Alcohol en el Congreso

alcoholicosEstos días mucho se ha hablado de el alcohol en el Congreso y de que se despachan «gin and tonics» y «whiskeys» a precios por debajo del de mercado y lamentablemente la crítica se ha centrado en que el servicio de bar está subvencionado, sin cuestionar la mayor de que en el Congreso se despachen bebidas alcohólicas. No parece oportuno que los Diputados desarrollen su labor entre copa y copa, y desde luego no es habitual que en cualquier centro de trabajo el personal de servicio beba alcohol. Es cierto que por lo general deben de aburrirse bastante, dado que la mayoría de los diputados parece que limitan su tarea a votar en el sentido que les «ordena» su jefe de fila, pero es preferible que jueguen con los computadores que también tienen con dinero público como ya se ha visto en algún caso.

Bromas aparte, puestos a ser consecuentes, debería preocuparnos más que un Diputado debata y vote bajo los efectos del alcohol que el que un ciclista suba el «Tourmalet» dopado. Ninguna de las dos tareas debe de hacerse estando dopado, pero las decisiones del Estado que afectan a todos los ciudadanos parece que tienen mayor trascendencia. No creo que hoy en nuestro país el alcohol en el Congreso sea un problema relevante, aunque pueda haber quien piense que influye en el tono agresivo de las intervenciones y los reproches continuos que se hacen unos a otros. Algún día, en algún país, se extenderá a los protagonistas de las grandes decisiones el control antidoping que se aplica hoy a los deportistas.

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