El mito de las listas abiertas

listas abiertasCada vez que alguien cuestiona el sistema electoral se abre paso el mito de las listas abiertas. Hacen creer a la gente que las listas abiertas son la solución para la regeneración democrática, pero nadie apunta que las listas abiertas ya fracasaron en la 2ª República y que las listas abiertas no dejan de ser unas listas «cocinadas» por la cúpula de cada partido. Aunque los ciudadanos puedan cambiar el orden de los candidatos en las listas, los integrantes de las listas siguen representando a los partidos políticos y cada ciudadano sigue sin tener un representante concreto.

Si para lo que se pretende que sirvan las listas abiertas es para tachar a un nombre que no nos gusta, que es quizás la parte morbosa que puede hacer algo atractiva la idea, sería preferible el voto en contra a la totalidad de la lista, lo que se ajusta más a la realidad de que el ciudadano suele votar al partido que considera menos malo. Pero no nos engañemos, las listas abiertas o no abiertas, por el mero hecho de ser listas con muchos nombres, suponen elegir partidos en lugar de elegir representantes. Impiden que cada ciudadano tenga un representante concreto y pueda a través de él participar, si lo desea, a lo largo de la legislatura.

El único sistema que garantiza la representación, la participación y la estabilidad del Gobierno es el mayoritario con circunscripciones uninominales. Es el sistema que funciona en las democracias occidentales: Reino Unido, Francia, Alemania, EEUU, Canadá, Japón, Nueva Zelanda,…etc, y es el que operaba en Italia (al 75%) hasta la reforma de 2005 y a la vista están los resultados. No se entiende porque no hay un consenso para adoptar este sistema pues además beneficia a los dos grandes partidos y a los dos núcleos regionales más importantes. Hablemos de un sistema que sea eficaz y dejemos de lado el mito de las listas abiertas que predica que todo siga igual.

Las subvenciones al cine son residuos del pasado

subvenciones al cineCon un criterio objetivo, desprovisto de ideología y de preferencias personales, no se puede entender porque hay que destinar subvenciones al cine. Es evidente que se trata de residuos del pasado, de la época de la economía dirigida, para impulsar el desarrollo de una industria cinematográfica. Ahora la industria ya está desarrollada y cosecha éxitos internacionales. Los actores y comparsas van de certamén en certamén luciendo sobre las alfombras smokings y trajes largos de Guzzi, Armani…etc. en un show permanente de lujo y «glamour».

Parece ser que este año el cine recibe en nuestro país unos sesenta millones de euros de subvención. Este dinero, según declaraciones de expertos, se destina en buena parte a subvencionar producciones que en muchos casos no pasan de ser proyectadas en una sala una o dos veces, lo suficiente para cumplir con las bases estipuladas. También parece que se destina a pagar galas de alfombra roja a la élite de la industria del cine, que en el pasado más reciente correspondía haciendo propaganda a sus protectores.

Ahora siguen recibiendo subvenciones, aunque menos, pero continúan por inercia haciendo propaganda política, ahora a contrapelo, con lo que ponen en bandeja la decisión de eliminar subvenciones y dejar que sea el mercado quien apoye la industria cinematográfica según la calidad de sus producciones. De todo esto, lo que menos entiendo es que se utilice el nombre de Goya, que era un pintor que nada tiene que ver con el cine, para galardonar a los actores y directores que destacan.

O buscas la solución o eres parte del problema

problemaO buscas la solución o eres parte del problema es una reflexión que cualquier persona que tenga responsabilidades debe siempre platearse. Es oportuno, especialmente en estos tiempos, para los responsables de las instituciones del Estado, partidos políticos, clase política, medios de comunicación, sindicatos, patronales, empresas y ciudadanos. Porque todas las noticias, comentarios y debates se ocupan casi exclusivamente en incidir sobre los detalles de los problemas, y en las continuas acusaciones de unos a otros, pero nadie plantea seriamente las soluciones que hay que aplicar. Y sin embargo los problemas básicos están suficientemente identificados para proceder a buscar soluciones.

Si los ciudadanos no tienen representante político ni cauces de participación, porque la soberanía reside en los partidos políticos,  habrá que devolver la soberanía a los ciudadanos. La sociedad debería estar debatiendo sobre un nuevo sistema electoral y no lo hace, y lo poco que se comenta se centra en el tópico de las listas abiertas. Casi nadie plantea adoptar el sistema de circunscripciones uninominales que es el que hay en las democracias occidentales relevantes. Si el poder judicial está controlado por los partidos y hay dos instancias supremas, habrá que discutir soluciones para su independencia y unidad. Si las leyes son tan permisivas que los delincuentes salen a la calle al día siguiente o los políticos y empresarios corruptos no van a la cárcel ni devuelven el dinero, habrá que discutir como endurecer las leyes. Si el Estado gasta más de lo que ingresa habrá que debatir la simplificación de sus estructuras. Si el Senado no sirve para nada habrá que plantearse suprimirlo. Y ….etc, etc, etc.

En lugar de discutir sobre las soluciones a aplicar, los políticos están peleándose unos con otros. Los unos para seguir gobernando sin abordar los cambios esenciales que habría que hacer,  los otros para la quimera de derribar un gobierno que tiene mayoría absoluta. Si discutieran sobre las soluciones con seriedad, sin demagogia, dejando aparte las rencillas y los intereses bastardos, probablemente tendrían unos y otros bastantes puntos de encuentro. Los medios de comunicación tendrían que ser más constructivos y dejar de dedicarse solo a «echar leña al fuego». O buscas la solución o eres parte del problema.

Los viajes interestelares parecen imposibles

viajes interestelaresHace 51 años del primer viaje orbital alrededor de la Tierra y 23 años del viaje a la Luna, pero los viajes interestelares parecen imposibles, porque las distancias son inmensas y los humanos tenemos una vida demasiado corta. En las dos últimas generaciones todo se ha acelerado y estamos cerca de conocer la programación de la vida humana, de clonar seres humanos y de artificializar funciones fisiológicas con nanorobots, pero no tenemos ni idea de que estamos haciendo en el Universo ni cual será nuestro futuro cuando las condiciones ambientales en la Tierra hagan imposible la vida humana.

Suponiendo que la tecnología estuviera lista para los viajes interestelares, los viajeros de llegada serían los descendientes de múltiples generaciones, y necesitarían que las condiciones en el punto de destino fueran apropiadas para la vida humana. Parece imposible y no soluciona nada, porque si las condiciones son favorables, la vida podría surgir allí sin que tenga que proceder de la Tierra. Es decir que los viajes interestelares parecen imposibles y además carecen de utilidad.

Puede elucubrarse que en algún tiempo futuro pudiera independizarse la mente humana del sustrato que la alberga y que viajara solo información y lo hiciera a la velocidad de la luz. La mente y/o conciencia incluiría la experiencia vivida, ideas, criterios, conceptos, valores, emociones, sentimientos, ….etc., un contenido que es pura información y teóricamente podría viajar a la velocidad de la luz. El sustrato de cuerpo humano no sería necesario en el punto de llegada porque, o bien se podría reconstruir a partir del código genético, que es también pura información, o bien la mente podría albergarse en otro sustrato más afín con las condiciones locales.

Con esta visión, hoy por hoy onírica, podría especularse si los viajes interestelares consistirían en externalizar la mente y conciencia de los viajeros para darles a su llegada otro cuerpo de su mismo código genético para continuar con su vida como cuando partieron de la Tierra. No se puede elucubrar mucho más y si de todas formas los viajes interestelares fueran imposibles, habrá que empezar a entender para qué sirve la vida humana y que hacemos aquí en la Tierra.

Sistema electoral con circunscripciones unipersonales

tanto montaEn un sistema electoral con circunscripciones unipersonales el mapa electoral está segmentado en tantas circunscripciones como diputados a elegir. En cada circunscripción, cada partido político presenta su candidato y el elector vota a uno de ellos, bien sea porque es la persona en quien más confía o porque confía en el partido que le presenta. El candidato que resulta elegido diputado es el representante político de todos los electores de la circunscripción. Este sistema electoral tiene las siguientes ventajas:

REPRESENTACIÓN. Cada elector tiene un representante político y conoce su nombre y apellidos, su dirección postal, su número de teléfono, su e-mail, su whats app, ….etc, y puede dirigirse a él cada vez que lo desee.

PARTICIPACIÓN. Cada ciudadano puede participar día a día en el desarrollo legislativo a través de su representante con sus opiniones y propuestas y el diputado tendrá que defender las posiciones que estime que son mayoritarias en su circunscripción.

MAYORÍA. Este sistema suele producir amplias mayorías, con lo que hay una estabilidad en la legislatura y no se precisan acuerdos onerosos con pequeños partidos que obtienen beneficios derivados de un poder que no han conseguido en las urnas.

REGIONALISMO. Los sensibilidades regionales pueden aflorar en las urnas tanto como los ciudadanos deseen, dado que las circunscripciones siguen un orden geográfico.

MINORÍAS. Los intereses minoritarios de los ciudadanos están mejor representados a través de la participación día a día con cada representante político que delegando en un partido político cada cuatro años.

Este sistema electoral reduce considerablemente el poder absoluto actual de los partidos políticos y da más poder a los ciudadanos. No es una casualidad que sea el sistema que utilizan en las democracias auténticas como las de Reino Unido, Francia, Alemania, EEUU, Canadá, Nueva Zelanda ….etc. Este sistema es la piedra angular sobre la que debe edificarse la regeneración democrática.

La realidad digital

realidad digitalHasta hace poco más de un siglo los seres humanos sólo podían conservar la historia en los recuerdos, en las representaciones de los artistas o en los relatos de los historiadores. Ahora podemos obtener imágenes de todo, procesarlas, transmitirlas, manipularlas e incluso fabricarlas. Hoy las imágenes son digitales, es decir, conjuntos de pixels, y su calidad o resolución depende de la densidad o número de pixels que las integran. La realidad que entra por nuestros sentidos es también una realidad digital que se almacena en el cerebro “troceada en pixels” de la misma forma que los ordenadores procesan las imágenes.

Por otra parte, nuestra realidad física está también troceada en pequeñas partículas. El modelo estándar de la física cuántica supone toda la realidad del universo, incluidos nosotros mismos, como conjuntos de pequeñas partículas, algo así como “pixels cuánticos”, en medio de inmensas zonas aparentemente vacías. La física cuántica es difícil de entender, porque se edifica sobre puras formulaciones matemáticas, pero un tercio del PIB mundial se produce por la tecnología basada en ella.

Si vivimos en una realidad digital en la que todo lo que observamos, tocamos, procesamos y fabricamos es de naturaleza digital, el control de toda esta realidad digital tendría que estar bajo la tutela de un computador y la formulación matemática de la física cuántica invita a pensar en ello. Y si vivimos una realidad digital cabe pensar que solo seamos una “fabricación” que reproduce un mundo virtual, análogo al que nosotros mismos manipulamos con los computadores, pero con una tecnología infinitamente más avanzada.

La realidad virtual

realidad virtualLa realidad virtual ha progresado tanto, que a veces es difícil distinguir lo que solo está en el interior de un computador de lo que es la realidad que vivimos. Está de momento superpuesta al mundo real, pero puede llegar a introducirnos por completo en un mundo imaginario y hacernos “desaparecer” de la realidad.

Hoy en día ya existen aplicaciones de la realidad virtual  tan ricas en detalle que pueden «vivirse» como si fueran reales. Los simuladores de vuelo, por ejemplo, hacen vivir al piloto experiencias en las que se integra totalmente, hasta el punto de registrar constantes vitales similares.

Pero la realidad virtual programada sólo acaba de nacer y no podemos ni siquiera imaginar lo que será dentro de 50 o 100 años. Dentro de unas décadas la realidad virtual programada será tan perfecta que no se distinguirá de la verdadera realidad, si es que ésta existe. Quizás lo que estemos viviendo sea una realidad digital troceada en pixels igual que las imágenes de la televisión o de las fotografias