Continuamente observados

observadosPor el mero hecho de vivir propagamos datos sobre nosotros y sobre nuestra conducta que están siendo continuamente observados. Pero no podemos mostrar siempre una cara amable porque la actividad de la vida diaria nos hace adoptar posturas que pueden no serlo. Si vivimos de espaldas a la gente sin importarnos lo que piensan los demás podemos parecer egoístas y sólo por esto tener enemigos. Pero, también, si vivimos demasiado pendientes de lo que piensan los demás nos complicamos demasiado la vida.

Además las valoraciones que hacen de nosotros, igual que las que nosotros hacemos de los demás, pueden ser emocionales y no tener una clara explicación. Pueden influir cuestiones tales como si somos altos, bajos, guapos, feos, o si tenemos una expresión tensa o relajada, si somos amables o antipáticos, o por lo que decimos, aunque sean cosas intrascendentes. La gente hace una valoración de conjunto y concluye si les inspiras interés, aversión o indiferencia.

Opiniones y consejos

opiniones y consejosRespetar las opiniones de las personas con las que nos relacionamos es una norma de convivencia que siempre se agradece. No cuesta nada dejar pasar las opiniones de los demás sin sentirnos obligados a confrontarlas y en todo caso las discrepancias son siempre legítimas y pueden ser educadamente presentadas.

Otra forma de ser respetuoso es no dar consejos si no te los piden y si realmente no te interesa darlos. Hay que tener presente que nadie escarmienta en cabeza ajena y que dar consejos puede crear enemistades.

Somos lo que parecemos

Somos lo que parecemosCasi todos somos en esencia más o menos iguales y servimos para casi todo, aunque desde que nacemos nos vamos especializando y diferenciando. Pero para la sociedad somos lo que parecemos, o mejor dicho lo que la gente cree que somos.

La vida diaria es en realidad como un teatro en el que estamos interpretando aunque no seamos conscientes de ello. Si sabemos lo que queremos, tenemos claro el papel que queremos interpretar y podemos motivar mejor todo lo que decimos y hacemos, pero si no estamos seguros de lo que queremos tendremos que pasar más desapercibidos.

Somos actores que representan unos guiones escritos sobre la marcha improvisando y lo más importante de la representación es comunicar alegría, optimismo, simpatía y humanidad, para transmitir una idea positiva de quienes somos.

Opiniones radicales

Opiniones radicalesSi comunicamos opiniones radicales estamos proyectando a la vez una imagen radical de nosotros mismos. Es cuestión a valorar en cada ambiente hasta que punto nos interesa y podemos permitirnos expresar opiniones radicales, porque muchas veces es preferible comprometer ideas sólo con opiniones que estén ya muy extendidas.

Por lo general no ganamos nada con que otras personas conozcan lo que pensamos de algo o de alguien, sobre todo si no estamos seguros de que va a ser una opinión compartida en los ambientes con los que más nos identificamos.

No aporta utilidad dar opiniones comprometidas sobre personas o sobre cuestiones concretas si no es para conseguir algo y en todo caso sin tener alguna seguridad de que tienen fundamento. Siempre hay que tener en cuenta que las opiniones radicales pueden ser difundidas y distorsionadas con matices añadidos.

Las opiniones comprometen

Las opinionesMuchas veces somos demasiado ligeros aventurando opiniones sobre personas o sobre determinadas cuestiones sin advertir que las opiniones comprometen porque dan demasiadas referencias de quienes somos, de cómo pensamos y de que se puede esperar de nosotros.

Las ideas que nos formamos de las personas, y la información que transmitimos de ellas con palabras, gestos y actitudes, son pistas gratuitas que damos sobre nosotros mismos. Son pistas que nos califican o descalifican por mucho tiempo y pueden ser un lastre cuando necesitamos proyectar buena imagen. Nos pueden hacer perder oportunidades que están al alcance.

Opinar sobre las personas es una tendencia natural en las relaciones humanas, pero no es conveniente hacerlo sin necesidad porque las opiniones comprometen. Un buen ejemplo es lo que contestó Churchill cuando le preguntaron qué opinaba de los franceses: «No puedo opinar porque no los conozco a todos».

Percepción emocional

Percepción emocionalEn una primera impresión, por percepción emocional, nos puede caer simpática una persona sólo por su aspecto, sin haberla visto de cerca ni haber hablado con ella, pero también puede transmitirnos sin motivo malas vibraciones. Las primeras impresiones surgen de las emociones y sentimientos más que de la razón. Son valoraciones espontáneas que aunque no tienen fundamento predisponen a favor o en contra y además duran mucho tiempo y cuesta mucho cambiarlas, sean o no sean acertadas.

Además, la percepción puramente emocional que podamos tener de una persona o de una situación  determinada, no la guardamos sólo para nosotros sino que a veces la transmitimos, casi siempre sin necesidad, incluso añadiendo opiniones. Por esto conviene poner en cuarentena la primera impresión, aunque no la desechemos totalmente, y dejar pasar cierto tiempo para poder ya tener motivos más concretos para confiar o desconfiar de ella. Hay que fijarse mas en los actos que en las palabras y valorar a las personas según como se comportan. La conducta de una persona proporciona pistas bastante claras de su forma de ser, pero sólo cuando está haciendo uso de algún poder por pequeño que sea. «Por los hechos los conoceréis».

Con el paso del tiempo

El paso del tiempoCon el paso del tiempo descubres muchas cosas que ignorabas pero que sin embargo podrías haber intuido o deducido. Son enseñanzas difíciles de transmitir que normalmente se aprenden cometiendo errores, porque como dice el dicho popular “no se escarmienta en cabeza ajena”.

Equivocarse es casi un mandato divino porque estamos abocados a tener que decidir sobre nuestros actos, sin tener tiempo suficiente para pensar, mediante reacciones prefabricadas del Subconsciente. Nuestras reacciones están en parte programadas en nuestros genes, en parte son pautas extraídas de nuestras experiencias y en parte son reacciones inducidas subliminalmente por el ambiente y por terceros.

El razonamiento y el pensamiento consciente son posteriores a la acción y sirven para digerir las experiencias y proporcionar al Subconsciente información para poner a punto los reflejos. También para discriminar sobre las influencias externas y sus consecuencias. Pero el razonamiento consciente está siempre cercado por la duda mientras que las reacciones emocionales se manifiestan espontáneamente.

Al final, con el paso de los años, te das cuenta de que la vida es un ejercicio continuo de aprendizaje para comprender la realidad y asimilar las pautas, provisiones y cautelas que guían tus impulsos emocionales.

Conductas

ConductasLas personas solo muestran su verdadera forma de ser cuando ejercen algún poder porque es cuando su conducta realmente les compromete. Y conocer las conductas humanas ayuda a observar las actitudes y los comportamientos de las personas con las que nos relacionamos.

En un mundo que está conducido por las emociones y las pasiones, nuestra suerte depende demasiado de las relaciones humanas y de la influencia que podamos tener en ellas. Para progresar necesitamos entender como son las personas que nos rodean y como somos nosotros mismos.

El libro Conductas ayuda a formarse una idea de cómo se manifiestan los tres poderes de una persona y como determinan su actitud ante la vida y marcan sus posibilidades de progreso. Dedica especial atención a las conductas de las personas como los signos externos por los que podemos identificarlas.

Pero sobre todo muestra cual es el camino del progreso que todos tenemos a nuestro alcance aunque muy pocos sepan cómo avanzar por él sin quedarse estancados. Entender cuáles son los “motores” que impulsan el desarrollo y la madurez de las personas nos puede permitir vivir la vida con plenitud y llegar tan lejos como nos propongamos y nos permitan las limitaciones del ambiente.