Valoración del arte

valoracion del arteLa primera dificultad para valorar la creación artística es que no está claro lo que hay que valorar porque el arte no tiene una definición concluyente, como puede comprobarse en el diccionario. La segunda dificultad es que el valor añadido que aporta la creación artística es un intangible que no está directamente relacionado con los costes de producción. La tercera es que la belleza es un valor relativo que sintoniza con las emociones más que con la razón.

Estas dificultades dejan ya de por si poco margen para que el mercado del arte haga valoraciones objetivas. Además, los artistas surgen de la soledad y muchas veces permanecen en ella durante décadas sin que el mundo tome en consideración su valía ni siquiera su existencia. Hay artistas extraordinarios que nunca llegan a ser conocidos y hay también artistas y seudoartistas que son producto del marketing y tienen la suerte o la habilidad de engancharse a la espiral de la especulación.

Hay un vacio tremendo entre el artista y el mercado. Cuando el precio de una obra, digamos un cuadro, es asequible para que el ciudadano medio lo adquiera para colgarlo en su casa, el elemento que cuenta es la sintonía, relajación o emoción que el cuadro le produce, porque tiene que verlo todos los días. Cuando el precio es elevado la compra tiene más bien carácter de inversión y aquí entra ya en la especulación y en las corrientes del mercado de subastas y de coleccionistas que se separan del mundo de la belleza y de sus emociones.

Este vacío tremendo habría que llenarlo de alguna forma con fórmulas de valoración, que si bien no pueden llegar a catalogar el arte, puedan incorporar estimaciones empíricas más o menos objetivas de las sensaciones, valores, sensibilidades, armonía, quietud, novedad,…etc. que incorpora la obra y estimaciones de la trayectoria y evolución de la tendencia del artista. No es fácil pero creo que no solo es posible sino que podría ser la piedra angular de una iniciativa útil y rentable.

Me estoy refiriendo a que este vacío podría rellenarse con agencias de valoración al estilo de las existentes para calificar la solvencia financiera de un país, de un banco, o de unos bonos. Agencias independientes que objetiven hasta donde es posible llegar, lo que está por ver, el valor que va adquiriendo un artista y sus obras. Ya sabemos que sería un escalón más del mundo especulativo, pero estaría intermediando entre los artistas y las galerías, coleccionistas y casas de subastas, y podrían ser suficientemente accesibles para que cualquier artista por aislado que esté pudiera darse a conocer.

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