Políticos incompetentes

politicos incompetentesA los españoles nos cuesta de por vida la luz el doble que a los franceses. Es una de las nefastas consecuencias de que políticos incompetentes lleguen a tener poder por no tener un sistema electoral como el de las principales democracias occidentales. La falta de representación y participación política hace que los ciudadanos no podamos cuestionar decisiones que afectan muy negativamente a nuestra economía doméstica y que sarcásticamente nos presentan como conquistas ideológicas.

Un caso paradigmático es la política energética, que ya se torció en la época del presidente González con el abandono de la energía eléctrica de origen nuclear, energía que es la más barata con diferencia, con la excepción de la energía hidráulica. Los socialistas vinieron a considerar que la energía nuclear es de derechas, sin advertir que Francia, nuestro país vecino, produce el 85% de su electricidad con energía nuclear sin complejos ideológicos. Tampoco repararon en que el hipotético problema de seguridad ya está creado con las más de 50 centrales nucleares francesas próximas. Además de condenar a los ciudadanos españoles a tener energía más cara de forma recurrente, les condenó también a pagar, a través de los recibos de la luz, la denominada moratoria nuclear cuyo nombre es por cierto equívoco ya que, según la Academia de la Lengua, una moratoria es el plazo que se otorga para pagar una deuda vencida, deuda que no contrajeron los ciudadanos y que más que deuda es una inversión que fue a fondo perdido por decisión política.

Años después en la época del presidente Aznar se abrió el melón del déficit de tarifa, en aquella ocasión para evitar el impacto de la cantidad de dicho déficit en el índice de precios de consumo, y ya se sabe lo que pasa cuando se abre un melón. Los años de gobierno del presidente Zapatero fueron especialmente nefastos para el recibo de la luz que subió en torno a un 64% a causa de nuevos supuestos impulsos ideológicos. Decidieron impulsar a tope las energías renovables con subvenciones millonarias a una industria fotovoltaica inmadura que producía paneles diez veces más caros que los precios actuales y algo parecido sucedió con la energía eólica. El llamado déficit de tarifa llegó a los niveles actuales y de una u otra forma lo tendremos que pagar los ciudadanos.

El resultado es que a los españoles nos cuesta de por vida la luz el doble que a los franceses, que tiene narices que sea por supuestos motivos ideológicos. El sistema electoral que tenemos, hecho a medida de los intereses de los partidos políticos, produce que conquisten poder políticos incompetentes que no entienden que hay que separar la ideología de la economía igual que hay que separar los tres poderes del Estado.

El orden natural es inconsciente

el orden natural es inconscienteEl orden natural es inconsciente y por lo que conocemos los seres humanos somos la excepción. Las estrellas se mueven de forma mecánica y su posición es en todo momento predecible, como si su trayectoria estuviera controlada por un ordenador. La materia y la energía obedecen a leyes universales ajustándose a un orden programado y el medio ambiente evoluciona de forma inconsciente.

Las bacterias no piensan y los animales están programados casi por completo o al menos eso parece. Y nosotros mismos, que según parece somos la excepción, nacemos ya muy programados por los genes que son meros programas que actúan sin pensar.

Aparte de nosotros, no conocemos nada ni a nadie con pensamiento consciente. No obstante creemos que alguien superior controla el orden universal pero, aunque éste sea el caso, sólo conectamos con él por vía inconsciente.

El efecto Mandela

MandelaEl efecto Mandela de olvidar y mirar hacia el futuro todos los políticos lo alaban pero no lo aplican. En mis trece visitas a Sudáfrica totalizando cerca de doscientos días vividos allí en los últimos años, he podido comprobar que las dos comunidades antes radicalmente enfrentadas ahora conviven en paz y armonía y las veces que me he atrevido a preguntar sobre está convivencia me han respondido por ambas partes: «we love each other». Después de veintisiete años en la cárcel, Mandela dijo que «todos somos hermanos» y que había que olvidar el pasado y trabajar juntos unos y otros por el progreso del país, lo que marcó un antes y un después.

Es una pena que el efecto Mandela no podamos aplicarlo en nuestro país tradicionalmente dividido en bandos irreconciliables: izquierdas y derechas, nacionalistas y no nacionalistas, ricos y pobres, ….etc. y es lamentable que se quiera sembrar odio y ahondar en las diferencias revisando el pasado e incluso deformándolo, como forma de hacer política o hacer oposición. Es un juego macabro en el que los ciudadanos pagamos con impuestos una superestructura política sobredimensionada sin poder hacer otra cosa que votar cada cuatro años una lista precocinada.

Si el sistema electoral estuviera basado en circunscripciones uninominales, como lo está en las democracias occidentales de referencia, y cada ciudadano tuviera un diputado que le representa y pudiera participar en el desarrollo legislativo tanto como desee, el juego macabro de remover odios se terminaría y surgirían políticos más centrados en los verdaderos intereses ciudadanos dispuestos a aplicar el efecto Mandela y buscar la cooperación, superar el enfrentamiento y mirar hacia el futuro.

Espíritu alegre

Espíritu alegreUn espíritu alegre es como un talismán, que siempre te ayudará a encontrar soluciones en las encrucijadas de la vida. Es como tener una llave maestra para atravesar las cancelas que cierran tus caminos.

El ánimo positivo de ver el lado bueno de las cosas es un bálsamo milagroso que lubrica toda tu ma­quinaria. Todo te resulta más fácil y tienes fuerzas para todo, hasta para acechar nuevas oportunidades. La tristeza es, en cambio, un freno que disipa la energía y hace más difícil la actividad. Los espíritus tristes son como sumideros que ordeñan nuestra alegría, parásitos que lastran nuestras conciencias.

Con un talante alegre comprenderás que en cada vivencia hay una enseñanza, y que los fracasos forman parte de tu vida y sirven para aprender, y que el dolor, la amargura, y la desgracia, son experiencias que agitan tu sensibilidad y que templan y afinan tu identidad. La alegría de ser, de sentir, de sufrir, de querer, de tener esperanza y deseos de alcanzar todo lo lejano, es como un aura protector, aliado de la suerte, que te inspira y te da seguridad. Es como un manantial que baña de pensamiento positivo a los que te rodean.

Pero no es algo que puedas proponerte conseguir, porque ni es un objetivo ni se puede programar. Es como respirar, un reflejo automático del subconscien­te que sólo adquieren los espíritus comprometidos en la cruzada del conocimiento.

Las dos grietas de la Constitución

ConstitucionEl sistema electoral y la separación de poderes son las dos grietas de la Constitución por donde se escapa la democracia. Con el sistema electoral actual el ciudadano no tiene un representante político al que dirigirse y por lo tanto no puede participar durante la legislatura y sin representación ni participación no hay una autentica democracia. La soberanía popular no reside en los ciudadanos sino en los partidos políticos, cuyos líderes son los que deciden las listas de quienes por su fidelidad merecen ser diputados. El ciudadano se tiene que limitar a echar una papeleta en la urna cada cuatro años para elegir la lista precocinada que menos rechazo le produce.

El sistema electoral en el que la soberanía reside en los ciudadanos y en el que hay auténtica representación y participación es el sistema de circunscripciones uninominales en el que se elige un diputado por cada circunscripción. El diputado elegido es el representante político de los ciudadanos residentes en la circunscripción y a él pueden dirigirse siempre que lo deseen, con lo que el diputado se verá obligado a representar lo que mayoritariamente opinan los ciudadanos que representa y no lo que le ordena el jefe de fila de su partido. No en vano es el sistema vigente en Francia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda,…etc. Además, este sistema produce amplias mayorías con lo que el partido mas votado no tiene que «comprar» votos a minorías oportunistas.

La otra grieta es la separación de poderes que es actualmente prácticamente inexistente ya que el partido que gobierna controla el poder ejecutivo y el legislativo, y tiene una considerable influencia en el poder judicial. El ciudadano que se molesta en pensar sobre estas cosas no entiende porque existiendo un Tribunal Supremo de larga y antigua tradición, se han creado el Tribunal Constitucional y el Consejo Superior del Poder Judicial, y mucho menos entiende que sus miembros sean nombrados por los partidos políticos y que incluso puedan ser ajenos a la carrera judicial.

Solos en la sociedad

solos en la sociedadEstamos solos en la sociedad. Los problemas que no pueda resolver uno mismo nadie los va a solucionar salvo casos muy concretos. Aparte de la tutela de familiares próximos o amigos de verdad, estamos bastante solos en la sociedad y nadie va a echarnos una mano gratuitamente. Pedir ayuda fuera del núcleo más íntimo, es un último recurso porque implica dependencias y eventualmente frustraciones.

Lo ideal es no tener intereses ni compromisos con las personas con las que nos relacionamos sino simplemente compartir con ellas momentos, ocupaciones y ocasionalmente favores. Si alguien te hace un favor le correspondes con otro favor cuando se presenta la ocasión. Otras veces. puede ser necesario que alguien te resuelva algo que no puedes contratar como un servicio sin saber si podrás corresponder, lo que supone adquirir una dependencia.

La convivencia más normal y menos comprometida requiere no endosar problemas a los demás sin nada a cambio ni pedir favores que sean molestos de satisfacer.

Credibilidad

credibilidadLa credibilidad es una especie de halo que emana de la persona y que los demás perciben. La gente saca conclusiones de la validez de las cosas que hacemos según perciban nuestra credibilidad. Es una valoración que puede tener fundamento real pero es más bien una valoración irracional que hace que la percepción de lo que se hace tenga mayor impacto que lo que realmente se hace.

Lograr el reconocimiento de las personas requiere tiempo y esfuerzos considerables. Quien inspira confianza tiene credibilidad y todo lo que haga tendrá más posibilidades de ser aceptado. Nunca se tiene crédito desde el principio sino que hay que ganarlo poco a poco y cuando se gana hay que conservarlo y no perderlo.

Sin embargo, aunque sea injusto, no podemos perder de vista que las personas no valoran la credibilidad de forma objetiva sino que lo hacen de forma bastante irracional, más bien por intuición.