El efecto Mandela

MandelaEl efecto Mandela de olvidar y mirar hacia el futuro todos los políticos lo alaban pero no lo aplican. En mis trece visitas a Sudáfrica totalizando cerca de doscientos días vividos allí en los últimos años, he podido comprobar que las dos comunidades antes radicalmente enfrentadas ahora conviven en paz y armonía y las veces que me he atrevido a preguntar sobre está convivencia me han respondido por ambas partes: «we love each other». Después de veintisiete años en la cárcel, Mandela dijo que «todos somos hermanos» y que había que olvidar el pasado y trabajar juntos unos y otros por el progreso del país, lo que marcó un antes y un después.

Es una pena que el efecto Mandela no podamos aplicarlo en nuestro país tradicionalmente dividido en bandos irreconciliables: izquierdas y derechas, nacionalistas y no nacionalistas, ricos y pobres, ….etc. y es lamentable que se quiera sembrar odio y ahondar en las diferencias revisando el pasado e incluso deformándolo, como forma de hacer política o hacer oposición. Es un juego macabro en el que los ciudadanos pagamos con impuestos una superestructura política sobredimensionada sin poder hacer otra cosa que votar cada cuatro años una lista precocinada.

Si el sistema electoral estuviera basado en circunscripciones uninominales, como lo está en las democracias occidentales de referencia, y cada ciudadano tuviera un diputado que le representa y pudiera participar en el desarrollo legislativo tanto como desee, el juego macabro de remover odios se terminaría y surgirían políticos más centrados en los verdaderos intereses ciudadanos dispuestos a aplicar el efecto Mandela y buscar la cooperación, superar el enfrentamiento y mirar hacia el futuro.

Fundaciones innecesarias con dinero público

Fundaciones innecesariasEstos días uno de los dos grandes partidos políticos ha destituido al director de una de sus fundaciones, financiada con dinero público, por embolsarse miles de euros por columnas periodísticas que él mismo proporcionaba a la fundación bajo seudónimo. Toda la prensa destaca esta pillería, pero nadie comenta la mayor de para que narices los ciudadanos tenemos que pagar con dinero público la existencia y funcionamiento de dicha fundación.

Echando un vistazo en la web a las fundaciones de los partidos políticos uno saca la conclusión, que muy posiblemente sea acertada, de que no sirven para otra cosa que para hacer propaganda y colocar a  allegados, familiares y amiguetes de los dirigentes. Además, las fundaciones crecen hacia abajo y al menos una de ellas aglutina a tres institutos que dependen también de las subvenciones de los presupuestos del Estado.

El jefe del sujeto destituido por la pillería antes comentada, se apresuró a indicar que era todo legal, lo que cabe interpretar que si las columnas periodísticas las hubiera facturado un amigo suyo, en lugar de él mismo bajo seudónimo, todo estaría bien hecho y el sujeto hubiera seguido en su puesto. No se le pasó por la cabeza que las fundaciones de los partidos como el suyo no aportan nada relevante al bien común y lo que hacen no justifica dedicar dinero público a su financiación.

La cuestión ética no hay que empezar por aplicarla a pillerías ocasionales, sino a la cuestión mayor de malgasto del dinero público en fundaciones innecesarias de las que se benefician personas del entorno de los dirigentes de los partidos políticos.

Bases democráticas en la Unión Europea

bases democraticasNo se entiende que en Europa los Estados Miembros hagan grandes esfuerzos en legislar la unidad monetaria, la unidad fiscal, la unidad bancaria…etc., y no se preocupen en absoluto de exigir que en el territorio de la Unión Europea existan las bases democráticas fundamentales sin las cuales no debería permitirse la integración ni la permanencia en el proyecto europeo.

Si un país no puede garantizar la separación de poderes no puede calificarse de democrático y esta carencia constituye una amenaza autocrática que no es compatible con el espíritu de unidad europea. Tampoco es compatible con el espíritu europeo que en un país no haya representación política de los ciudadanos ni cauces de participación en la actividad parlamentaria. Un país que obliga a que la soberanía popular esté delegada en los partidos políticos no cumple con las bases democráticas fundamentales que deberían ser exigibles a los países de la Unión.

Si la Unión Europea dedicara más atención a exigir estas bases democráticas fundamentales, en nuestro caso podríamos vernos obligados a legislar la separación de poderes y a adoptar un sistema electoral con circunscripciones uninominales, de forma que cada ciudadano supiera quién es su representante político y pudiera dirigirse a él siempre que lo desee. Si no lo exige la Unión Europea es casi imposible que lleguemos a tener las bases democráticas más elementales ya que no convienen a la clase dirigente porque sin ellas nos pueden seguir teniendo atrapados a los ciudadanos en un sistema autocrático disfrazado de democracia.

Economía, ideología y separatismo

economia, ideologia y separatismoEconomía, ideología y separatismo son prioridades que al parecer son irreconciliables.

La derecha gobernante tiene como prioridad la economía, es decir, equilibrar los presupuestos y reducir el déficit y la deuda, para recuperar la credibilidad y volver al crecimiento, aunque sea a costa de severas restricciones en el gasto social y de que se produzcan continuas movilizaciones ciudadanas.

La izquierda en la oposición tiene como prioridad la ideología, es decir, gastar todo lo necesario para mantener los beneficios sociales y oponerse a todo lo que haga la derecha promoviendo movilizaciones ciudadanas, aunque no esté claro de dónde puede salir el dinero necesario ni como escapar de la agobiante espiral de la deuda.

Los separatistas tienen como prioridad explotar la cuestión identitaria de separase del Estado para incrementar su poder económico local en beneficio propio, aunque sea a costa de estar en continuo enfrentamiento con el Estado y empobrecer a los ciudadanos.

Los políticos se muestran incapaces de conciliar estas tres tendencias y de atender en primer lugar al bien común, y el ciudadano, que se supone es «el cliente», no puede expresar sus deseos porque no tiene representante político a quien dirigirse.

Dos mayorías imposibles

mayorias imposiblesEn Cataluña han quedado las cosas mas o menos igual con dos mayorías imposibles. Por un lado hay una mayoría de derechas que suma 78 diputados que se rompe porque 50 de ellos son separatistas. Por otro lado hay una mayoría separatista que suma 87 diputados que se rompe porque están divididos en 50 de derechas y 37 de izquierdas.

Este balance es mas o menos el que había antes de las elecciones y no cabía prever que cambiara. Solo el Presidente Más creía que se podía formar una mayoría separatista y a la vez de derechas. Cabría preguntarse si no ha sido el Sr. Pujol el que ha encandilado al Sr. Más en el separatismo urgente y radical para que se queme y pudiera ser reemplazado por su hijo, quien además de promocionar se quitaría de en medio la presión de las investigaciones sobre la concesión de las ITV´s. Él mismo eludió otras cuando ascendió a Presidente.

Si CIU pacta con ERC será para la convocatoria separatista a cambio de concesiones económicamente imposibles, ambas cosas con oposición frontal del Gobierno central. Mas bien parece posible el pacto ce CIU con el PSC, lo que requeriría disfrazar la convocatoria separatista de federalismo ambiguo, es decir la congelación a la que se refería el hijo del Sr. Pujol. A cambio CIU podría gobernar, aunque con la presión del PSC para continuar gastando mas de lo posible, pero con menor intransigencia del Gobierno central.

La cuestión identitaria catalana

cuestion identitaria catalanaContinúan con la cuestión identitaria catalana, porque si se salieran con la suya, la cúpula del poder «levantaría» un negocio del que vivirían holgadamente todas sus sucesivas generaciones. Tenían una pista de que la cuestión identitaria catalana podría embelesar a los más jóvenes, aparte de a los «clientes» aborregados de poco juicio que se apuntan sin reflexionar a todo lo que sea protestar o manifestarse. Pero fue en la época de Aznar  cuando «vieron el cielo abierto» con la transferencia de las competencias de educación y sanidad. Entonces empezaron a manejar ingentes cantidades de dinero sin pasar por el rigor del control establecido durante muchas décadas en el gobierno central. El entreguismo de Zapatero aceptando «todo lo que venga de Cataluña» resultó decisivo para trazar planes más ambiciosos.

La fórmula era clara, por un lado a colocar y blindar a los familiares y amigos y a gastar todo lo que podían y más para trincar comisiones, que según dijo Maragall en sede parlamentaria no bajaban de un tres por ciento. Antes de llegar a un endeudamiento tan excesivo como previsible y tener sus emisiones de deuda la calificación de bonos basura, procedieron a crear empresas públicas con dinero del contribuyente para continuar endeudando a los ciudadanos con mayor opacidad. Por otro lado invirtieron masivas cantidades de dinero en la propaganda identitaria para manipular a la juventud y a los mas torpes y obtener amplio apoyo popular.

Ahora que están cortos de caja, no ellos por supuesto sino las cuentas públicas, tienen que ir a por todas y conquistar el resto de las competencias, aparte de poner el cazo y solicitar al Estado un anticipo urgente de 5.000 millones. Quieren independizarse para dejar de estar sometidos a control alguno sobre sus cuentas, que pasarían a estar en sus manos sin injerencias de tribunales de cuentas ni presupuestos centrales. Sería un desastre irreparable que sumiría en la pobreza a los ciudadanos que viven en Cataluña, pero entretanto se produciría un enriquecimiento todavía más masivo que los que se relatan en e-mails que están circulando por ahí.

Lo que sorprende es que la cuestión identitaria catalana embelese a la gente y tenga apoyo incondicional de un alto porcentaje de ciudadanos. Toda esa gente enfervorizada que apoya el independentismo bajo los colores de la bandera de Aragón (que tiene narices) serían los grandes perdedores si se produce la avería. Habrían dedicado gran parte de su vida a hacer «el caldo gordo» a la cúpula del poder, a estar permanentemente cabreados, protestando y llenos de pensamiento negativo, simplemente para nada, o mejor dicho para ser cada vez más pobres y hacer inmensamente ricos a unas cuantas familias poderosas.

Clases de líderes políticos

lideres politicosHay diferentes clases de líderes políticos según su forma de actuar para llevar a cabo las actividades y proyectos. Los líderes autoritarios anteponen el principio de autoridad y suelen generar tensión y estrés. Los líderes pragmáticos se centran en los objetivos que pretenden alcanzar y procuran guiarse por la razón. Los líderes idealistas se guían más por las ideas que por las razones y tienden a desconectarse de la realidad. Los líderes utópicos se suelen guiar por meras conjeturas y se esfuerzan en objetivos imposibles.

Todos ellos pueden situarse en cualquier posición en el espectro político: ser conservadores, poco partidarios de cambios en la sociedad; ser estatalistas, partidarios de incrementar la intervención del estado en la economía, ser liberales, partidarios de desarrollar la iniciativa privada; o ser teócratas y anteponer preceptos doctrinales. Según su ideología y sus actitudes, se muestran el la figura dieciséis clases de líderes que oportunamente iremos describiendo.

Los integristas controlan férreamente a los miembros de su secta

El integrista vende su verdad como un orden social ya diseñado que hay que imponer, y niega a las personas la posibilidad de modificarlo. El que lo sigue encontrará su paraíso, mientras que el que se queda fuera es un hereje merecedor de castigo y siempre vivirá el drama de la persecución. El integrista aparenta seguir los modos de vida que predica que están rodeados de ritos que absorben los sentidos de sus seguidores.

La entrada en la secta está abierta en principio a todos los que tienen inquietudes, pero una vez dentro está prohibida la disidencia, y hay un aparato de represión que hace muy difícil abandonarla. El integrista cuida de que haya siempre un clima de tensión dramático para el que discrepa, para que entiendan los adeptos que no pueden tener ideas propias porque son meras moléculas del tejido de la secta.

El peligro de las sectas integristas

sectaLas sectas presentan su cara más amable a quienes quieren incorporar como miembros. Si alguien nos ofrece una visión trascendente de la sociedad humana, y pretende influir en nuestra forma de pensar para comprometernos con valores y principios, hasta el punto de que su cumplimiento sea lo más importante en nuestra vida, tenemos que comprobar como primera medida que esto se produce en un ambiente de debate en el que tenemos nuestra libertad asegurada, porque es muy posible que estemos en peligro de entrar en una secta.

Aunque estemos convencidos de ser dueños de nuestros actos, no por ello podemos confiarnos, porque las apariencias son siempre positivas para quien se encuentra avanzando en el camino de entrada en una secta. Y este camino no tiene fácil retorno.

La secta es un colectivo de esclavos barato y dócil que está al servicio de los intereses de sus dirigentes. Su discurso no aporta valores humanos que ayuden a un progreso real espiritual, sino visiones finalistas que tienen la falsa apariencia de que merece la pena seguirlas para “arreglar el mundo”, acompañadas del mensaje de que el paso por la vida es puro sacrificio.

Energía nuclear sin ideología

En un país como el nuestro en el que la dependencia energética del exterior es casi total y el recibo de la luz crece viene creciendo estos últimos años más de dos dígitos, el uso de la energía nuclear tiene más ventajas que inconvenientes. Se abandonó por los problemas de terrorismo en la central de Lemóniz, aunque el abandono se justificase como cuestión ideológica.

Sin embargo, los mismos políticos que condenaron a la energía nuclear no dudaron en comprar dicha energía a Francia, país que produce el 85% de su electricidad en centrales nucleares. España ha venido importando energía eléctrica de Francia desde hace muchos años hasta el año 2010 en el que la producción de electricidad de las centrales hidroeléctricas fue excepcionalmente alta. Francia tiene unos 80 reactores nucleares, todos ellos tan cercanos a nuestro país que a los efectos de posibles accidentes es como si estuvieran en España.

En realidad, la energía nuclear no forma parte de la política energética porque se tarda más de 10 años en construir una central nuclear y mientras tanto el partido en el poder tiene que cargar con la  impopularidad de la decisión, cosa que los propios políticos han generado. Electoralmente se sale del calendario y no interesa. Mientras, los ciudadanos pagamos cada vez más cara la luz cuando la energía nuclear es mucho más barata y además tenemos reservas de uranio.

La excesiva dependencia energética del exterior, el precio creciente del petróleo y la insuficiencia y el elevado precio de las energías renovables, cuyas subvenciones representan el 22% del recibo de la luz, aconsejan reabrir el debate de la energía nuclear. La economía del país y de los ciudadanos se podrían beneficiar en el futuro de una energía más barata y más independiente.