Pacto nacional de progreso

pactoHay muchos ciudadanos, posiblemente una mayoría, que apoyan la idea de que los dos grandes partidos acuerden un pacto nacional en un programa para la recuperación económica y la regeneración política.

Soluciones económicas de austeridad y transparencia en el gasto público, reducción sensible de la administración y las empresas públicas, presupuestos con déficit cero, eliminar subvenciones no imprescindibles, garantizar la unidad de mercado, reforma laboral profunda, leyes penales severas contra la corrupción,….etc. Soluciones básicas del modelo energético, la educación, el sistema de pensiones, el sistema sanitario, ….etc.

Soluciones políticas de revisión profunda de las autonomías, de reforma de la ley electoral con circunscripciones en las que se elija a un solo diputado, de reforma de la Constitución planteando un poder judicial totalmente independiente, ….etc. En realidad, es muy difícil un pacto con este contenido. Éstas reformas requerirían más bien un gobierno de coalición al estilo alemán, del que a la vista está su eficacia.

Si los ciudadanos tuviéramos “nuestro diputado”, con un sistema electoral de circunscripción uninominal, como tienen las democracias auténticas, seguramente sería un clamor la petición de que los dos partidos busquen soluciones conjuntamente y dejen de escenificar peleas “callejeras”. El presidente Zapatero lo puso muy difícil desde el principio con su política de victimizar y marginar al partido de la oposición, pactando incluso esta marginación con las minorías nacionalistas. La oposición cayó también en la trampa del “cuerpo a cuerpo” y no tiene fácil el acercamiento.

Muchas de las soluciones se pueden imponer con la mayoría absoluta, pero hay reformas necesarias que requieren mayorías cualificadas. Y desde luego la iniciativa tiene que partir del ganador de las elecciones. Merece la pena que lo intenten, pero el proceso de reformas no debe de esperar a que haya acuerdos. Puesto en marcha el proceso de reformas los demás grupos políticos podrían incorporarse en la medida en que consideren que es la mejor forma de defender desde dentro los intereses que representan aunque tengan que estar necesariamente supeditados al interés general.

5 opiniones en “Pacto nacional de progreso”

  1. ¿De verdad cree Guillermo que las empresas publicas son un lastre para la economía de España?. Mi experiencia me dice otra cosa. Trabajé durante casi cuarent años en un Astillero público, y observé dos cosas: En los años 70. un astillero publico de Sevilla, tuvo que absorver a los astilleros privados que no podían subsistir. Su nivel técnico era mejor, pero arrastró y arrostró las deficiencias y la corrupción de los privados. Mas tarde, cuando ya los antiguos astilleros privados se habían merendado la pontencialidad del antiguo astillero de Sevilla, echaron el ojo a la única empresa de construcción naval que aún conservaba la capacidad de competir en el mercado internacional. El pez hambriento y moribundo se tragó el único pez aún vivo. El resultado fué que la pecera quedó vacía y murieron todos.
    Creo que el problema no es empresas publicas o privadas, sino grandes y pequeñas.
    Las pequeñas son mas faciles de manejar, pero mas proclives a la corrupción, a la busqueda de beneficios inmediatos y a la nula inversion en lo que ahora llamamos I+D+i.
    Las grandes son a veces inertes, pesadas, pero son las que ponen en marcha nuevas ideas, permiten que sus técnicos dediquen tiempo apensar con sentido de futuro y a adelantarse al futuro.
    En mi empresa, un tocayo de Guillermo, de apellido Serrano, inició las aplicaciones de los primeros ordenadores a cálculos tecnicos, subvencionó el mejor programa de diseño de buques existentye en el mundo y construyó con él el primer buque de alto porte, on OBO de 172.000 TPM.
    Aquel comienzo desembocó en un sistema de de información que dejó atónitos a los astilleros privados norteamericanos que trabajaban para la US Navy, cuando fué presentado enel Pentágono.

  2. Sigue:
    esas operaciones nunca hubieran podido abordarse desde una empresa privada.
    Lo malo es que los nuevos gestores, demasiado políticos, buscan otra vez el rendimiento inmediato. Ya no hay tiempo para pensar, y es preferible comprar un sistema de información «standard» cueste lo que cueste, que siempre es 10 o 20 veces lo previsto, que no se adecúa al modo de trabajo y que prescinde de un análisis sistemático y detallado de los procesos productivos reales, con lo que no es posible detectar lo errores existentes.
    Se gobierna por números, pero no hay ideas.
    Abrazos, Guillermo

    1. Me alegra tener noticias tuyas después de tanto tiempo. Tengo mucho respeto por las empresas públicas del antiguo INI (actual SEPI) en las he pasado toda mi vida profesional como sabes. Controladas por profesionales, acertados o equivocados, defendiendo los intereses del país, con un sistema de administración riguroso con el que no ha habido «agujeros» ni escándalos. Sin embargo tengo muchas dudas de que la proliferación de empresas públicas en los últimos años sea oportuna y tenga por norte el interés nacional. En 2010 había 2447 empresas públicas, un 78% más que en el año 2000, controlando el 30% del presupuesto. De ellas 1970 empresas públicas están controladas por las Comunidades Autónomas y 477 por el Estado. También hay empresas privadas que no serían viables si no fuera por el capital o el crédito de cajas de ahorro controladas por políticos, el ejemplo más paradigmático el del aeropuerto de Ciudad Real. De tu último comentario estoy de acuerdo. Los gestores políticos no piensan las cosas en profundidad sino por el interés del momento, tanto por interés personal, partidista, o amiguista, como por ignorancia y por no escuchar a los profesionales.
      Un abrazo, Jose Luis, espero que tengamos la ocasión de vernos.

  3. Me parece que no me que queda más remedio, y no lo lamento, que estar completamente de acuerdo contigo.
    Yo pensaba que se trataba del viejo debate de la mejor o peor gestión de las grandes empresas públicas o privadas.
    Veo que es otra cosa de la que hablas.
    Realmente me he quedado escandalizado de la proliferación de algo que, en mi opinión, no debieran llamarse empresas públicas, sino negocios lanzados, al amparo de políticos incrustados en la administración, pero sin ninguna de las características propias de una empresa pública, que a diferencia por ejemplo de una privada, (aunque para mí el capitalismo puro no resista un análisis ni lógico ni ético), puede admitirse que su objetivo sea el máximo beneficio.
    Me sorprendo a mí mismo de mi falta de información. Mi hijo, que vive en Bruselas y que por su profesión es lector impenitente de prensa mundial, se queja cuando viene a España de la inexistencia de prensa independiente. Ahora veo que la que yo habitualmente leo nunca me ha puesto de relieve esta deformación del término de “Empresa Pública” .
    Tu Blog me ha resultado enormemente ilustrativo.
    Gracias, Gillermo. Espero disponer de tiempo para vernos en Madrid.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *