Vivir en libertad

Vivir en libertadPara poder vivir en libertad hay que haber seguido un largo proceso de aprendizaje, a lo largo del vivir de cada día, hasta situar en el subconsciente la libertad en lo mas alto de la escala de valores. La vida fácil y la excesiva protección parecería que proporcionan libertad, pero en realidad se trata de una libertad tutelada que no ha sido conquistada como valor en el permanente debate que tiene lugar en el subconsciente procesando la experiencia de vivir.

La libertad ocupa un lugar más importante en la escala de valores en la medida en que se hayan sufrido situaciones de angustia y desesperanza y tras largos periodos de sentirse oprimido, limitado y condicionado. Porque nadie te concede la libertad como un «kit» que puedas añadir a tu conciencia, sino que tiene que ir decantándose como un sentimiento imprescindible en el debate de tu conciencia tras largas experiencias en las que has tenido que ir ganando posiciones.

El sentimiento de ser libre es necesario para desarrollar la inteligencia, fortalecer la personalidad y enriquecer el conocimiento. Una mente libre es como un manantial, una fuerza generadora que fertiliza, mientras que una mente oprimida se encamina a formar parte del decorado irrelevante del escenario de la vida. Pero para sentirse libre hay que cuidar de no estar atado a circunstancias o intereses que te condicionen y para eso hay que estar siempre vigilante y evitar ataduras de las que no puedas zafarte si en algún momento pudieran restringir tu libertad.

Vivir en libertad es mas bien un sentimiento, pero tiene que corresponderse con una situación en la que seas lo más libre posible para decidir tus actos. En realidad una persona encadenada puede seguir sintiéndose libre, pero en este caso no se produce esa correspondencia y entonces el sentimiento de libertad es mas bien una realidad virtual fabricada por la inteligencia emocional que no aporta consecuencias útiles para la vida diaria.

Hay sin embargo quien su experiencia de vivir le ha llevado a aceptar estar muy condicionado por su entorno y llega incluso a tener miedo de vivir en libertad. Es el sentimiento de sentirse prisionero e incluso de tener que vigilarse a sí mismo. Puede llegarse incluso a ser feliz con ese sentimiento, aunque no es el camino para tener un autentico desarrollo de la personalidad y de la inteligencia emocional. Quien por el contrario, encuentra la forma de superar las ataduras que siempre hay en el ambiente en el que vive, podrá vivir en libertad y llegar muy lejos con su pensamiento. Aunque en realidad ello no necesariamente le conduce a la felicidad sino simplemente habrá aceptado un compromiso y habrá enriquecido su existencia. Tendrá más deseos de alcanzar el infinito y vivirá con más intensidad la locura de lo imposible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *