manifestaciones que la ciencia descarta, no pudieran ser una especie de “contactos” con parte de la existencia que nos es totalmente desconocida y es por el momento indetectable.

Listas electorales al margen de la sociedad civil

listas electoralesEstos días los partidos políticos, al margen de la sociedad civil, están componiendo las listas de candidatos para las elecciones del 20-N y lo hacen calculando con las encuestas el número de diputados que pueden conseguir de cada lista. De los nombres que ponen en la lista, unos saldrán elegidos con casi total seguridad, otros serán dudosos y los demás van de relleno sin ninguna oportunidad.

Todo esto se «cuece» al margen de la sociedad civil, es decir al margen de los ciudadanos a los que se supone han de representar. Cuando un elector vota una lista elige un grupo de candidatos ya «precocinado» que no le van a representar porque representan únicamente a su partido. La elección de diputados la hacen en realidad los dirigentes de los partidos políticos y a los ciudadanos solo les corresponde decidir por donde se corta la lista de cada partido.

El sistema que tienen las democracias occidentales de mayor éxito es basa en circunscripciones donde se elige a un solo diputado. En ellas el candidato lo propone cada partido sabiendo que la votación va a ser un plebiscito sobre el candidato y que si sale elegido va a representar a sus electores y a canalizar sus propuestas y opiniones. Si se adoptara este sistema pondríamos la primera piedra para transformar el régimen autocrático actual en una democracia occidental.

Es increíble que nadie defienda esta reforma que debería ser la prioridad política de la sociedad civil. Solo se alzan algunas voces pidiendo listas abiertas, que no cambian la situación, o reparto proporcional de escaños, que todavía la deterioran más. Quizás tengamos el sistema electoral que nos merecemos.

Democracia española, autocracia latente

Los políticos suelen referirse a menudo a “la democracia que nos hemos dado” y debe de tratarse de un “nos” mayestático, ya que los ciudadanos no hemos tenido participación alguna en la elaboración del texto constitucional sometido a plebiscito en 1978. Los dirigentes de los partidos políticos que establecieron las reglas del juego, pensaron sobre todo en dejar bien organizado y blindado el corporativismo y supremacía de la clase política. Todo atado y bien atado.

Hoy en día los ciudadanos españoles tenemos libertades individuales, derechos humanos, y otras garantías sociales de contorno propias de los estados occidentales del siglo XXI. Sin embargo estamos totalmente apartados del núcleo duro de la política y de los poderes del Estado, coto reservado a los partidos políticos dominantes, ya que los ciudadanos no estamos representados ni por tanto podemos participar y no hay otra soberanía que la de los partidos políticos.

Pero lo peor es que las leyes fundamentales hacen posible que los poderes básicos del Estado se concentren en la cúpula del partido gobernante y ésta dirija al país de forma autocrática sin contrapeso alguno. El partido que gobierna tiene mayoría en el Congreso donde hay disciplina de voto y donde en caso necesario se asegura votaciones con las concesiones que hagan falta a grupos parlamentarios minoritarios, aunque sean corrosivas para los intereses nacionales.

El Tribunal Constitucional, poder judicial que en la práctica está por encima del Tribunal Supremo, está compuesto por cuatro miembros que nombra el Congreso, cuatro que nombra el Senado, dos que nombra el Consejo General del Poder Judicial y dos que nombra el Gobierno. Es decir, está controlado de forma latente por el Gobierno, como en la práctica se deduce de las sentencias más decisivas.

Pero hay también otros organismos que regulan importantes decisiones de país y que se suponen independientes que sin embargo están también controlados de forma latente por el Gobierno. Un ejemplo es la Comisión Nacional de la Energía, formado por un presidente y seis miembros nombrados por real decreto a propuesta del ministro de economía tras debate parlamentario, es decir con el control de la cúpula del Gobierno. Los nueve miembros de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones se nombran también de esta forma, a propuesta conjunta de los ministerios de Industria y Economía. El Consejo Estatal de Medios Audiovisuales le ocurre lo mismo aunque en este caso se requiera de una mayoría parlamentaria de tres quintos. Y podríamos seguir.

Este poder autocrático latente está sólo amenazado por el tiempo, cada cuatro años, pero esa caducidad sólo sirve para que eventualmente gobierne otro partido con el mismo funcionamiento. Nada de lo que ocurra, por muy desastroso que sea, puede desafiar al poder, sin que los ciudadanos podamos defender los intereses que mayoritariamente consideremos oportunos, como por ejemplo un cambio de gobierno.

Futuro de la vida humana

La ciencia no ayuda demasiado en aclarar si la vida inteligente surge por casualidad o si es un eslabón necesario en la evolución del Universo. Es difícil de imaginar que el desarrollo de la inteligencia humana en la Tierra solo sea un hecho accidental fruto de caprichosas mutaciones y que un buen día comience a desaparecer sin dejar rastro ante la indiferencia del resto del Universo. No sabemos si nuestra misión, si es que existe, es relevante para el Universo. Llevamos poco tiempo sobre la Tierra y apenas hemos progresado hasta que empezó la revolución tecnológica hace cuatro o cinco generaciones. La electricidad, la energía atómica, el teléfono, la televisión, los computadores, internet, los nano robots,….etc., suponen grandes avances pero no cambian nuestra débil y vulnerable estructura biológica.

El simple choque de un asteroide con la Tierra sería el fin de nuestra existencia. Hace poco se detectó el choque entre dos asteroides equivalente a la explosión de una bomba atómica y ya hay quien calcula que en el año 2034 puede chocar uno de ellos con la Tierra. Pero aun suponiendo que una catástrofe como ésta nunca suceda, la simple evolución del Sistema Solar hará nuestro planeta inhabitable para el género humano. Poco importa que sea dentro de cientos, de miles, o de millones de años.

Para entonces, ¿cual habrá sido nuestra aportación al Universo? Para el planeta Tierra, lo único previsible es que lo estropeemos cada vez más y contribuyamos a hacerlo inhabitable. En la Vía Láctea, nuestra galaxia, parece que no llegaremos a acercarnos a ningún sitio habitable. Viajar a esas distancias lleva mucho tiempo y no se vislumbra para que serviría. El género humano también podría surgir en otros confines del Universo sin necesidad de viajes que parecen imposibles. Tampoco parece que viajar por el Universo sea una forma de supervivencia.

En unas décadas, los computadores o lo que de ellos crezca serán suficientemente inteligentes para tomar el relevo y la raza humana comenzará a transformarse o a desaparecer. El silicio, que es el elemento más abundante en la Tierra después del oxígeno, en torno al 28% de la corteza terrestre, es un elemento base de los microchips sobre el que se desarrollan los computadores. Ya se han reportado experimentos de inserción de microchips en células vivas que actúan de sensores, como si estuviera surgiendo una nueva biología del silicio. Otro material recientemente descubierto, el grafeno, superdenso, del grosor de un átomo, de alta resistencia, buen conductor de la electricidad y el calor, ya ha sido utilizado para construir microchips diez veces más rápidos.

Quien sabe cual será el final. Es todavía más interesante la evolución del espíritu y la conciencia colectiva, que es una dimensión humana muy poco explorada, todavía embrionaria, que por el momento es terreno de las creencias.