Con el paso del tiempo

El paso del tiempoCon el paso del tiempo descubres muchas cosas que ignorabas pero que sin embargo podrías haber intuido o deducido. Son enseñanzas difíciles de transmitir que normalmente se aprenden cometiendo errores, porque como dice el dicho popular “no se escarmienta en cabeza ajena”.

Equivocarse es casi un mandato divino porque estamos abocados a tener que decidir sobre nuestros actos, sin tener tiempo suficiente para pensar, mediante reacciones prefabricadas del Subconsciente. Nuestras reacciones están en parte programadas en nuestros genes, en parte son pautas extraídas de nuestras experiencias y en parte son reacciones inducidas subliminalmente por el ambiente y por terceros.

El razonamiento y el pensamiento consciente son posteriores a la acción y sirven para digerir las experiencias y proporcionar al Subconsciente información para poner a punto los reflejos. También para discriminar sobre las influencias externas y sus consecuencias. Pero el razonamiento consciente está siempre cercado por la duda mientras que las reacciones emocionales se manifiestan espontáneamente.

Al final, con el paso de los años, te das cuenta de que la vida es un ejercicio continuo de aprendizaje para comprender la realidad y asimilar las pautas, provisiones y cautelas que guían tus impulsos emocionales.

El arte de la pintura está marginado

arte de la pinturaEl arte de la pintura servía en siglos pasados para transmitir a la posteridad imágenes de personas, hechos y sucesos para complementar los relatos de los historiadores. Entonces dominaba la necesidad de que el cuadro del artista tuviera una técnica y una composición lo más fiel posible a la realidad, aunque eran los ojos del artista los únicos que daban fe de las escenas que inmortalizaban. El artista tenía también margen para comunicar a su obra signos de su sensibilidad interior, pero esto es un valor añadido que solo se ha ido apreciando con los años.

En la actualidad sigue siendo importante la técnica y la estética de la obra pero además el artista tiene que transmitir emociones, una especie de sensibilidad subliminal que hace que la obra sea agradable de contemplar por encima del hecho de que reproduzca fielmente una figura o un paisaje, porque para esto ya hay medios más eficaces. El arte es ahora más que nunca una comunicación entre el pintor y el observador y es éste quien ha de juzgar cuán importante es una obra. Nadie debe ponerse en medio para decir al observador si le tiene que gustar la obra.

Pero por desgracia hay interpretadores oficiales, que viven de opinar sobre el arte, que deciden lo que es bueno y lo que es malo, y también hay todo un engranaje de galerías, museos, certámenes, coleccionistas, …etc., que viven del arte de la pintura y necesitan que el arte sea escaso y muy bien valorado para generar suficiente dinero para mantenerlos. Muy pocos pintores pueden entonces vivir del arte porque les resulta muy difícil entrar en ese engranaje. Hay muy pocas oportunidades para un artista independiente de comunicarse con otro público observador aparte del entorno social más allegado. Tendrían que promocionarse más oportunidades de poner en contacto las obras de los artistas con el gran público en convocatorias abiertas sin la intermediación de los “controladores oficiales” del arte.

La realidad virtual

realidad virtualLa realidad virtual ha progresado tanto, que a veces es difícil distinguir lo que solo está en el interior de un computador de lo que es la realidad que vivimos. Está de momento superpuesta al mundo real, pero puede llegar a introducirnos por completo en un mundo imaginario y hacernos “desaparecer” de la realidad.

Hoy en día ya existen aplicaciones de la realidad virtual  tan ricas en detalle que pueden «vivirse» como si fueran reales. Los simuladores de vuelo, por ejemplo, hacen vivir al piloto experiencias en las que se integra totalmente, hasta el punto de registrar constantes vitales similares.

Pero la realidad virtual programada sólo acaba de nacer y no podemos ni siquiera imaginar lo que será dentro de 50 o 100 años. Dentro de unas décadas la realidad virtual programada será tan perfecta que no se distinguirá de la verdadera realidad, si es que ésta existe. Quizás lo que estemos viviendo sea una realidad digital troceada en pixels igual que las imágenes de la televisión o de las fotografias 

La tensión emocional excesiva acelera el deterioro orgánico

tension emocionalLa excesiva tensión emocional acelera el deterioro orgánico y puede ser causa de enfermedades difíciles de prever, porque hace daño poco a poco. Los problemas mentales somatizan en problemas orgánicos como si el cuerpo fuera el pararrayos en el que descargan.

Es de lo más normal que las personas llevemos una vida sedentaria con escasa tensión física pero con exceso de tensión emocional. Todos sabemos que para mantener el organismo en condiciones hay que hacer ejercicio y que el exceso de tensión física no es un problema porque el cansancio obliga a descansar y relajar los músculos. Sin embargo, también es normal que vivamos con un exceso de estrés, pero en este caso la tensión emocional excesiva es difícil de controlar porque no avisa.

Al contrario que el ejercicio físico, que tendemos a no hacerlo en la medida necesaria, la tendencia del ejercicio mental es de acumular tensión en la conciencia y vivir con estrés. El agobio de las cosas de las que hay que ocuparse y las relaciones sociales y sentimentales cargan la tensión emocional y hay que saber descargarla al ambiente antes de que la absorba el cuerpo y produzca daños irreparables.

El sentimiento

sentimientoLa emoción es una sensibilidad interior que cuando se manifiesta domina la consciencia y da un contenido de drama a los recuerdos. El sentimiento se alimenta de las emociones que fluyen en los episodios de la vida. Son como golpes de cincel que van tallando ángulos y rasgos de la personalidad y consumen la materia. Inevitablemente van marcando y desgastando.

Las emociones bañan el mundo interior como las olas del mar. Pueden colmar a la vez de paz y de inquietud, o de ansiedad y sosiego, o de angustia y placer. Son más o menos intensas según lo sean las experiencias, y pueden provocar agitación pero también un fondo de calma. Las más emotivas llegan a conmocionar y a dar una dimensión especial a la existencia.

Unas veces la fibra humana está llena de emociones con la vivencia del momento, otras veces las emociones emanan del  mundo interior cuando se reviven los recuerdos. En cuanto más profundo es el sentimiento más difícil resulta expresarlo con palabras, pero también es más fácil de comunicarlo en silencio.

Hay personas tan sensibles que les afecta todo lo que ocurre a su alrededor y sufren por ello un desgaste excesivo, pero desarrollan más su capacidad emocional y con ello se enriquecen. Otras viven más ajenas al murmullo humano y se desgastan menos, pero también tienen menos virtudes, defectos y debilidades, y una existencia más elemental que no tiene motivo para prolongarse demasiado.

El sentimiento siempre produce algún agobio, tanto si se trata de emociones placenteras como si es de amargura y dolor, porque deja notar el drama de la vida. Las emociones intensas y las vivencias apasionadas son las que producen los contrastes más patéticos y las que aportan mayores enseñanzas, pero también son las que más hacen sufrir y más exigen recomponer el ánimo.

Quien asume mucha responsabilidad tendrá muchas experiencias, pero también muchas frustraciones porque tendrá que superar muchos problemas. Afrontar problemas es enriquecedor porque obliga a la máxima atención y a tomar iniciativas que siempre alimentan el espíritu de emociones. Y para superar el desgaste de las emociones, hay que movilizar las intenciones en las mismas proporciones que el sentimiento. Entonces se alcanza el fondo de equilibrio necesario para ser un manantial de amor y de progreso.

La memoria

La memoria es como un semillero en el que sembramos continuamente recuerdos para que germinen ideas en el pensamiento. En ella residen los datos e imágenes que percibimos coloreados por nuestras emociones y sentimientos.

Es la siembra y recolección de las cosechas, influye el tipo de tierra y la meteorología, pero es la semilla la que determina la calidad. Igual en nuestra mente, es la calidad de la información que asimilamos la base determinante para desarrollar conocimiento.

Pero los recuerdos son piezas de información que con el tiempo se van desvaneciendo y pierden eficacia a medida que el significado que contienen se transforma en conocimiento. Olvidamos los recuerdos y liberamos zonas de memoria dejando sitio para registrar nuevas experiencias, un continuo reciclaje que añade nuevos eslabones a la cadena de producción de las ideas.

Si retenemos en exceso los recuerdos en la memoria, tenemos menos capacidad para alojar nuevas imágenes y se hace más lento el ritmo de maduración de las ideas. Estamos entonces llenos de recuerdos, muchos de ellos ya inútiles porque no aportan enseñanza, y se debilita la capacidad de razonar saturada por residuos de información que envuelven el pensamiento.

Pero si olvidamos demasiado pronto los recuerdos, desechamos información útil y no asimilamos todo lo que se deriva de la experiencia. El olvido prematuro deja lagunas en el modelo de conocimiento y empobrece la generación de ideas. Entonces aprendemos menos de lo que podríamos y tendremos conocimientos más elementales y sólo podremos resolver sobre las cosas más sencillas o sobre la superficie de los problemas.

No obstante, conviene olvidar rápidamente los recuerdos que son demasiado dramáticos para digerirlos, para que se enquisten y yazcan encapsulados en la memoria sin que desparramen su excesivo contenido emocional. Son venenos que corroen el modelo de conocimiento que hay que neutralizar con el olvido igual que enterramos los residuos radioactivos.

También hay experiencias que pueden hacer daño y sin embargo las memorizamos aunque generen preocupaciones que ponen a prueba nuestro equilibrio emocional. En la realidad de la vida tanto los recuerdos “buenos” como los “malos” proporcionan la información necesaria para contrastar las ideas.

Paz interior del subconsciente

La paz interior es el clima de conciencia en el que se gesta la felicidad y la satisfacción. Es un estado de gracia en el que el subconsciente se desarrolla libre de contradicciones irreconciliables y la personalidad humana crece con consistencia.

La ética y el respeto a las personas son doctrinas básicas para conquistar la paz interior del subconsciente. No se aprenden por generación espontánea y es de lamentar que su enseñanza esté poco extendida. Muy poca gente se preocupa en tener un comportamiento ético, aunque sea el camino más corto para ir a la raíz de los problemas.

Los principales problemas que turban la paz interior se derivan de situaciones de confrontación con otras personas. Las diferencias de criterio entre las personas son frecuentes e inevitables porque cada persona tiene su propio punto de vista, pero estos desencuentros son enriquecedores y no causan mayores problemas mientras haya comprensión y entendimiento.

Si no hay un fondo de respeto humano en las relaciones sociales surge la tensión y el enfrentamiento. Hay personas que consiguen con engaños y deslealtades cosas que se proponen que posiblemente no conseguirían jugando limpio. Es por desgracia cosa común y en muchos casos los que juegan sucio incluso no tienen conciencia de su comportamiento.  Pero cuando lo tienen, lo que tarde o temprano llega, suelen acabar mal, porque el poder y la riqueza no pueden comprar la paz del interior del subconsciente.

Neutralizar la tensión emocional

tension emocionalConviene neutralizar la tensión emocional antes de que somatize  en el cuerpo físico y produzca daños irreparables. La tensión física y la tensión mental deterioran el organismo y queman energía, pero son inevitables e incluso necesarias en muchas situaciones.

La tensión física es relativamente fácil de neutralizar porque el cansancio obliga a descansar y relajar los músculos. Algunos ejercicios físicos pueden ser peligrosos, como jugar tenis o fútbol a partir de cierta edad, sobre todo si no se tiene el hábito de hacerlo, pero hay alarmas que avisan de los excesos. El problema suele ser más bien no hacer ejercicio físico suficiente, porque es relativamente fácil caer en la rutina del sedentarismo, la relajación y el abandono. El organismo es una “máquina” que tiene que estar siempre lista para funcionar a plena capacidad, para lo hay que hacer ejercicio físico de mantenimiento.

También se ejercita la capacidad mental para tenerla siempre a punto y tener pleno entendimiento de las situaciones y los actos. Sin embargo, la tensión mental excesiva es más difícil de neutralizar que la tensión física porque no avisa. Tiene además peores consecuencias, porque hace daño poco a poco, produciendo deterioros orgánicos y enfermedades de las que no se advierte que la causa principal es el estrés.

Los problemas mentales somatizan además en problemas orgánicos, como si el cuerpo fuera un pararrayos en el que descarga la tensión emocional. Al contrario que el ejercicio físico, que tendemos a no hacerlo en la medida necesaria, la tendencia del ejercicio mental es de acumular tensión en la conciencia y vivir con estrés. El agobio de las cosas de las que hay que ocuparse y las relaciones sociales y sentimentales cargan la tensión emocional.

La tensión emocional es como un residuo corporal que hay que ir eliminando a diario para que no se acumule. La mejor forma de hacerlo es tener el hábito diario de la relajación mental, algo que cada uno puede descubrir por su cuenta, aunque también hay técnicas especificas que enseñan a hacerlo. De una u otra forma, lo importante es descargar la tensión emocional al ambiente antes de que la absorba el cuerpo y produzca daños irreparables.

Paco Valencia

Ayer perdí a uno de mis amigos, Paco Valencia, con quien compartí seis años en la universidad y en el servicio militar. Hacía tiempo que no nos veíamos pero seguía siendo un amigo entrañable. Su ausencia deja un sentimiento de soledad, amargura y tristeza. Descanse en paz.

Al ir cumpliendo años te vas dando cuenta que lo que te ata al mundo son las relaciones humanas muy por encima de todo lo demás. De ellas hay un núcleo duro que es la familia y otro casi igual de duro y en ocasiones incluso más que son los amigos de verdad.

Más superficialmente te relacionas con otros amigos, que en realidad son simples conocidos, a veces con mucha frecuencia, y también con otras personas más desconocidas que ocasionalmente se cruzan tu camino. También con desconocidos e incluso con personas hostiles.

A veces la frontera entre los amigos y los simplemente conocidos no se dibuja con claridad. Te vas dando cuenta con los años y con experiencias muy concretas que lo prueban, pero entretanto es muy común situar equivocadamente a quienes más conoces del lado de los amigos.

Por lo general, los verdaderos amigos se hacen en la infancia o en la juventud, cuando la convivencia es más prolongada y no hay intereses significativos en juego. También porque compartes aventuras y emociones que no son frecuentes después en las relaciones profesionales.