Somos esclavos del tiempo

esclavos del tiempoSomos esclavos del tiempo. Nuestra vida discurre del pasado hacia el futuro y no podemos dar marcha atrás aunque paradójicamente podamos ver una película al revés. El tiempo es como una flecha que siempre está avanzando, lo que la Ciencia reconoce como un fundamento básico.

Sin embargo, el futuro de la vida humana está ya decidido para quien nos observara desde la profundidad del Universo. Desde la galaxia de Andrómeda, que es el objeto más lejano directamente visible, podrían ver nuestra historia de los próximos dos millones y medio de años como una película ya rodada que no puede cambiarse. Igual que para nosotros a medida que observamos lugares mas lejanos en el Universo vemos escenas mas antiguas cristalizadas en la profundidad del pasado.

Es una pena que no podamos asimilar lo que es la dimensión tiempo de la misma forma que tenemos asimiladas las otras tres dimensiones espaciales, porque es probable que todas tengan la misma naturaleza aunque no lo entendamosLa tecnología nos está ayudando a percibir detalles de la realidad que no están al alcance de nuestros sentidos, pero por el momento seguimos siendo esclavos del tiempo.

Recién llegados al Universo

La inmensidad del Universo nos invita a pensar que estamos recién llegados al Universo y no estamos solos y tiene que haber otros planetas habitados por seres inteligentes aunque todavía no tengamos indicios que lo confirmen. No sabemos si el Universo está programado para que aparezcan seres inteligentes en los planetas cuando su estado de evolución cumpla las condiciones necesarias para ello, pero nada nos indica que la aparición de seres humanos en la Tierra sea una excepción.

Tampoco sabemos si los seres inteligentes son un mero decorado del orden universal o si cumplen alguna misión más o menos trascendente en la evolución del Universo. En cualquier caso, la aparición de los seres humanos inteligentes en el planeta Tierra es muy reciente y hasta ahora todo ha funcionado sin su concurso. Sabemos que la Tierra evolucionará y dejará en algún momento de tener las condiciones necesarias para albergar seres vivos y entonces probablemente todo continuará igual que antes de haber existido los seres humanos.

De momento acabamos de llegar y nuestra influencia es apenas inexistente. Hay consenso entre los científicos de que el Universo tiene unos 13.700 millones de años de vida y dentro de él nuestro sistema solar es bastante más joven con una edad aproximada de 4600 millones de años. Poco después surgió nuestro planeta Tierra y hubo de transcurrir casi todo ese tiempo hasta que se establecieron en África nuestros antepasados los homínidos hace unos 6  millones de años.

El homo sapiens data de tan solo hace 160.000 años y hubieron de transcurrir 100.000 años hasta que nos dejaran rastro de su arte prehistórico y de sus utensilios de caza y pesca. Hasta el periodo Neolítico no aprendieron los seres humanos a cultivar la tierra y desarrollar la agricultura y hace tan solo unos 5000 años de que tenemos vestigio de la escritura. Los seres humanos empezaron a escribir algo hace tan solo 160 generaciones y desde el comienzo de la era cristiana, que nos parece lejano en la profundidad de la historia, han transcurrido tan solo 64 generaciones.

Los nuevos hitos importantes del desarrollo de la humanidad: electricidad, energía atómica, electrónica, cibernética, genética…etc., que nos pueden hacer pensar que nuestra existencia tiene alguna finalidad en el orden universal, han ocurrido en los últimos 150 años, tan solo hace cinco generaciones, más o menos desde que nacieron nuestros tatarabuelos.

En fin, que acabamos de llegar y no sabemos cuál será nuestro papel a partir de ahora. Nos esperan grandes cambios porque desde hace un siglo la ciencia y la tecnología tiene desarrollos exponenciales, pero seguimos en la duda de si somos un simple decorado local del planeta Tierra o si en algún momento entraremos en contacto con  otros mundos y seremos parte de otras dimensiones. Hasta ahora solo podemos hacer al respecto prospecciones mentales y espirituales.

La velocidad de la luz es solo una barrera

Hasta hace poco más de cien años el tiempo era un concepto absoluto y la distancia era independiente del tiempo. Pero desde que Einstein publicó su famoso artículo en 1905 y surgió la teoría de la relatividad dejó de existir para la ciencia el tiempo absoluto. Las leyes de la ciencia, y la velocidad de la luz, han de ser las mismas para todos los observadores con independencia de cuál sea su posición y velocidad, y cada observador tiene su propia medida del tiempo que es la que marca el reloj que con él se desplaza.

La definición del metro como unidad de longitud fue por mucho tiempo “la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre” pero ha ido cambiando. En 1927 pasó a ser “la distancia entre dos marcas de una barra de platino iridiado que se conserva en París” y posteriormente en 1960 el metro pasó a ser algo tan sofisticado como “la longitud correspondiente a 1.650.763,73 oscilaciones en el vacio de la radiación emitida por el salto cuántico de un electrón entre 2p10 y 5d5 del átomo de Kriptón-86″.

Por entonces, concretamente hasta 1967, la unidad de tiempo, es decir el segundo, tenía su propia definición independiente de la distancia: ”la ochenta y seis mil cuatrocientosava parte de la duración que tuvo el día solar medio entre los años 1750 y 1890″. Desde entonces, esta definición cambió radicalmente a “la duración de 9 192 631 770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo del átomo de Cesio (133Cs), a una temperatura de 0 grados Kelvin”. Todavía el tiempo y la distancia tenían definiciones independientes.

Desde 1983 la distancia se subordina al tiempo y el metro pasa a ser “la distancia recorrida por la luz en el vacío en 1/299.792.458 segundos“. A estas definiciones se incorpora por lo tanto la constante de la velocidad de la luz que constituye para la ciencia actual un límite superior que no puede sobrepasarse.

En realidad, la teoría de la relatividad no dice que esta velocidad sea insuperable sino que para que un objeto con masa pudiera superarla requeriría una energía infinita. Es más bien una barrera que impide que cualquier partícula pueda aumentar su velocidad y llegue a pasar a través de ella. En teoría, podrían existir partículas que siempre se hayan movido a velocidades superiores a la de la luz y no hayan tenido por tanto que superar esta barrera, aunque dichas partículas virtuales, denominadas “taquiones” nunca hasta ahora han sido detectadas y la mayoría de los investigadores no creen en su existencia.

La barrera de la velocidad de la luz tampoco puede sobrepasarse sin violar el principio de causalidad, aunque este principio se sustenta simplemente en el hecho de que nunca se hayan detectado efectos anteriores a sus causas. Ciertamente la relación causa-efecto es para los seres humanos un postulado consustancial con la capacidad de entendimiento. En años recientes se han reportado experimentos en los que parece haberse superado la barrera de la luz pero los resultados han podido explicarse por la teoría clásica de la propagación de ondas. Hace poco se han detectado neutrinos que parecen haber superado esa barrera, lo que está por confirmar.

La velocidad de la luz es hoy por hoy una constante y constituye un límite que no puede sobrepasarse, aunque para el pensamiento resulte una caprichosa particularidad de la naturaleza. Cabe preguntarse si todo este cambio de definiciones del tiempo y de la distancia ha terminado o la cuestión seguirá evolucionando tan radicalmente como lo ha hecho en los últimos cien años. Todavía queda mucho futuro para poner a prueba la barrera de la velocidad de la luz.

La barrera del tiempo y la velocidad de la luz

velocidad de la luzEl desarrollo de la humanidad nos parece extraordinario, pero en realidad es insignificante en el Universo. Además, estamos condenados a no conocer la razón de nuestra existencia porque estamos atrapados por la inmensidad del Universo y por la velocidad de la luz, dos limitaciones que parecen insalvables:

1.-Solos y aislados en la inmensidad del universo. Nuestro sol es una de los cien mil millones de estrellas que tiene nuestra galaxia, que a su vez es una de las ochocientas mil millones de galaxias que se estima existen. La estrella vecina más cercana está tan lejos que la luz tarda cuatro años en llegar. Una nave espacial como el Voyager tardaría en llegar un tiempo treinta veces superior al de la historia de la actual cultura humana.

2.- Atrapados por el tiempo y la velocidad de la luz. El tiempo camina solo en una dirección y es irreversible y todo lo que observamos está deformado por la distancia y la velocidad de la luz. Si observamos la galaxia de Andrómeda, que es la parte del Universo directamente visible más alejada de la Tierra, vemos en realidad como era dicha galaxia hace dos millones y medio de años.

La barrera del tiempo parece insuperable según el estado actual de la ciencia, aunque haya elementos nuevos como el “entrelazamiento de partículas” o los “agujeros de gusano” que en alguna medida desafían al tiempo y a la velocidad de la luz. La ciencia niega que pueda superarse la velocidad de la luz porque no se han encontrado evidencias que violen el principio de causalidad y niega también, por la segunda ley de la termodinámica, que el tiempo pueda ser reversible.

Sin embargo, en pruebas realizadas durante tres años en el LHC de Ginebra, acaban de aparecer indicios de unos neutrinos que han viajado más rápido que la luz. Es todo un desafío al postulado de que ningún objeto con masa puede sobrepasar la velocidad de la luz, aunque se tardará años en confirmar o desautorizar el reciente hallazgo.

Entretanto, las limitaciones existentes pueden ser reales o ser debidas al limitado conocimiento humano y a los tópicos que de él se derivan. Cita Stephen Hawkings en su libro más famoso, cuando se refiere a la “fecha del tiempo”, el ejemplo de la vajilla que cae al suelo y se rompe, señalando que no puede verse la inversa de los trozos de vajilla, recomponiéndose otra vez sobre la mesa, porque lo prohíbe el segundo principio de la termodinámica. Añade que dicho principio postula que la entropía o “desorden” en un sistema cerrado siempre aumenta con el tiempo y que el hecho de que “con el tiempo aumente el desorden o la entropía es un ejemplo de lo que se llama una flecha del tiempo, algo que distingue el pasado del futuro dando una dirección al tiempo”.

Sin embargo, podría también argumentarse que la vajilla era en origen un conjunto desordenado de materiales que aumentaron su potencial con el tiempo organizándose y llegando a ser una vajilla, desafiando al principio de la entropía gracias a la intervención humana. El conocimiento humano interviene desarrollando potenciales y “exportando” entropía y desde hace varias décadas existe el concepto de entropía negativa, introducido por Schrödinger.

Sería una magnífica noticia que llegara a confirmarse que la velocidad de la luz puede superarse. Tendríamos que revisar muchos conceptos y se abriría un nuevo horizonte para el conocimiento y el pensamiento humano. La simple idea de que podrían enviarse mensajes al pasado desafiando la flecha del tiempo ampliaría la esperanza de que la humanidad y su entorno puedan autorregularse y mantener las constantes fundamentales para la supervivencia.

Atrapados por la flecha del tiempo

Nuestra vida discurre desde el pasado hacia el futuro y no podemos concebir que el transcurso del tiempo pueda cambiar de sentido, aunque paradójicamente podamos ver una película al revés. La flecha del tiempo siempre está avanzando y la Ciencia la reconoce como un fundamento básico, igual que el principio de causalidad o la segunda ley de la termodinámica.

Sin embargo no deja de ser curioso que la verdad científica de que “la causa precede al efecto en el tiempo” se refiera a un tiempo absoluto independiente del observador, como si la relatividad especial que postula que el tiempo depende del observador solo fuera aplicable a conceptos o sucesos no relacionados causalmente.

En la práctica, la “película de la vida” de los próximos millones de años serán escenas fijas ya determinadas para quienes nos observaran desde el Universo. Los hipotéticos observadores que se encuentren en la galaxia de Andrómeda (el objeto más lejano directamente visible) verán dentro de dos millones y medio de años lo que está pasando ahora en la Tierra y para ellos nuestras andanzas forman parte de una “película” que ya está rodada para los próximos dos millones y medio de años y no puede cambiarse. A no ser que el fenómeno de ”entrelazamiento cuántico”, que produce vinculaciones instantáneas independientes de la distancia, permitiera cambiar las causas antes de que generen los efectos.

Es una pena que no podamos asimilar lo que es la dimensión tiempo de la misma forma que tenemos asimiladas las otras tres dimensiones espaciales, porque es probable que todas tengan la misma naturaleza aunque no lo entendamos. Para tener mayor entendimiento tendríamos que tener mayor capacidad sensorial, porque como decían los escolásticos: Nihil est in intellectu, quod prius non fuerit in sensu. La tecnología nos está ayudando a percibir detalles de la realidad que no están al alcance de nuestros sentidos, pero por el momento seguimos estando atrapados por la flecha del tiempo.