Hay que ajustar los gastos

Ajustar los gastosNo cabe duda de que hay que ajustar los gastos. Vaya por delante que me parece fuera de lugar que cualquier ciudadano, grupo social, sindicato, partido político, institución de cualquier clase, …etc. opine de economía casi siempre de forma negativa con vehemencia y mucho menos que se consideren con credenciales suficientes como para imponer sus ideas. Además es aburrido, pues en todas las tertulias, radios, televisiones, bares, sedes sociales,…etc., están continuamente sobre el tema. Y no digamos las manifestaciones que hay que aguantar casi a diario.

Por un lado, no se puede perder de vista que hay un Gobierno elegido democráticamente, que tiene además la mayoría absoluta, quien se supone tiene que ocuparse de estas cosas y que está en la mejor posición y tiene la mejor información para saber lo que hay que hacer. Pero por otro lado, la ciudadanía se siente atrapada por cuatro años de legislatura sin poder hacer otra cosa que esperar a la siguiente convocatoria electoral. Se echa en falta que como resultado de las elecciones cada ciudadano tenga un representante político a quien poder dirigirse cuando lo considere oportuno. Si así fuera, todo este debate inútil actual se canalizaría a través de los representantes, quienes tendrían que apoyar en el Parlamento lo que opinan los representados en lugar de obedecer a su partido. Nos hemos referido a esto en numerosas ocasiones.

Dicho esto, y aun sabiendo que solo cabe confiar en que quienes tienen el poder acierten en las decisiones presupuestarias, no está de más señalar que cuando en una empresa hay que hacer ajustes para salir de los números rojos, es práctica general no confiar nunca en que la solución venga de planificar un aumento de ingresos. En un plan empresarial para salir de una crisis lo que hay que ajustar son los gastos, que es el único enfoque que aceptan los inversores. Si además crecen los ingresos, mejor que mejor, pero sin confiar en que ocurra. Supongo que esta doctrina será también aplicable al Estado, pero no se ve con claridad que se esté aplicando.

La conciencia es un misterio

ALEGORIA_optLa conciencia es un misterio. La Ciencia considera que es producto de la información y de las conexiones neuronales del cerebro y que por lo tanto se extingue cuando el cerebro deja de existir. Pero algunos científicos opinan que la conciencia sobrevive al cerebro. El cardiólogo holandés Van Lommel así lo cree tras 30 años de operar a pacientes en los ha contrastado numerosos casos de experiencias cercanas a la muerte. También Eben Alexander, experimentado neurocirujano norteamericano que relata en el libro “Proof of Heaven” su experiencia personal tras varios días en coma a causa de una meningitis bacteriana de la que inesperadamente se repuso.

Otro autor que trata este tema es el médico y psicólogo Raymond Moody en su libro “Life after life“, en el que relata experiencias vividas por sus pacientes. La “John Templeton Fundation” ha dotado 5 millones de dólares para un proyecto para estudio de la inmortalidad (Inmortality project), que será dirigido por John Martin Fischer, profesor de filosofía en la Universidad de California. No está claro si el cerebro incorpora información de los genes, de lo que parece haber indicios según los hallazgos de conocimiento innato del proyecto Blue Brain. Arrojar luz en esta materia es fundamental para saber si la actividad de un cerebro es reproducible en un ordenador y el Mind Uploading es viable y puede considerarse como una posibilidad de futuro.

Ampliar el conocimiento de la frontera entre la vida y la muerte es crucial para entender como puede ser el futuro de la vida inteligente más allá de la aventura humana y como puede que sea la realidad existencial en los amplios confines del universo. La ciencia en general tiene un discurso favorable a que la conciencia es un misterio pero sólo es una creación del cerebro. Es una visión materialista que presupone que la muerte es el fin de toda forma de conciencia. Sin embargo la cuestión no está clara ni se ha formulado con la amplitud necesaria.

La realidad desconocida

realidad desconocidaNo podemos descartar que los ovnis, apariciones, saltos en el tiempo y otras manifestaciones extraordinarias que la ciencia descarta, sean parte de una realidad desconocida por el momento indetectable. Lo que vemos es una pequeña parte de la radiación electromagnética comprendida entre 400 y 750 nanómetros (1 nanómetro = 0,000000001 metros). Con la vista llegamos a distinguir directamente la espiral de Andrómeda, que es una galaxia muy cercana, pero lo que vemos es algo que existió hace 2.250.000 años. De lo que hay en el centro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea , nos llega una radiación que fue emitida hace 27.700 años.

Los radiotelescopios y demás instrumentos tan solo nos muestran un 4% del universo, ya que el 23% es materia oscura y el 73% energía oscura , de los que tenemos indicación de su existencia por los efectos gravitacionales que producen. La materia oscura incluye los agujeros negros , concentraciones de masa de las que la velocidad de escape es superior a la de la luz. Incluye también materia intergaláctica no luminosa, WIMP´s (weakly interacting massive particles), que son partículas elementales que interactúan muy débilmente de las que solo el neutrino ha sido identificado, axiones, de existencia no demostrada,….etc. La energía oscura es mucho más enigmática y se supone que está más o menos uniformemente repartida, como una especie de “éter” aristotélico responsable del incremento de la aceleración del Universo.

El mundo infinitesimal de las partículas y fuerzas elementales está bastante más estudiado y al menos la física cuántica, con todas sus lagunas, proporciona un conocimiento que ha demostrado ser cierto y ha servido de base para el desarrollo de la tecnología electrónica. No obstante hay todavía en lo infinitesimal un mundo desconocido, por el momento indetectable, que está alimentado de hipótesis como los universos paralelos o por el recientemente detectado Bosson de Higgs, u otras, que abren el camino de la coexistencia en espacio y tiempo con otras realidades que ni percibimos ni imaginamos. No podemos descartar que haya una realidad desconocida de las que los ovnis, las apariciones, los saltos en el tiempo o las manifestaciones en las que la conciencia sobrevive al cerebro, sean puntos de enlace por el momento indetectables que puedan llegar a hacernos entender como puede ser el futuro de la vida inteligente más allá de la aventura humana y como puede que sea la realidad existencial en los amplios confines del universo.

La ley electoral

La ley electoralla ley electoral es la piedra angular de la democracia y debe de servir para determinar quién es el representante político de cada ciudadano. El sistema electoral que han adoptado los países democráticos más desarrollados se basa en la circunscripción uninominal, es decir en la división del territorio en tantas circunscripciones electorales como representantes a elegir. Es la fórmula que se aplica en Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Japón y Alemania.

Con este sistema cada elector tiene su representante, que es quien ha sido elegido democráticamente en su circunscripción electoral para representar los intereses e inquietudes de la mayoría de sus electores por encima de los compromisos de su partido. Los ciudadanos pueden trasmitir sus inquietudes o proponer iniciativas concretas a sus representantes cada día de la legislatura. Sin embargo en España esto no es posible ya que el ciudadano español no elige a su representante político sino que vota la lista de un partido cuyos miembros solo representan a quien la hizo.

Votar a los partidos es en la práctica votar marcas, ya sea “derechas”, “izquierdas” o «independencia». La marca ganadora gobierna durante cuatro años sabiendo que los ciudadanos no tienen ninguna posibilidad de intervenir aparte de eventuales algaradas callejeras. Los partidos políticos mientras tanto disfrutan de dinero público para ser cada vez más poderosos y desarrollar sociedades y fundaciones para colocar a sus fieles. Es lamentable que en la transición política nos hayan endosado un sistema electoral radicalmente diferente al de las democracias más establecidas y mejor desarrolladas y hayan decretado que el ciudadano solo pueda en realidad elegir cada cuatro años entre “derechas”, “izquierdas” o «independencia».

La clase política, si verdaderamente defiende el interés común, debería replantearse el sistema electoral y ponerlo en línea con los países líderes en progreso, desarrollo y justicia social.

Autonomía e independencia

autonomia e independenciaLo que no pueda resolver uno mismo nadie lo va a solucionar salvo casos muy concretos. Aparte de la tutela de los padres y de los lazos familiares más próximos estamos bastante solos en la sociedad y nadie va a echarnos una mano gratuitamente. En realidad todas las ayudas generan dependencias e incluso frustraciones, por lo que pedir ayuda es un último recurso.

En las relaciones personales no suele haber por lo general intereses ni compromisos, sino que simplemente se comparten momentos y ocupaciones. Si alguien hace un favor, lo normal es que sea correspondido con otro favor cuando se presenta la ocasión.

Sin embargo el favor genera dependencia si hay necesidad de pedir a alguien que resuelva algo sin estar seguro de poder corresponder. Cuando se contrata como un servicio, la contraprestación se compensa con dinero, pero cuando se trata de un favor queda siempre una deuda pendiente por mucho que no sea la intención de quien echa una mano.

La forma de convivencia más normal y menos comprometida requiere tener la autonomía e independencia necesarias para resolver los problemas por nuestra cuenta sin endosárselos a los demás sin nada a cambio y sin pedir favores que sean molestos de satisfacer.

La Marca España

La marca EspañaEn nuestro país siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Ahora que pasamos por circunstancias adversas de paro, déficit, deuda, falta de crecimiento, destrucción de puestos de trabajo, corrupción, y como consecuencia de todo ello de falta de credibilidad, se nos ocurre sacar pecho con la promoción de la Marca España. No es que esté mal promocionar la imagen del país pero había que haberlo hecho en circunstancias favorables y no empezar ahora a contrapelo.

Las muchas empresas españolas que han adquirido prestigio internacional no necesitan a la Marca España para seguir teniendo éxito, entre otras cosas porque se han diversificado y solo tienen en el país un cierto porcentaje de su riesgo. Es para ellas más bien un lastre. Y para las empresas que plantean su expansión internacional o que buscan inversión extranjera, no parece que el intangible de una simple promoción de marketing pueda cambiar el proyecto económico ni la credibilidad de sus cuentas.

Por otra parte, el concepto de España es por desgracia «discutido y discutible» (en expresión no lejana del anterior Presidente del Gobierno) y políticos nacionalistas con importante representación lo discuten y desafían abiertamente. No hay ni siquiera unidad de mercado en el país y en el exterior operan delegaciones comerciales de varias Autonomías que parecen contradecir la idea de la Marca España. Solo la Selección Nacional de Fútbol ha conseguido que la idea de España sea indiscutible para la mayoría de los ciudadanos, y eso porque su promoción se hace desde los éxitos y no desde las horas bajas que tantos años sufrió.

Quizás la mejor promoción que podría hacerse de la Marca España, aparte de arreglar los problemas de fondo, sea apoyarse en la buena racha de la Selección de Fútbol y dar por fin una letra al Himno Nacional que todos puedan cantar con pasión y devoción como si fuera nuestra Marsellesa.  Dejo aquí el enlace a la propuesta de Himno Nacional que ya hice el pasado 1 de julio.

Nueva aristocracia de los políticos

aristocracia de los politicosVivimos como vasallos de la nueva aristocracia de los políticos. Los líderes políticos tienen en teoría la vocación de servir a los demás, pero luchan por tener poder y por aumentarlo lo más posible y en realidad muchos de ellos sirven ante todo sus propios intereses. Les votamos por su comunicación mediática y sus principales argumentos son la imagen y la palabra. Dicen lo que la gente a la que se dirigen quiere escuchar, sabiendo que las promesas se diluyen y la memoria histórica es efímera y manipulable.

Las elecciones sirven para otorgar poder a personas que buscan el poder. Nadie presta dinero por sintonía emocional pero sin embargo designamos a los que organizan nuestra vida y manejan nuestro dinero por adhesión a su imagen. Los líderes políticos son elegidos democráticamente lo que no garantiza que vayan a tener un comportamiento democrático, pues la realidad está plagada de abusos de poder y de enriquecimientos ilícitos.

En épocas antiguas el dinero y el poder caminaban juntos y los señores feudales cobraban impuestos y manejaban las finanzas a su antojo y conveniencia. Servían al pueblo lo estrictamente necesario para que no se sublevara o para no gastar demasiado en reprimir el descontento social. La sociedad occidental fue evolucionando entre guerra y guerra, aumentando la presión del pueblo sobre la clase dirigente y se fueron creando instituciones que asumían el poder y el dinero de los señores feudales.

Entonces surgió la democracia como forma de gobierno, rescatada de épocas antiguas olvidadas. Después, la revolución industrial propició concentraciones proletarias de cuyo poder de coacción surgieron impulsos revolucionarios de reivindicación social. Las ideas de reparto de la riqueza, de justicia social, de que la soberanía reside en el pueblo, o de asumir el Estado en mayor o menor medida los medios de producción, han impulsado importantes transformaciones sociales.

Ahora, la convivencia democrática requiere que los que mandan sean elegidos por los ciudadanos. Pero el poder sigue siendo ejercido por personas concretas que tienen impulsos y motivaciones en esencia similares a las de los señores feudales de antaño, aunque hoy haya leyes e instituciones que velan por la paz, la libertad y la justicia. Los que mandan siguen siendo humanos y ya no son señores de horca y cuchillo, al menos en el mundo occidental, y no cometen los excesos de épocas pasadas, pero es porque no pueden y no porque la naturaleza humana haya mejorado.

Sigue habiendo sangre azul, pero ya no corre por las venas, sino que se conquista en la lucha por el poder, aunque se dan también muchos casos de transmisión del poder de padres a hijos. Es la aristocracia de los partidos políticos la que decide quien es el «heredero» tras un proceso de confrontación entre facciones y grupos de presión al estilo de las antiguas intrigas palaciegas. El “heredero” adquiere compromisos para repartir la tarta del poder, o eso es al menos lo que esperan quienes han contribuido a encumbrarle. Y de hecho la mano del poder reparte prebendas a sus fieles. Y si las cuentas del Estado se desbordan y no son suficientes para pagar los excesos del poder político, se recauda mas dinero del pueblo tal y como ocurría en épocas medievales. Es la nueva aristocracia de los políticos.