Suprimir el Senado

el SenadoParece que hay bastante consenso político en que hay que reformar el Senado y dado lo inusual de que haya consenso en algo, no cabe duda de que en él no se hace nada de lo que no se pueda prescindir, es decir que no sirve para nada y se podría suprimir el Senado sin mayor problema.

Sin embargo, no parece que los políticos de uno u otro bando quieran suprimir el Senado, seguramente porque proporciona destinos para afiliados distinguidos y amplia las perspectivas de futuro para los “funcionarios” de la política. Dicen entonces que habría que reconvertirlo en Cámara territorial no se sabe para qué, quizás para construir la torre de babel de las lenguas regionales, de lo que el pasado año ya tuvimos la primera muestra con la traducción simultánea del catalán.

Que sólo tengamos noticia del Senado cuando surgen anécdotas como la del idioma es indicio de que sirve para muy poco. En la práctica, ninguna ley aprobada por el Congreso de los Diputados puede cambiarse substancialmente en el Senado. Aun en el caso hipotético de que no hubiera disciplina de voto y el Senado fuera independiente y representara de forma cierta, genuina y verdadera a los ciudadanos, seguiría siendo inútil. Podemos prescindir de él porque no sirve para nada.

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