Treinta y un aniversario del 23-F

23 FHoy se cumple el treinta y un aniversario del 23-F y la información de lo que pasó sigue siendo materia reservada. Si lo que nos han contado del “veintitrés efe” es todo lo que hay, no se entiende porque no se hacen públicos todos los documentos relativos al caso ni porque los protagonistas del evento que todavía viven no cuentan llanamente su experiencia.

Para el ciudadano normal la historia del  “veintitrés efe” gira sobre dos hechos contrastados: la entrada del Coronel Tejero en el Congreso y la llegada de un General proponiendo una lista de ministros para hacer un gobierno de coalición que el Congreso tendría que ratificar. Todo lo demás que pudimos ver, leer o escuchar en los medios de comunicación constituye el decorado del entorno pero no aporta nada sobre lo que se pueda deducir que es lo que en realidad ocurrió. La entrada de Tejero en el Congreso, acompañado de dos autobuses de guardias civiles, fue lo que puso en marcha el proceso, pero el contenido de fondo estaba más bien en el gobierno que se pretendía constituir como salida de la crisis, gobierno cuyos componentes figuraban en la lista que el General Armada llevó al Congreso.

No es creíble que sobre la marcha, el Parlamento pudiera decidir constituir un nuevo gobierno, conseguir la aceptación de sus componentes y cambiar el orden constitucional. Tampoco es creíble que el general Armada fuera tan iluso como para creer que su lista sería aprobada, salvo que hubiera ya circulado por centros de decisión críticos y de una u otra forma hubiera entendido que podía funcionar. No es previsible de antemano que los integrantes de la lista, todos de calidad contrastada y representando a todos los partidos, hubieran aceptado la propuesta, salvo que la lista hubiera sido positivamente contrastada por centros de poder pertinentes y sintonizaran con el fin perseguido y la idea subyacente.

Tampoco es creíble pretender que los diputados dieran su aprobación sin el visto bueno de sus partidos. O era una ingenuidad o una parte del camino estaba ya andado. Curiosamente, fue el Coronel Tejero quién abortó el proceso al rechazar la lista de ministros que le presentaban, razón de más para suponer que si la lista se hubiera presentado al Pleno muchos otros también la habrían rechazado de no contar con los apoyos oportunos.

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