Los integristas controlan férreamente a los miembros de su secta

El integrista vende su verdad como un orden social ya diseñado que hay que imponer, y niega a las personas la posibilidad de modificarlo. El que lo sigue encontrará su paraíso, mientras que el que se queda fuera es un hereje merecedor de castigo y siempre vivirá el drama de la persecución. El integrista aparenta seguir los modos de vida que predica que están rodeados de ritos que absorben los sentidos de sus seguidores.

La entrada en la secta está abierta en principio a todos los que tienen inquietudes, pero una vez dentro está prohibida la disidencia, y hay un aparato de represión que hace muy difícil abandonarla. El integrista cuida de que haya siempre un clima de tensión dramático para el que discrepa, para que entiendan los adeptos que no pueden tener ideas propias porque son meras moléculas del tejido de la secta.

Recién llegados al Universo

La inmensidad del Universo nos invita a pensar que estamos recién llegados al Universo y no estamos solos y tiene que haber otros planetas habitados por seres inteligentes aunque todavía no tengamos indicios que lo confirmen. No sabemos si el Universo está programado para que aparezcan seres inteligentes en los planetas cuando su estado de evolución cumpla las condiciones necesarias para ello, pero nada nos indica que la aparición de seres humanos en la Tierra sea una excepción.

Tampoco sabemos si los seres inteligentes son un mero decorado del orden universal o si cumplen alguna misión más o menos trascendente en la evolución del Universo. En cualquier caso, la aparición de los seres humanos inteligentes en el planeta Tierra es muy reciente y hasta ahora todo ha funcionado sin su concurso. Sabemos que la Tierra evolucionará y dejará en algún momento de tener las condiciones necesarias para albergar seres vivos y entonces probablemente todo continuará igual que antes de haber existido los seres humanos.

De momento acabamos de llegar y nuestra influencia es apenas inexistente. Hay consenso entre los científicos de que el Universo tiene unos 13.700 millones de años de vida y dentro de él nuestro sistema solar es bastante más joven con una edad aproximada de 4600 millones de años. Poco después surgió nuestro planeta Tierra y hubo de transcurrir casi todo ese tiempo hasta que se establecieron en África nuestros antepasados los homínidos hace unos 6  millones de años.

El homo sapiens data de tan solo hace 160.000 años y hubieron de transcurrir 100.000 años hasta que nos dejaran rastro de su arte prehistórico y de sus utensilios de caza y pesca. Hasta el periodo Neolítico no aprendieron los seres humanos a cultivar la tierra y desarrollar la agricultura y hace tan solo unos 5000 años de que tenemos vestigio de la escritura. Los seres humanos empezaron a escribir algo hace tan solo 160 generaciones y desde el comienzo de la era cristiana, que nos parece lejano en la profundidad de la historia, han transcurrido tan solo 64 generaciones.

Los nuevos hitos importantes del desarrollo de la humanidad: electricidad, energía atómica, electrónica, cibernética, genética…etc., que nos pueden hacer pensar que nuestra existencia tiene alguna finalidad en el orden universal, han ocurrido en los últimos 150 años, tan solo hace cinco generaciones, más o menos desde que nacieron nuestros tatarabuelos.

En fin, que acabamos de llegar y no sabemos cuál será nuestro papel a partir de ahora. Nos esperan grandes cambios porque desde hace un siglo la ciencia y la tecnología tiene desarrollos exponenciales, pero seguimos en la duda de si somos un simple decorado local del planeta Tierra o si en algún momento entraremos en contacto con  otros mundos y seremos parte de otras dimensiones. Hasta ahora solo podemos hacer al respecto prospecciones mentales y espirituales.

Las ideas y las creencias

Las ideas y las creencias son cosas diferentes. Igual que una cosa es tener ideas claras y otra tener ideas fijas. Las ideas claras no hace falta revisarlas ni defenderlas, porque ellas mismas llevan toda su razón de ser. Las ideas fijas en cambio no tienen otra razón que la fuerza de quien las defiende.

Las personas de mente abierta dudan de sus ideas y las están siempre revisando hasta que llegan a tenerlas claras. Las personas de mente cerrada adoptan y defienden con firmeza ideas que consideran válidas sin enjuiciarlas.

Es muy frecuente que la gente exprese opiniones dejándose llevar por emociones o sentimientos sin contrastar si son razonables. Comprometen su opinión en cuestiones de las que no tienen más noticias que las que les llegan a través de amigos o medios de comunicación.

Las ideas adoptadas sin la debida reflexión se convierten para bien o para mal en creencias.