Gobierno de concentración

En las circunstancias actuales las cuestiones ideológicas pasan a segundo plano y lo que hace falta es un gobierno de concentración porque lo que está planteado es la supervivencia. Las decisiones de gobierno tienen que ser necesariamente drásticas y la forma más eficaz de ejecutarlas es con el respaldo de una amplia mayoría, la que solo puede alcanzarse con un gobierno de concentración. La eliminación del déficit, el crecimiento de la economía y el sistema electoral serían las cuestiones más urgentes.

La eliminación del déficit tiene que abordarse con el criterio de no gastar más de lo que se ingresa, no solo legislando en consecuencia sino también recortando lo que haga falta los presupuestos del Estado. No se puede conseguir el objetivo con medidas parciales de simple efecto mediático o con medidas destinadas a dar confianza a los mercados. Es preciso cortar gastos de forma efectiva y contundente para eliminar el déficit con urgencia.

El crecimiento de la economía puede verse comprometido por las medidas de reducción del gasto, por lo que hay que adoptar también medidas urgentes para relanzar las actividades productivas y mercantiles. Un flexibilización total del mercado laboral, aunque de momento fuera por un determinado periodo de tiempo, facilitaría que se emprendieran nuevos negocios.

La disponibilidad de internet con ADSL en todas las zonas rurales facilitaría también el emprendimiento de nuevos negocios que en zonas urbanas no son viables y contendría una nueva ola de migración de gente que no puede prescindir de esta infraestructura. Quizás podría imponerse como medida regulatoria a los concesionarios de servicios telefónicos, en lugar de endosarles cargas ajenas como es la compensación a la televisión estatal por la pérdida de ingresos publicitarios.

La reforma del sistema electoral es un paso previo necesario para la regeneración democrática del sistema político. Un sistema basado en circunscripciones uninominales, que es el que tienen las principales democracias, permitiría que hubiera representación política y participación de los ciudadanos. Proporcionaría además amplias mayorías de gobierno sin que por ello deje de estar el gobierno vigilado e incluso amenazado por los ciudadanos. También es el sistema que mejor garantiza la defensa de los intereses minoritarios.

Estando representados los ciudadanos y existiendo un cauce de participación, las demás reformas legislativas vendrán por añadidura como fruto de la voluntad ciudadana y no como imposiciones del gobierno de turno.

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