El orden natural es inconsciente y por lo que conocemos los seres humanos somos la excepción. Las estrellas se mueven de forma mecánica y su posición es en todo momento predecible, como si su trayectoria estuviera controlada por un ordenador. La materia y la energía obedecen a leyes universales ajustándose a un orden programado y el medio ambiente evoluciona de forma inconsciente.
Las bacterias no piensan y los animales están programados casi por completo o al menos eso parece. Y nosotros mismos, que según parece somos la excepción, nacemos ya muy programados por los genes que son meros programas que actúan sin pensar.
Aparte de nosotros, no conocemos nada ni a nadie con pensamiento consciente. No obstante creemos que alguien superior controla el orden universal pero, aunque éste sea el caso, sólo conectamos con él por vía inconsciente.