Las subvenciones incondicionales generan corrupción

subvencionesLas subvenciones a partidos políticos, a sindicatos y a patronales, son subvenciones incondicionales que una vez recibidas las aplican a gastos a criterio de quienes las reciben sin ningún control posterior de cuál ha sido su uso o su rendimiento. Cuando se concede una subvención a una asociación con objetivos concretos determinados, siempre queda el recurso de analizar la obra realizada para ver en qué medida la subvención ha sido eficiente para el interés común. Pero un partido político solo tiene como objetivo obtener una cuota de poder político a través de las elecciones.

El dinero recibido lo emplea el partido político a su conveniencia, sin tener que responder de su uso ni tener que demostrar que producen un rendimiento para el interés común. Nadie ajeno a la administración de ese dinero controla como se utiliza y hay por tanto una amplia libertad en su manejo, lo que deja una puerta abierta a la corrupción. Además, la cuantía de las subvenciones no tiene techo, ya que los partidos políticos se endeudan y después en la práctica la mayoría no devuelven los préstamos.

Algún político ha propuesto estos días que cada partido político tenga un servicio de «asuntos internos» para controlar el buen uso del dinero público que reciben, pero el mejor control sería que los partidos políticos vivieran de las cuotas de sus afiliados, quienes ya se encargarían por la cuenta que les trae de controlar la administración de sus aportaciones.

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