La cuestión identitaria catalana

cuestion identitaria catalanaContinúan con la cuestión identitaria catalana, porque si se salieran con la suya, la cúpula del poder «levantaría» un negocio del que vivirían holgadamente todas sus sucesivas generaciones. Tenían una pista de que la cuestión identitaria catalana podría embelesar a los más jóvenes, aparte de a los «clientes» aborregados de poco juicio que se apuntan sin reflexionar a todo lo que sea protestar o manifestarse. Pero fue en la época de Aznar  cuando «vieron el cielo abierto» con la transferencia de las competencias de educación y sanidad. Entonces empezaron a manejar ingentes cantidades de dinero sin pasar por el rigor del control establecido durante muchas décadas en el gobierno central. El entreguismo de Zapatero aceptando «todo lo que venga de Cataluña» resultó decisivo para trazar planes más ambiciosos.

La fórmula era clara, por un lado a colocar y blindar a los familiares y amigos y a gastar todo lo que podían y más para trincar comisiones, que según dijo Maragall en sede parlamentaria no bajaban de un tres por ciento. Antes de llegar a un endeudamiento tan excesivo como previsible y tener sus emisiones de deuda la calificación de bonos basura, procedieron a crear empresas públicas con dinero del contribuyente para continuar endeudando a los ciudadanos con mayor opacidad. Por otro lado invirtieron masivas cantidades de dinero en la propaganda identitaria para manipular a la juventud y a los mas torpes y obtener amplio apoyo popular.

Ahora que están cortos de caja, no ellos por supuesto sino las cuentas públicas, tienen que ir a por todas y conquistar el resto de las competencias, aparte de poner el cazo y solicitar al Estado un anticipo urgente de 5.000 millones. Quieren independizarse para dejar de estar sometidos a control alguno sobre sus cuentas, que pasarían a estar en sus manos sin injerencias de tribunales de cuentas ni presupuestos centrales. Sería un desastre irreparable que sumiría en la pobreza a los ciudadanos que viven en Cataluña, pero entretanto se produciría un enriquecimiento todavía más masivo que los que se relatan en e-mails que están circulando por ahí.

Lo que sorprende es que la cuestión identitaria catalana embelese a la gente y tenga apoyo incondicional de un alto porcentaje de ciudadanos. Toda esa gente enfervorizada que apoya el independentismo bajo los colores de la bandera de Aragón (que tiene narices) serían los grandes perdedores si se produce la avería. Habrían dedicado gran parte de su vida a hacer «el caldo gordo» a la cúpula del poder, a estar permanentemente cabreados, protestando y llenos de pensamiento negativo, simplemente para nada, o mejor dicho para ser cada vez más pobres y hacer inmensamente ricos a unas cuantas familias poderosas.

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