Diez mandamientos políticos que deberían cumplirse

mandamientos políticosHay diez mandamientos políticos que deberían cumplirse en una democracia cierta, genuina y verdadera:

Austeridad, honradez, transparencia y déficit cero.

Elección directa del jefe del poder ejecutivo.

No subvenciones a partidos políticos, sindicatos y patronales.

Poder judicial autónomo e independiente.

Una sola cámara legislativa.

Representación política cierta genuina y verdadera con circunscripción electoral unipersonal

Control central del presupuesto, gasto, inversiones, deuda e impuestos.

Protección de los derechos humanos y libertades individuales.

Justicia social e igualdad de oportunidades.

Unidad de mercado.

Inmensidad del Universo

universoLa inmensidad del universo es inimaginable. En pocos años hemos pasado de creer que la Tierra es el centro del universo a comprobar que no somos casi nada. El simple Sol, que es una estrella enana, es 1.300.000 veces más grande que la Tierra y está alejado 150 millones de Km. El viaje a la estrella más próxima, la Alfa del Centauro, tardaría 135.000 años viajando a la velocidad de la nave Voyager, es decir unas 30 veces el tiempo transcurrido desde que apareció la cultura humana.

Nuestra galaxia, la Vía Láctea, se estima que tiene unos 100.000 millones de estrellas y en el universo se estima que hay unos 800.000 millones de galaxias. Una inmensidad de la que además no tenemos ni idea de cómo es en realidad, pues las imágenes que nos llegan a los telescopios están deformadas por el factor tiempo. El Sol lo vemos donde estaba hace 8 minutos, que es lo que tarda en llegar la imagen, y a medida que enfocamos el telescopio a regiones cada vez más lejanas contemplamos escenas más antiguas en el tiempo, sin saber siquiera si siguen existiendo.

La teoría de la relatividad nos dice que el universo hay que considerarlo en el espacio-tiempo y que la velocidad de la luz es constante (300.000Km./segundo). No niega  que puedan existir velocidades superiores pero dice que requeriría energía infinita, que es lo mismo que negarlo. Esta constante de la velocidad de la luz se ha impuesto de tal manera que la definición del metro como unidad de longitud ha pasado de ser “la distancia entre dos marcas de una barra de platino que se conserva en Paris” a la distancia recorrida por la luz en 0,000000003335640952 segundos. Las distancias se miden ahora en función de la velocidad de la luz y del tiempo que ésta tarda en recorrerlas.

Sin embargo hay ciertas experiencias de laboratorio en las que al parecer se han alcanzado velocidades superiores a la de la luz, lo que no es incompatible con la teoría de la relatividad cuando se trata de elementos sin masa. Si llegáramos a tener un telescopio que recibiera imágenes a una velocidad ampliamente superior a la hoy asumida de la luz, veríamos un universo posiblemente muy diferente, aunque quizás también sería más o menos lo mismo por estar  en continua expansión. El mundo de lo infinitamente pequeño es todavía más difícil de entender. La mecánica cuántica lo define con probada exactitud en términos matemáticos pero su apreciación no cabe en la mente humana.

Regeneración política

raicesLa regeneración política tiene que empezar en la raíz de los problemas:

Separación de poderes. El Partido dominante en el Parlamento ejerce también el poder ejecutivo. La Constitución declara la independencia de los jueces y magistrados pero no define a un poder judicial independiente. Las cámaras y el Gobierno nombran los miembros del Tribunal Constitucional y a buena parte de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Esta concentración de poder conduce a abusos, despilfarro, privilegios, corrupción….etc.

Representación política cierta, genuina y verdadera. El ciudadano no tiene un diputado que le represente. Un diputado solo representa a quien le puso en la lista. La consecuencia es que los ciudadanos no pueden participar y que los diputados votan lo que dicta el partido.

Autonomías. Gasto público excesivo, déficit alto, deuda creciente, aumento desproporcionado de funcionarios, proliferación de empresas públicas, duplicación de funciones, insolidaridad, privilegios, desigualdad….etc.

Soluciones:

Circunscripción electoral unipersonal (como en Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos). El diputado o concejal elegido representa a todos los electores de su circunscripción.

Elección directa del Presidente del Gobierno.

Una sola cámara. El Senado es innecesario.

Estado único sin autonomías y con menos ayuntamientos aunque reforzados (como  instituciones más próximas al ciudadano). Alguna forma de autonomía solo en Cataluña y País Vasco.

Déficit cero y reforma constitucional

DEFICIT CERONo es fácil de entender porque los dirigentes políticos acostumbran a administrar el dinero de los ciudadanos gastando más de lo que ingresan, es decir gastando lo que no se tiene. Esta práctica lleva a un endeudamiento creciente que encarece cada vez más la financiación y puede llegar a hacerla insostenible.

Tampoco se entiende que haya políticos, sobre todo los de izquierdas, que defiendan tener déficit porque lo identifican como la base del llamado estado de bienestar. Precisamente el déficit presupuestario continuado acaba empobreciendo a los ciudadanos por un encarecimiento general de los productos y servicios y a través de subidas de impuestos y obligados recortes de prestaciones.

Llevar a la Constitución la obligación de déficit cero es ahora necesario porque a pesar de ser un principio elemental no será nunca respetado si no lo impone la carta magna. Y para imponer este principio no hay que hacer ningún referéndum, más bien habría que haberlo hecho para que los ciudadanos autorizaran eventualmente violar este principio natural de no gastar lo que no se tiene.

La flexibilidad que propone el partido en el gobierno de que no figuren límites de déficit en la Constitución y que se fijen por ley significa seguir igual que estamos porque las leyes las “arregla” el gobierno de turno mientras que modificar la Constitución requiere mayorías cualificadas.

Más bien, una vez incorporada a la Constitución la obligación de déficit cero, habría que complementarla con una ley de estabilidad presupuestaria que exigiera responsabilidades a los responsables políticos que generen déficit en las cuentas públicas. Creo que algo de esto se legisló en Brasil y acabaron con el problema.

Políticos trepadores

trepadoresHay líderes que son profesionales especializados en alguna materia concreta, que en su carrera profesional van perfeccionando su maestría y acumulando prestigio y poder. En ellos la trayectoria profesional tiene mayor peso específico que la experiencia de poder. Pero hay otros que no se especializan en nada concreto sino en tener poder y en utilizarlo. Son políticos trepadores que eligen el camino del poder como vía de acceso al dinero.

Los líderes más influyentes son los políticos, porque pueden cambiar en poco tiempo el ambiente social y no necesariamente en la buena dirección. Su vocación es tener poder sobre la sociedad y controlar grandes presupuestos, en muchos casos para vender favores, hacer dinero y vivir bien.

Los líderes políticos suelen ser más soberbios en cuanto más poder tienen. Se creen en posesión de la verdad e imponen sus ideas a los ciudadanos sin molestarse en verificar si son en realidad aceptables para la mayoría social. Consideran que la votación que les encumbró sirve justificar todas y cada una de sus decisiones.

El problema que tenemos con estos líderes es que el poder que conquistan y el dinero que controlan lo extraen del resto de los ciudadanos. Para éstos, lamentablemente, la aceptación de un líder político suele ser un impulso emocional, una sintonía que se establece muchas veces sólo por la imagen, sin pensar en lo que dice o hace.

Las principales armas de los líderes políticos son la imagen y la palabra. Los votamos por la percepción que tenemos de ellos cuando escuchamos lo que dicen y por las noticias mediáticas que sobre ellos nos llegan. La imagen suele estar distorsionada por el dinero que emplean para maquillarla, aunque no siempre logren mejorarla. La palabra suele estar prefabricada para decir a la audiencia lo que quiere escuchar sabiendo que las promesas se diluyen y que la memoria histórica es efímera y en todo caso manipulable.

El acto de votar consiste en otorgar poder a personas que buscan el poder. Es demasiado importante como para ir alegremente a las urnas a encumbrar a un trepador por sintonía emocional con su imagen y por las cosas que dice. Nadie en su sano juicio presta dinero por  sintonía emocional, desde luego ningún banco lo hace, y sin embargo nombramos a los que nos dirigen y organizan nuestra vida por adhesión incondicional a su imagen mediática.

Dicen que los pueblos tienen los dirigentes que se merecen, y las consecuencias de elegir dirigentes equivocados pueden llegar a ser devastadoras. Por desgracia, el hecho de que el líder político salga de las urnas no garantiza que vaya a tener un comportamiento democrático. En nuestro país, con los poderes del Estado concentrados en una misma mano, el líder suele desentenderse de la sensibilidad mayoritaria y acaba haciendo uso del poder según sus propios intereses.

Transparencia del gasto público

AGUA Y AIRELa transparencia del gasto público ayuda a que los dirigentes del poder ejecutivo den prioridad a la honesta, austera y eficiente administración del bien común. En un país como el nuestro, en el que las libertades individuales y la justicia social son objetivos que se supone asumen los ciudadanos y todos los partidos políticos, el primer mandamiento que deben cumplir los dirigentes del poder ejecutivo es administrar el bien común de forma intachable.

Los presupuestos generales del Estado siempre son sospechosos de incluir gastos e inversiones innecesarios. La administración del dinero público deja mucho que desear a tenor de los datos que de cuando en cuando se dan a conocer en los medios y sobre todo por las muestras evidentes que observamos los ciudadanos: obras innecesarias, subvenciones absurdas o interesadas, proliferación de coches oficiales, proliferación de asesores, incremento desproporcionado de funcionarios, corrupción, solape de competencias en las diversas administraciones, ….etc.

Frente al despilfarro del gasto público poco podemos hacer los ciudadanos porque nuestra intervención se limita a votar cada cuatro años para que siga el poder en manos del partido gobernante o para que sea el partido de la oposición el que gobierne. Sea uno u otro, el poder ejecutivo resultante seguirá haciendo los presupuestos al margen de los ciudadanos, gastando dinero público con demasiada alegría, sin la prudencia con la que un padre de familia tiene que administrar su dinero.

Hace tan sólo unos años el ministro de Economía llevaba al Parlamento todo un cargamento de carpetas en las que se reflejaban los presupuestos que se sometían a aprobación, pero ahora solo acude con un disco de ordenador. Es decir que toda la información está informatizada y puede ser accedida por los diputados, aunque dudo mucho de que éstos la consulten o hagan con ella otra cosa que votar lo que su jefe de filas ordene.

Hoy la técnica permite dar un paso más y estructurar los presupuestos de forma que puedan consultarse a través de internet, igual que se supone los consultan en una red privada los gestores responsables de su gasto. Abrir la posibilidad de consultar los presupuestos a todos los ciudadanos es algo lógico y natural porque se trata de su dinero. No hay en principio zonas presupuestarias que requieran secreto u obscuridad, pero si en algunas hubiera duda bastaría con limitar sus desgloses, porque las cuentas públicas en su inmensa mayoría tienen que resistir la prueba de transparencia.

De momento, aun cuando se publicaran en la red los presupuestos generales del Estado y los de las autonomías y ayuntamientos, pocas iniciativas ciudadanas podrían llevarse a cabo porque carecemos de representación política, pero estaríamos ante un ejercicio de transparencia en el que tendríamos datos reales y no simplemente rumores y con ello el gasto innecesario empezaría poco a poco a caer por su propio peso.

Conciencia popular

CONCIENCIAEl progreso y el desarrollo de los pueblos no es consecuencia de la antigüedad, ni de los recursos disponibles, ni de la capacidad intelectual de sus ciudadanos. Es más bien producto de la conciencia popular, una conciencia colectiva de fraternidad y de progreso basada en la ética y la responsabilidad.

India y Egipto son países milenarios y sin embargo siguen siendo pobres, e incluso Grecia, también milenario e integrado en la Unión Europea tiene graves problemas de sostenibilidad económica. En contraste, países jóvenes como Australia, Nueva Zelanda o Canadá, con centuria y media de existencia, disfrutan de un alto nivel de desarrollo y de riqueza. Y EEUU, la mayor potencia mundial, tiene poco más de dos centurias de existencia como estado.

Los recursos naturales tampoco son decisivos. Japón carece de ellos y es hoy una potencia mundial, líder después de EEUU, que Importa todo tipo de materias primas y exporta todo tipo de productos manufacturados. Suiza es otro ejemplo de país rico y desarrollado que ha conseguido ser refugio de grandes capitales por la confianza y seguridad que emana de los principios de orden, trabajo y responsabilidad que guían la actividad de sus ciudadanos.

Y no puede decirse que los dirigentes y especialistas de estos países ricos y desarrollados estén mejor dotados intelectualmente y por eso sus países progresen más rápidamente, porque está demostrado hasta la saciedad que casi todos los seres humanos somos capaces de hacer casi todo y que los factores determinantes son la educación, la experiencia y la responsabilidad, factores que nada tienen que ver con razas ni colores. De hecho, los países desarrollados están llenos de inmigrantes en posiciones de alto nivel y responsabilidad.

Lo que realmente marca la diferencia es la conciencia del pueblo, algo que no se improvisa y que requiere de buena orientación ética y política y de consistencia y continuidad en el desarrollo espiritual. La conducta de la mayoría de los ciudadanos de países desarrollados está basada en valores espirituales de ética, responsabilidad, integridad, entrega al trabajo, superación, respeto a los demás y respeto a la ley.

La dirección política de los países desarrollados impulsa estos valores desde la ejemplaridad, cuidando al máximo la educación de la juventud y velando por el perfeccionamiento de la conciencia popular para que sea ésta el motor que impulse a los diversos grupos sociales que vertebran el estado y puedan convivir todos ellos trabajando en la misma dirección de desarrollo y progreso.