Master en demagogia y agitación social

Hace unos meses comentábamos que, dadas las circunstancias, muchos estudiantes universitarios se matricularían, si pudieran, en un master en corrupción política, aunque señalábamos que había mucha competencia. La corrupción tiene la dificultad de que para hacer “beneficios” hay que manejar presupuestos, y para manejar presupuestos hay que tener poder.

Pero hay otro eslabón perverso de la cadena de la degradación social que se está poniendo de moda y que ofrece oportunidades de notoriedad, poder y últimamente riqueza que es de lo que se trata. Me estoy refiriendo a la demagogia y la agitación social, actividades que están en alza para conseguir apoyo electoral.

El maestro en demagogia y agitación social se especializa en adular al pueblo y llegar a los sentimientos de los ciudadanos para rebelarse en la calle contra el orden civil. Se arroga el derecho de interpretar los intereses de las masas y se expresan tratando de confiscar la representación del pueblo, aun cuando el pueblo haya elegido mayoritariamente una opción diferente a la que predican.

Basta que el agitador salga en televisión diciendo que su lucha es de “sangre y fuego”, que van a “incendiar las calles”, que se declare admirador del régimen cubano y que se desaten actos tumultuosos, para que sea invitado al Parlamento y sea aplaudido por los representantes de los denominados “partidos de izquierdas” más en lucha por recuperar sus privilegios perdidos que por defender ideas. Puede ser el comienzo de una larga y productiva carrera política.