Oportunidad para la democracia real

Amplios sectores de la ciudadanía, instituciones, partidos políticos e incluso manifestaciones callejeras han reclamado reformar la ley electoral, se supone que para tener una democracia real. Sin embargo lo hacen en general sin concretar lo que quieren modificar y sin argumentos. Lo poco que se vislumbra es la defensa de intereses partidistas, sin que nadie reclame la participación ciudadana.

Izquierda Unida defiende la proporcionalidad de votos y escaños, aplicando el cociente Hare en lugar de la regla D´Hondt, propuesta que también defiende el movimiento 15M y figura también en el programa de UPyD. Está claro que está modificación les favorece porque les otorga algunos diputados más aunque sigan siendo minoritarios. Más escaños, mas cargos para sus miembros y más oportunidades de “vender” caros sus votos en ocasiones puntuales.

Algún miembro notable del Partido Popular apunta la idea de circunscripciones más reducidas y de “acercar” los electores a sus representantes e incluso de listas abiertas, pero en el programa de dicho partido nada se concreta al respecto. El PSOE parece estar cómodo con la situación actual pues no hay indicios de propuesta de reforma por su parte. No obstante todos los partidos citan la reforma de la ley electoral como idea general, algunos indicando que es una respuesta al clamor popular del 15-M.

Sin embargo nadie plantea la cuestión fundamental de que no son los partidos políticos los que tienen que estar representados sino los ciudadanos. Nadie considera que el ciudadano tiene derecho a estar representado de forma directa sin tener que dar un “cheque en blanco” a un partido político cada cuatro años para que el partido defienda las cuestiones que le interesan al margen de la voluntad real de sus votantes.

La proporcionalidad entre votos y escaños con las circunscripciones actuales no solo no cambia significativamente la situación de partidocracia sino que la complica mucho más porque diluye las mayorías. Con la proporcionalidad, la formación y mantenimiento de los gobiernos depende todavía más de minorías dedicadas a “vender” sus votos, cuando sin embargo los ciudadanos en su conjunto siempre optan por una determinada mayoría.

En la verdadera democracia representativa basada en circunscripciones uninominales, el respeto a las minorías es una preocupación constante a tener en cuenta en cada acto parlamentario y puede ser defendida por cada representante, entre otras cosas porque el diputado también representa a las minorías de su circunscripción. Las minorías no resultan mejor representadas porque ocasionalmente se negocien favores “vendiendo” el apoyo parlamentario cuando tiene la oportunidad de ser decisorio.

La reforma electoral tiene que adoptar el sistema mayoritario de circunscripción uninominal, que es el que funciona en EEUU, Francia, Alemania, Reino Unido y otros países, porque es el único realmente representativo, porque permite la participación, y porque conduce a mayorías sólidas, pero siempre amenazadas si no funcionan a satisfacción de los ciudadanos, sin que por ello dejen de estar representadas las minorías.

Líderes pragmáticos

liderLos líderes pragmáticos procuran ver las situaciones y enfocar sus actuaciones con realismo y objetividad, sin contaminarlas con ideas preconcebidas más allá de lo inevitable. Están siempre dispuestos a discutir sus apreciaciones y valoraciones sin perder de vista el contexto.

Los líderes pragmáticos tienen una actitud mental reflexiva en la que predomina la razón sobre los argumentos emocionales y sus iniciativas tienen vocación constructiva. Generan sensibilidad hacia los problemas y una predisposición para examinarlos y afrontarlos que es idónea para aprender de la experiencia y para mejorar el rendimiento.

En una sociedad regida por líderes pragmáticos, en la que domina un clima de reflexión, se dan las condiciones ideales para que haya orden y respeto y los individuos puedan contribuir con sus ideas y sus actos a los propósitos colectivos. Hay estímulo para que las personas intercambien ideas y completen sus conocimientos y para que los grupos sociales desarrollen su cultura y refuercen su identidad. Aunque no siempre es posible conciliar las ideas de diferentes personas, sobre todo cuando hay que decidir sobre cuestiones muy concretas, el clima de reflexión facilita que haya un uso equilibrado del poder.

Los líderes pragmáticos son positivistas y actúan con serenidad, meditando sus decisiones siempre que se lo permitan los acontecimientos. Procuran rechazar la controversia y las situaciones de tensión y sólo intervienen cuando creen que es necesario, pero siempre están abiertos al diálogo y la negociación y preparados para hacer transacciones. Procuran también que las actuaciones estén organizadas con método, y a ello dedican el esfuerzo necesario porque consideran que es la forma de conseguir hacer las cosas con eficacia.

Líderes utópicos

lideres utopicosLos líderes utópicos interpretan la realidad social como una ficción que pueden manipular a conveniencia “vendiendo” a la gente percepciones prefabricadas y visiones de futuro que serían atractivas si no fueran imposibles.

Se expresan en frecuencia de especulación, llegando al subconsciente emocional, manipulando el pensamiento de las personas e influyendo en sus ideas, para lo que también se apoyan en los factores circunstanciales de la vida que merecen ser criticados y combatidos que atribulan a las masas y despiertan instintos extremistas.

En realidad, cualquier buen líder comunica ocasionalmente sus mensajes en frecuencia de ficción o especulación, porque proporciona una sintonía que es favorable para la sugestión y para la exportación de ideas sin crítica ni censura. Es una “frecuencia” de pensamiento que abre las compuertas de la imaginación y alimenta el genio de las ideas. Las ráfagas de ficción contribuyen a dar altura a las visiones de futuro y a revestirlas de un contenido estético que ayuda a reforzarlas.

Pero los líderes utópicos manejan la ficción de forma permanente y ponen por delante doctrinas totalitarias que están llenas de conjeturas y contienen ideales teóricos irrealizables. Generan una espiral de extremismo radical que conduce al fanatismo y a la intervención en la vida y la conducta de los ciudadanos. Cuando las utopías se instalan de forma permanente en las conciencias, la sociedad vive una fábula imposible cargada de tensión y de intereses, que bloquea el desarrollo social y empobrece a los ciudadanos sin que tengan conciencia de ello.

Líderes idealistas

idealistasLos líderes idealistas tienen una actitud relajada predominante con la que recrean el pensamiento atendiendo más a las ideas que a los hechos. Se distancian de los problemas del momento, desconectando de las cuestiones más inmediatas e interesándose menos por la rutina de cada día. Reaccionan ante los hechos con pasividad porque su mente está más ocupada en sus intereses de futuro.

La actitud idealista responde al ánimo de ver con anticipación las situaciones para tomar una posición ante ellas, aunque la visión suele estar coloreada por deseos y esperanzas. Los líderes idealistas ven un futuro cargado de ideas con las que sintonizan y las comunican con un efecto seductor que llega al interior de las conciencias como publicidad subliminal que bordea la censura. Quieren que el futuro se desarrolle de acuerdo a su modelo idealista, y utópico en relación con lo que la realidad da de sí, y hacen lo posible por conseguirlo más que incorporar los cambios que se producen y adaptar su pensamiento a la realidad.

Los líderes idealistas tienen una alta valoración de sí mismos y aceptan el diálogo y el debate, pero lo utilizan para impartir doctrina atendiendo a las ideas más que a los hechos. Cuando están en el poder refuerzan sus ideas, que son las que se lo han dado, y entonces se sienten en posesión de la verdad y no reciben bien la crítica. Pretenden imponer sus ideas no solo con la lealtad incondicional de sus colaboradores sino también con el beneplácito de sus opositores a los que descalifican por no sumarse a sus planes.

Entregarse al mundo de las ideas es de utilidad cuando se hace en periodos de tiempo no demasiado prolongados, siempre evitando que se convierta en un clima mental dominante, porque entonces conduce a la relajación y a eludir responsabilidades porque es un estado de ánimo que crea adicción.

Líderes autoritarios

AUTORITARIOLos líderes autoritarios no son los que imponen su autoridad ni los que más autoridad tienen, sino los que abusan de ella y tienden por sistema a cargar de tensión el ambiente social y a generar en las personas un exceso de susceptibilidad.

En realidad todos pasamos a diario por momentos de tensión y por periodos de tranquilidad, unas veces controlando la actitud, otras condicionados por el ambiente. En un clima de tensión se transmiten mejor las instrucciones que han de cumplirse de inmediato y sin discusión, y por esto hay una tendencia a añadir tensión al ambiente cuando se trata de imponer orden y disciplina. Por el contrario, un clima social relajado es más adecuado cuando se trata de debatir y de comunicar ideas e ilusiones.

El líder autoritario no distingue entre estos ritmos diferentes para las diversas circunstancias. Se inclina por aumentar la tensión social y rechaza por sistema buscar puntos de encuentro y de concordia con quienes tienen opiniones diferentes a las suyas. Calienta los ambientes añadiendo tensión y produciendo reacciones emocionales que agrandan las diferencias y las hacen irreconciliables.

El autoritario no reconoce sus errores ni su responsabilidad y tiende a culpabilizar a sus detractores. Adapta la visión de futuro a su conveniencia e ignora las previsiones de futuro que puedan ser desfavorables a su ambición de poder, con lo que no dedica su atención ni pone en marcha las medidas adecuadas para corregirlas.

La tensión y el drama son necesarios para conseguir el máximo esfuerzo en la realización de una tarea o para imponer orden y autoridad. De hecho hay actividades que tienen que realizarse con tensión y sin ella no pueden llevarse a cabo, pero la tensión máxima de determinados momentos ha de alternarse con periodos de relajación y no tiene porque generar tensión de forma continuada.

El líder autoritario impulsa también un síndrome de urgencia permanente en el que se valoran precipitadamente las situaciones y se prejuzga sin tener información. En estos ambientes, la eficacia se mide más por la puesta en escena de las actuaciones que por los resultados reales, que no se llegan a valorar de forma objetiva. El problema principal del clima de tensión continuada que genera el líder autoritario es que desgasta a las personas, deteriora la confianza y conduce a la decadencia, y a veces incluso a la violencia.

La belleza es relativa

belleza relativaLa belleza no existe porque es un valor relativo. Lo bonito cobra su carácter en relación a lo feo, y lo que para unos es arte para otros es basura. Hasta cosas que en muchas ocasiones nos parecieron feas podemos acabar considerándolas bellas, porque a veces, hasta lo feo resulta patéticamente bello, como si por encima de la belleza o la fealdad estuviera el poder de fascinación.

Y es que lo bello, en realidad, es lo que sintoniza con nuestra sensibilidad y provoca en el mundo interior emociones y sentimientos. Por eso, es bello lo que cada persona considera bello, como reflejo de la escala de valores de su realidad sensible.

Al erudito le gustan más las cosas recargadas, como recargada tiene su cabeza, mientras que quien realmente tiene conocimiento, inclina sus gustos por lo sencillo y lo elemental. A mayor claridad de ideas hay más sensibilidad para la simplicidad y la síntesis.

Pero el sentido de la belleza evoluciona. El paso del tiempo embellece lo que tiene consistencia y personalidad, mientras que entierra en la historia todo lo que genera indiferencia.

Once eme

Dudas sobre el 11-MLas bombas que explotaron el once eme en los trenes hace ya varios años y que acabaron con la vida de 192 personas dieron un vuelco electoral llevando al PSOE al poder. Hoy el diario El Mundo publica una entrevista con el testigo que reconoció a uno de los imputados y nuevamente se pone en duda la versión oficial. Desde el principio se empeñaron en establecer la versión oficial en vez de dejar que la verdad se abriera camino por sí sola, lo que hace sospechar que se haya hecho un apaño, no se sabe si para ocultar la verdad o por puro paternalismo piadoso.

Para un ciudadano neutral que piense un poco, la cosa ofrece muchas dudas que todavía no se han disipado. El escenario de la tragedia se liquidó en dos días con la destrucción de los trenes, algo así como el fregado que hicieron a los marqueses de Urquijo después de asesinarles. Entiendo que también se ocultaron pruebas de los explosivos, a tenor de los testimonios en la causa, con el resultado de excluir un determinado componente que hubiera ampliado el elenco de posibles autores.

Los ejecutores materiales, supuestos extremistas islámicos, evitaron suicidarse en el intento, como suelen hacerlo en el 99% de sus atentados, lo que hubiera sido mucho más sencillo, pero sin embargo decidieron suicidarse en comandita en fecha posterior. No sé si lo de la furgoneta con rastros islámicos está o no aclarado pero solo faltó que dejaran una chilaba. De los sujetos que fueron imputados una parte considerable resulta que eran confidentes de la policía y los que están en la cárcel son personas de escasa entidad que desconocen quien inspiró la actuación.

Son indicios que hacen dudar de la versión oficial. La cuestión de si la ETA estuvo involucrada resulta irrelevante, pero fue una cortina de humo que desvió la atención y descentró el enfoque ortodoxo de considerar sospechoso al beneficiario. Convendría dar más luz a la información disponible y a los testimonios de las personas relacionadas con el suceso para disipar todas las dudas.

El sindicato de los parados

sindicato de paradosUno de los ejes de las medidas para activar la economía y generar puestos de trabajo es la reforma laboral, reforma de la que se lleva dos hablando y negociando sin que lo decretado hasta ahora dé satisfacción.

Siendo una pieza clave para la economía y la competitividad del país, y tratándose de una materia controvertida que afecta a numerosos intereses, tendría que ser objeto de pacto entre los dos partidos mayoritarios, que se supone conocen los intereses generales de la ciudadanía y los de los diferentes sectores y grupos afectados.

Los sindicatos y las organizaciones empresariales tendrán que ser consultadas porque es un rito cultural, pero no cabe esperar nada de ello porque ante todo defienden sus subvenciones. De éstos no está claro si defienden realmente a los pequeños empresarios. Aquellos, subvencionados al 90%, a quien desde luego no representan es a los parados. Es una situación residual de tiempos pasados que todavía sobrevive y que contrasta con la de países altamente competitivos, como por ejemplo Alemania, donde los sindicatos están financiados en su totalidad por los afiliados.

Si alguien tiene que estar representado en las decisiones de la reforma laboral son los parados, que es un colectivo próximo a los cinco millones. Habría que constituir el sindicato de los parados, único que merecería algún tipo de subvención.

La memoria

La memoria es como un semillero en el que sembramos continuamente recuerdos para que germinen ideas en el pensamiento. En ella residen los datos e imágenes que percibimos coloreados por nuestras emociones y sentimientos.

Es la siembra y recolección de las cosechas, influye el tipo de tierra y la meteorología, pero es la semilla la que determina la calidad. Igual en nuestra mente, es la calidad de la información que asimilamos la base determinante para desarrollar conocimiento.

Pero los recuerdos son piezas de información que con el tiempo se van desvaneciendo y pierden eficacia a medida que el significado que contienen se transforma en conocimiento. Olvidamos los recuerdos y liberamos zonas de memoria dejando sitio para registrar nuevas experiencias, un continuo reciclaje que añade nuevos eslabones a la cadena de producción de las ideas.

Si retenemos en exceso los recuerdos en la memoria, tenemos menos capacidad para alojar nuevas imágenes y se hace más lento el ritmo de maduración de las ideas. Estamos entonces llenos de recuerdos, muchos de ellos ya inútiles porque no aportan enseñanza, y se debilita la capacidad de razonar saturada por residuos de información que envuelven el pensamiento.

Pero si olvidamos demasiado pronto los recuerdos, desechamos información útil y no asimilamos todo lo que se deriva de la experiencia. El olvido prematuro deja lagunas en el modelo de conocimiento y empobrece la generación de ideas. Entonces aprendemos menos de lo que podríamos y tendremos conocimientos más elementales y sólo podremos resolver sobre las cosas más sencillas o sobre la superficie de los problemas.

No obstante, conviene olvidar rápidamente los recuerdos que son demasiado dramáticos para digerirlos, para que se enquisten y yazcan encapsulados en la memoria sin que desparramen su excesivo contenido emocional. Son venenos que corroen el modelo de conocimiento que hay que neutralizar con el olvido igual que enterramos los residuos radioactivos.

También hay experiencias que pueden hacer daño y sin embargo las memorizamos aunque generen preocupaciones que ponen a prueba nuestro equilibrio emocional. En la realidad de la vida tanto los recuerdos “buenos” como los “malos” proporcionan la información necesaria para contrastar las ideas.