Líderes idealistas

idealistasLos líderes idealistas tienen una actitud relajada predominante con la que recrean el pensamiento atendiendo más a las ideas que a los hechos. Se distancian de los problemas del momento, desconectando de las cuestiones más inmediatas e interesándose menos por la rutina de cada día. Reaccionan ante los hechos con pasividad porque su mente está más ocupada en sus intereses de futuro.

La actitud idealista responde al ánimo de ver con anticipación las situaciones para tomar una posición ante ellas, aunque la visión suele estar coloreada por deseos y esperanzas. Los líderes idealistas ven un futuro cargado de ideas con las que sintonizan y las comunican con un efecto seductor que llega al interior de las conciencias como publicidad subliminal que bordea la censura. Quieren que el futuro se desarrolle de acuerdo a su modelo idealista, y utópico en relación con lo que la realidad da de sí, y hacen lo posible por conseguirlo más que incorporar los cambios que se producen y adaptar su pensamiento a la realidad.

Los líderes idealistas tienen una alta valoración de sí mismos y aceptan el diálogo y el debate, pero lo utilizan para impartir doctrina atendiendo a las ideas más que a los hechos. Cuando están en el poder refuerzan sus ideas, que son las que se lo han dado, y entonces se sienten en posesión de la verdad y no reciben bien la crítica. Pretenden imponer sus ideas no solo con la lealtad incondicional de sus colaboradores sino también con el beneplácito de sus opositores a los que descalifican por no sumarse a sus planes.

Entregarse al mundo de las ideas es de utilidad cuando se hace en periodos de tiempo no demasiado prolongados, siempre evitando que se convierta en un clima mental dominante, porque entonces conduce a la relajación y a eludir responsabilidades porque es un estado de ánimo que crea adicción.

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