Una de las cosas más difíciles es conocer a las personas, incluidos nosotros mismos. La verdadera naturaleza de una persona solo puede observarse a través de su conducta cuando hace uso de algún poder por limitado que sea.
Es posible que la conducta sea en gran parte genética, pero nacemos con la mente en blanco, sin saber dónde nos encontramos, quiénes somos, ni qué hacemos. Desde el primer momento tenemos que ocuparnos de resolver nuestros problemas y la experiencia de vivir nos somete a continuas emociones que modelan nuestro carácter y nuestra forma de reaccionar y de comportarnos.
No hay dos personas iguales. Para que lo fueran tendrían que tener el mismo material genético, pero además tendrían que tener los mismos problemas y vivir las mismas situaciones, lo que sólo se da en gemelos univitelinos en algunos periodos de la infancia. Y como todos somos diferentes, nos resulta difícil conocer a las personas y saber cómo son en realidad. Para conocer a las personas y entender sus reacciones tendríamos que vivir su vida y sintonizar con todas las situaciones por las que han pasado, y aun así nos faltaría conocer los puntos de partida heredados.
Sin embargo podemos constatar las cosas que hacen las personas y las reacciones que tienen cuando se relacionan con nosotros, y por medio de estos indicios nos podemos formar una idea de quién es quién, aunque esta idea no puede ser del todo acertada porque está contaminada por nuestra propia forma de ver las cosas.
Hola Guillermo, estoy de acuerdo que hay que empezar por uno mismo, pero también hay que renovarse y entonces hay que ir renovando el conocimiento de uno mismo no? Y el de los demás si son «renovables» Es que estoy leyendo El Monje que vendió su Ferrari
Soy nuevo en FACEBOOK y no se si he aceptado tu invitación