Vivir en el siglo XXI en occidente

siglo XXIVivir en el siglo XXI en occidente es un privilegio que compensa con creces los contratiempos de la vida diaria. No es fácil de entender que quejarse de todo y de todos se haya convertido en el deporte nacional, y que estar indignado y no ver el lado positivo de las cosas sea el estado mental que está de moda. Es cierto que hay muchos motivos de disconformidad en el transcurso de la vida diaria pero hay que ver las cosas con la perspectiva correcta.

Los que tienen el privilegio de vivir en un país occidental y protestan de todo por sistema tendrían que tener en cuenta que la población mundial crece en 1000 millones de personas cada trece años y que este crecimiento se produce en países pobres donde todavía hay gente que muere de hambre. Pensar que podrían haber nacido en alguno de los países que nos vienen a la mente y que no viene a cuento señalar. Y si esta comparación no es suficiente podrían simplemente pensar que podían haber nacido hace cien años, con las condiciones de vida que tuvieron nuestros abuelos. No se puede ignorar que vivir en el siglo XXI en occidente es un privilegio que debería hacernos ver siempre el lado positivo de las cosa a la hora de afrontar los problemas de la vida diaria.

El 11-M sigue sin estar claro

El 11 MAunque hace nueve años del 11-M muchos ciudadanos creen que sigue sin estar claro. Las bombas acabaron con la vida de 192 personas y dieron un vuelco electoral llevando al PSOE al poder, pero los eventos de aquel día ofrecen algunas dudas que todavía no se han disipado aunque haya una versión oficial y una «verdad» judicial.

El escenario de la tragedia se liquidó en dos días con la destrucción de los trenes, casi tan rápido como el fregado que hicieron a los marqueses de Urquijo después de ser asesinados. Los ejecutores materiales, supuestos extremistas islámicos, evitaron suicidarse con las bombas, como suelen hacerlo en el 99% de sus atentados, lo que hubiera sido mucho más sencillo, y sin embargo decidieron suicidarse todos juntos en fecha posterior. De los sujetos que fueron imputados una parte considerable resulta que eran confidentes de la policía y los que están en la cárcel son personas de escasa entidad que desconocen quien inspiró la actuación.

Estos hechos y algunos otros no están convincentemente explicados en la versión oficial. La cuestión de si ETA estuvo involucrada resulta irrelevante, pero la controversia que generó fue una cortina de humo que desvió la atención y descentró la oportunidad de enfocar el asunto de forma más ortodoxa y desapasionada para que la verdad se abriera camino por sí sola. Desde el principio se empeñaron en establecer rápidamente la versión oficial, no se sabe si para ocultar algunos aspectos de la verdad o por puro paternalismo piadoso. Esperemos que algún día comiencen a aclararse las cosas.

No a la proporcionalidad entre votos y escaños

proporcionalidadLa proporcionalidad entre votos y escaños favorece a los partidos políticos minoritarios con implantación a escala nacional. Por eso Izquierda Unida defiende la implantación del llamado cociente Hare, aduciendo que todos los votos han de tener el mismo valor. Esta propuesta la reivindicaba también el movimiento 15-M y la propone Unión del Progreso y Democracia porque está claro que les favorece. Los defensores de la proporcionalidad entre votos y escaños parten del supuesto viciado de que son los partidos políticos y no los ciudadanos quienes han de estar representados en el Parlamento. Entienden que los ciudadanos tienen que limitarse a votar a los partidos políticos cada cuatro años para delegarles la soberanía popular para que impere la partidocracia.

Muy al contrario, la soberanía popular en una verdadera democracia reside en los ciudadanos y no puede delegarse, y son los ciudadanos y no los partidos quienes tienen que estar adecuadamente representados. Y si no hay una representación cierta, genuina y verdadera, la democracia no es legítima aunque sea conforme con las leyes. Si de verdad queremos vivir en democracia, la ley electoral tiene que adoptar el sistema mayoritario de circunscripción uninominal, que es el que funciona en EEUU, Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda,….etc, porque es el único con el que cada ciudadano tiene su representante y puede a través de él participar en la vida política si lo desea.

Además, el sistema de circunscripciones uninominales  conduce a mayorías sólidas sin que por ello dejen de estar representadas las minorías ciudadanas. Éstas últimas están mejor representadas caso a caso a través del diputado de cada circunscripción que por una minoría parlamentaria dispuesta a “vender” sus votos cuando puedan ser decisorios. En Italia tenemos la prueba del fraccionamiento entre partidos, la ausencia de representación política del ciudadano, y las dificultades de gobernabilidad a causa del abandono del sistema mayoritario (al 75%) y la adopción del sistema proporcional que propició el Sr. Berlusconi en 2005.

Si además de tener circunscripciones uninominales eligiéramos en directo al jefe del poder ejecutivo y se legislara la independencia del poder judicial, estaríamos en el camino del verdadero progreso porque todo lo demás vendría por añadidura.