El 11-M sigue sin estar claro

El 11 MAunque hace nueve años del 11-M muchos ciudadanos creen que sigue sin estar claro. Las bombas acabaron con la vida de 192 personas y dieron un vuelco electoral llevando al PSOE al poder, pero los eventos de aquel día ofrecen algunas dudas que todavía no se han disipado aunque haya una versión oficial y una «verdad» judicial.

El escenario de la tragedia se liquidó en dos días con la destrucción de los trenes, casi tan rápido como el fregado que hicieron a los marqueses de Urquijo después de ser asesinados. Los ejecutores materiales, supuestos extremistas islámicos, evitaron suicidarse con las bombas, como suelen hacerlo en el 99% de sus atentados, lo que hubiera sido mucho más sencillo, y sin embargo decidieron suicidarse todos juntos en fecha posterior. De los sujetos que fueron imputados una parte considerable resulta que eran confidentes de la policía y los que están en la cárcel son personas de escasa entidad que desconocen quien inspiró la actuación.

Estos hechos y algunos otros no están convincentemente explicados en la versión oficial. La cuestión de si ETA estuvo involucrada resulta irrelevante, pero la controversia que generó fue una cortina de humo que desvió la atención y descentró la oportunidad de enfocar el asunto de forma más ortodoxa y desapasionada para que la verdad se abriera camino por sí sola. Desde el principio se empeñaron en establecer rápidamente la versión oficial, no se sabe si para ocultar algunos aspectos de la verdad o por puro paternalismo piadoso. Esperemos que algún día comiencen a aclararse las cosas.

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