Conciencia popular

CONCIENCIAEl progreso y el desarrollo de los pueblos no es consecuencia de la antigüedad, ni de los recursos disponibles, ni de la capacidad intelectual de sus ciudadanos. Es más bien producto de la conciencia popular, una conciencia colectiva de fraternidad y de progreso basada en la ética y la responsabilidad.

India y Egipto son países milenarios y sin embargo siguen siendo pobres, e incluso Grecia, también milenario e integrado en la Unión Europea tiene graves problemas de sostenibilidad económica. En contraste, países jóvenes como Australia, Nueva Zelanda o Canadá, con centuria y media de existencia, disfrutan de un alto nivel de desarrollo y de riqueza. Y EEUU, la mayor potencia mundial, tiene poco más de dos centurias de existencia como estado.

Los recursos naturales tampoco son decisivos. Japón carece de ellos y es hoy una potencia mundial, líder después de EEUU, que Importa todo tipo de materias primas y exporta todo tipo de productos manufacturados. Suiza es otro ejemplo de país rico y desarrollado que ha conseguido ser refugio de grandes capitales por la confianza y seguridad que emana de los principios de orden, trabajo y responsabilidad que guían la actividad de sus ciudadanos.

Y no puede decirse que los dirigentes y especialistas de estos países ricos y desarrollados estén mejor dotados intelectualmente y por eso sus países progresen más rápidamente, porque está demostrado hasta la saciedad que casi todos los seres humanos somos capaces de hacer casi todo y que los factores determinantes son la educación, la experiencia y la responsabilidad, factores que nada tienen que ver con razas ni colores. De hecho, los países desarrollados están llenos de inmigrantes en posiciones de alto nivel y responsabilidad.

Lo que realmente marca la diferencia es la conciencia del pueblo, algo que no se improvisa y que requiere de buena orientación ética y política y de consistencia y continuidad en el desarrollo espiritual. La conducta de la mayoría de los ciudadanos de países desarrollados está basada en valores espirituales de ética, responsabilidad, integridad, entrega al trabajo, superación, respeto a los demás y respeto a la ley.

La dirección política de los países desarrollados impulsa estos valores desde la ejemplaridad, cuidando al máximo la educación de la juventud y velando por el perfeccionamiento de la conciencia popular para que sea ésta el motor que impulse a los diversos grupos sociales que vertebran el estado y puedan convivir todos ellos trabajando en la misma dirección de desarrollo y progreso.

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