Políticos trepadores

trepadoresHay líderes que son profesionales especializados en alguna materia concreta, que en su carrera profesional van perfeccionando su maestría y acumulando prestigio y poder. En ellos la trayectoria profesional tiene mayor peso específico que la experiencia de poder. Pero hay otros que no se especializan en nada concreto sino en tener poder y en utilizarlo. Son políticos trepadores que eligen el camino del poder como vía de acceso al dinero.

Los líderes más influyentes son los políticos, porque pueden cambiar en poco tiempo el ambiente social y no necesariamente en la buena dirección. Su vocación es tener poder sobre la sociedad y controlar grandes presupuestos, en muchos casos para vender favores, hacer dinero y vivir bien.

Los líderes políticos suelen ser más soberbios en cuanto más poder tienen. Se creen en posesión de la verdad e imponen sus ideas a los ciudadanos sin molestarse en verificar si son en realidad aceptables para la mayoría social. Consideran que la votación que les encumbró sirve justificar todas y cada una de sus decisiones.

El problema que tenemos con estos líderes es que el poder que conquistan y el dinero que controlan lo extraen del resto de los ciudadanos. Para éstos, lamentablemente, la aceptación de un líder político suele ser un impulso emocional, una sintonía que se establece muchas veces sólo por la imagen, sin pensar en lo que dice o hace.

Las principales armas de los líderes políticos son la imagen y la palabra. Los votamos por la percepción que tenemos de ellos cuando escuchamos lo que dicen y por las noticias mediáticas que sobre ellos nos llegan. La imagen suele estar distorsionada por el dinero que emplean para maquillarla, aunque no siempre logren mejorarla. La palabra suele estar prefabricada para decir a la audiencia lo que quiere escuchar sabiendo que las promesas se diluyen y que la memoria histórica es efímera y en todo caso manipulable.

El acto de votar consiste en otorgar poder a personas que buscan el poder. Es demasiado importante como para ir alegremente a las urnas a encumbrar a un trepador por sintonía emocional con su imagen y por las cosas que dice. Nadie en su sano juicio presta dinero por  sintonía emocional, desde luego ningún banco lo hace, y sin embargo nombramos a los que nos dirigen y organizan nuestra vida por adhesión incondicional a su imagen mediática.

Dicen que los pueblos tienen los dirigentes que se merecen, y las consecuencias de elegir dirigentes equivocados pueden llegar a ser devastadoras. Por desgracia, el hecho de que el líder político salga de las urnas no garantiza que vaya a tener un comportamiento democrático. En nuestro país, con los poderes del Estado concentrados en una misma mano, el líder suele desentenderse de la sensibilidad mayoritaria y acaba haciendo uso del poder según sus propios intereses.

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