El orden natural es inconsciente

el orden natural es inconscienteEl orden natural es inconsciente y por lo que conocemos los seres humanos somos la excepción. Las estrellas se mueven de forma mecánica y su posición es en todo momento predecible, como si su trayectoria estuviera controlada por un ordenador. La materia y la energía obedecen a leyes universales ajustándose a un orden programado y el medio ambiente evoluciona de forma inconsciente.

Las bacterias no piensan y los animales están programados casi por completo o al menos eso parece. Y nosotros mismos, que según parece somos la excepción, nacemos ya muy programados por los genes que son meros programas que actúan sin pensar.

Aparte de nosotros, no conocemos nada ni a nadie con pensamiento consciente. No obstante creemos que alguien superior controla el orden universal pero, aunque éste sea el caso, sólo conectamos con él por vía inconsciente.

La realidad desconocida

realidad desconocidaNo podemos descartar que los ovnis, apariciones, saltos en el tiempo y otras manifestaciones extraordinarias que la ciencia descarta, sean parte de una realidad desconocida por el momento indetectable. Lo que vemos es una pequeña parte de la radiación electromagnética comprendida entre 400 y 750 nanómetros (1 nanómetro = 0,000000001 metros). Con la vista llegamos a distinguir directamente la espiral de Andrómeda, que es una galaxia muy cercana, pero lo que vemos es algo que existió hace 2.250.000 años. De lo que hay en el centro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea , nos llega una radiación que fue emitida hace 27.700 años.

Los radiotelescopios y demás instrumentos tan solo nos muestran un 4% del universo, ya que el 23% es materia oscura y el 73% energía oscura , de los que tenemos indicación de su existencia por los efectos gravitacionales que producen. La materia oscura incluye los agujeros negros , concentraciones de masa de las que la velocidad de escape es superior a la de la luz. Incluye también materia intergaláctica no luminosa, WIMP´s (weakly interacting massive particles), que son partículas elementales que interactúan muy débilmente de las que solo el neutrino ha sido identificado, axiones, de existencia no demostrada,….etc. La energía oscura es mucho más enigmática y se supone que está más o menos uniformemente repartida, como una especie de “éter” aristotélico responsable del incremento de la aceleración del Universo.

El mundo infinitesimal de las partículas y fuerzas elementales está bastante más estudiado y al menos la física cuántica, con todas sus lagunas, proporciona un conocimiento que ha demostrado ser cierto y ha servido de base para el desarrollo de la tecnología electrónica. No obstante hay todavía en lo infinitesimal un mundo desconocido, por el momento indetectable, que está alimentado de hipótesis como los universos paralelos o por el recientemente detectado Bosson de Higgs, u otras, que abren el camino de la coexistencia en espacio y tiempo con otras realidades que ni percibimos ni imaginamos. No podemos descartar que haya una realidad desconocida de las que los ovnis, las apariciones, los saltos en el tiempo o las manifestaciones en las que la conciencia sobrevive al cerebro, sean puntos de enlace por el momento indetectables que puedan llegar a hacernos entender como puede ser el futuro de la vida inteligente más allá de la aventura humana y como puede que sea la realidad existencial en los amplios confines del universo.

Los viajes interestelares parecen imposibles

viajes interestelaresHace 51 años del primer viaje orbital alrededor de la Tierra y 23 años del viaje a la Luna, pero los viajes interestelares parecen imposibles, porque las distancias son inmensas y los humanos tenemos una vida demasiado corta. En las dos últimas generaciones todo se ha acelerado y estamos cerca de conocer la programación de la vida humana, de clonar seres humanos y de artificializar funciones fisiológicas con nanorobots, pero no tenemos ni idea de que estamos haciendo en el Universo ni cual será nuestro futuro cuando las condiciones ambientales en la Tierra hagan imposible la vida humana.

Suponiendo que la tecnología estuviera lista para los viajes interestelares, los viajeros de llegada serían los descendientes de múltiples generaciones, y necesitarían que las condiciones en el punto de destino fueran apropiadas para la vida humana. Parece imposible y no soluciona nada, porque si las condiciones son favorables, la vida podría surgir allí sin que tenga que proceder de la Tierra. Es decir que los viajes interestelares parecen imposibles y además carecen de utilidad.

Puede elucubrarse que en algún tiempo futuro pudiera independizarse la mente humana del sustrato que la alberga y que viajara solo información y lo hiciera a la velocidad de la luz. La mente y/o conciencia incluiría la experiencia vivida, ideas, criterios, conceptos, valores, emociones, sentimientos, ….etc., un contenido que es pura información y teóricamente podría viajar a la velocidad de la luz. El sustrato de cuerpo humano no sería necesario en el punto de llegada porque, o bien se podría reconstruir a partir del código genético, que es también pura información, o bien la mente podría albergarse en otro sustrato más afín con las condiciones locales.

Con esta visión, hoy por hoy onírica, podría especularse si los viajes interestelares consistirían en externalizar la mente y conciencia de los viajeros para darles a su llegada otro cuerpo de su mismo código genético para continuar con su vida como cuando partieron de la Tierra. No se puede elucubrar mucho más y si de todas formas los viajes interestelares fueran imposibles, habrá que empezar a entender para qué sirve la vida humana y que hacemos aquí en la Tierra.

Somos esclavos del tiempo

esclavos del tiempoSomos esclavos del tiempo. Nuestra vida discurre del pasado hacia el futuro y no podemos dar marcha atrás aunque paradójicamente podamos ver una película al revés. El tiempo es como una flecha que siempre está avanzando, lo que la Ciencia reconoce como un fundamento básico.

Sin embargo, el futuro de la vida humana está ya decidido para quien nos observara desde la profundidad del Universo. Desde la galaxia de Andrómeda, que es el objeto más lejano directamente visible, podrían ver nuestra historia de los próximos dos millones y medio de años como una película ya rodada que no puede cambiarse. Igual que para nosotros a medida que observamos lugares mas lejanos en el Universo vemos escenas mas antiguas cristalizadas en la profundidad del pasado.

Es una pena que no podamos asimilar lo que es la dimensión tiempo de la misma forma que tenemos asimiladas las otras tres dimensiones espaciales, porque es probable que todas tengan la misma naturaleza aunque no lo entendamosLa tecnología nos está ayudando a percibir detalles de la realidad que no están al alcance de nuestros sentidos, pero por el momento seguimos siendo esclavos del tiempo.

Vida extraterrestre

extraterrestreThe Royal Society” dedicó a principios de año su publicación “Philosophical Transactions” al tema de la vida extraterrestre. Es un tema de actualidad, porque los medios ahora disponibles de exploración del Universo permiten detectar planetas que orbitan alrededor de estrellas similares a nuestro sol. Se están detectando diversos planetas similares a la Tierra y parece que habrá pronto una escalada importante.

En dicha publicación, editada por Martin Dominik y John C. Zarnecki se plantean si el modelo de evolución de La Tierra será también el que opera en los planetas que puedan tener biosfera y si las formas de vida serían similares a la de los humanos. El artículo que publica Simon Conway, de la Universidad de Cambridge, sugiere para empezar que aunque los procesos físicos y químicos de la vida y sus límites son probablemente los mismos en cualquier parte del Universo, la diversidad de escenarios en los que puede aparecer la vida es mucho más amplia que la de La Tierra.

Conway indica como hipótesis poco probable que las biosferas que pueda haber en planetas extraterrestres sean estrictamente similares a la nuestra y que la inteligencia surja de forma inevitable. El conocimiento actual parece señalar que nosotros y nuestra biosfera son bastante únicos y que estamos solos en el Universo. Por lo tanto, parece que nos movemos entre dos posibilidades a cual peor: que en planetas lejanos nos encontremos a nosotros mismos o que no encontremos a nadie.

La cosa no ha hecho más que empezar pero plantea cuestiones importantes. Si estamos solos, ¿qué pintamos en el Universo? Si no estamos solos, ¿podremos estar en contacto? ¿Serán similares a nosotros o serán extraños y repulsivos? ¿Qué intenciones tendrán? ¿Cómo afectará a los humanos? De momento el programa SETI de detección de vida extraterrestre lleva 50 años de rodaje infructuoso pero no puede descartarse que un buen día aparezcan indicios sólidos de inteligencia extraterrestre.

Viajes interestelares

Cumpliéndose ya 50 años desde que Gagarin hizo el primer viaje orbital sobre la Tierra estamos muy lejos tan solo de pensar que algún día sean posibles los viajes interestelares, porque la inmensidad del universo contrasta patéticamente con la fragilidad y la corta vida de los seres vivos.

Nuestro sistema solar tiene más de 4.600 millones de años, pero el “homo sapiens” solo tiene unos 160.000 años de antigüedad y no aprendió a cultivar la tierra hasta hace unos 7000 años. Nos separan de Jesucristo tan solo 64 generaciones y cuando nacieron nuestros abuelos o bisabuelos todavía se creía que el futuro del Universo estaba determinado por leyes matemáticas.

Hace menos de cien años se formuló la mecánica cuántica, teoría de lo infinitamente pequeño que se ha comprobado que gobierna el comportamiento de los transistores y de los circuitos integrados, componentes esenciales de los aparatos electrónicos, y es la base de la química y de la biología moderna. La estructura helicoidal del ADN se formuló hace tan sólo 58 años y parece que hemos abierto el cauce para entender la programación de la vida humana.

El progreso de la inteligencia  humana en las dos últimas generaciones es notable y estamos a punto de clonar seres humanos y de artificializar funciones fisiológicas con nanorobots, pero no tenemos ni idea de que estamos haciendo en el Universo ni cual será nuestro futuro. La Tierra desaparecerá algún día, pero antes las condiciones ambientales harán imposible la vida humana, por lo que o bien la humanidad se extinguirá entonces o bien habremos emigrado hacia otro confín del Universo. Lo malo es que los viajes espaciales parecen imposibles pues para llegar a la estrella más cercana a nosotros, la Alfa del Centauro, la luz tarda cuatro años viajando a 300.000 Km. por segundo.

Hay en teoría dos fórmulas para los viajes espaciales lejanos: o bien transcurren múltiples generaciones durante el viaje y llegan algunos descendientes, o lo que viaja es solo información y lo hace a la velocidad de la luz. La primera posibilidad es bastante absurda porque no parece útil al Universo trasplantar la vida humana de unas estrellas a otras cuando puede generarla en cualquier parte como sucedió en la Tierra.

Queda la segunda posibilidad que parece la más lógica. El ser humano es al fin y al cabo un soporte biológico que alberga la información para manejar el cuerpo, para almacenar la experiencia vivida, parea alojar su libre albedrío y para agrupar en el subconsciente la conducta automática, las emociones y los sentimientos. El contenido es pura información y no cabe duda de que la tecnología se desarrollará hasta el punto de poder transmitirlo a la velocidad de la luz. El continente no será necesario transmitirlo porque se puede reconstruir en cualquier parte a partir del código genético que también es pura información.

Los viajes interestelares consistirían en una externalización de toda la información que caracteriza el conocimiento de las personas para poder darles a su llegada otro cuerpo fabricado con su mismo código genético, es decir un clon, y continuar con su vida como cuando partieron de la Tierra. Teniendo en cuenta que la vida humana se alargará considerablemente, habrá margen para viajar en nuestra galaxia dando continuidad a nuestra aventura humana. Si no fuera así no puede entenderse que hacemos aquí.

Vemos muy poco de lo que existe

lo que existeNuestra percepción de la realidad está muy limitada por los sentidos corporales y por la pobreza que todavía tienen los instrumentos con los que tratamos de llegar un poco más allá. Vemos muy poco de lo que existe.

De nuestros sentidos corporales, sólo la vista nos permite percibir cosas lejanas a nuestro entorno, pero lo que nuestros ojos detectan es una pequeña parte de la radiación electromagnética que es la comprendida entre 400 y 750 nanómetros (1 nanómetro = 0,000000001 metros). Aún así podemos llegar a distinguir directamente la espiral de Andrómeda, que es una galaxia “cercana”, pero lo que vemos es algo que existió hace 2.250.000 años. De lo que hay en el centro de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, solo nos llega radiación que fue emitida hace 27.700 años.

Hoy nuestros ojos ya sirven de poco para percibir lo que ocurre en el universo, pero disponemos de instrumentos que detectan y nos informan de la radiación electromagnética aunque sea infrarroja o ultravioleta. Sin embargo los instrumentos tampoco llegan “muy lejos” porque de la realidad existente de la que hay noticia directa o indirecta solo pueden detectar aproximadamente un 4%, ya que el 23% es materia oscura y el 73% energía oscura, es decir materia y energía que no se detecta por radiación porque solo interactúa con la gravedad, produciendo efectos gravitacionales que son los que dan indicación de su existencia.

La materia oscura incluye los agujeros negros, que son concentraciones de masa de las que la velocidad de escape es superior a la de la luz, incluye también materia intergaláctica no luminosa, WIMP´s (weakly interacting massive particles), que son partículas elementales que interactúan muy débilmente de las que solo el neutrino ha sido identificado, axiones, de existencia no demostrada,….etc. La energía oscura es mucho más enigmática y se supone que está más o menos uniformemente repartida, como una especie de “éter” aristotélico responsable del incremento de la aceleración del Universo.

La parte del mundo infinitesimal de las partículas y fuerzas elementales está bastante más estudiado y al menos la física cuántica, con todas sus lagunas, proporciona un conocimiento que ha demostrado ser cierto y ha servido de base para el desarrollo de la tecnología electrónica. No obstante hay todavía en lo infinitesimal un mundo desconocido, por el momento indetectable, que está alimentado de hipótesis como los universos paralelos o por el Bosson de Higgs, u otras, que abren el camino de la coexistencia en espacio y tiempo con otras realidades que ni percibimos ni imaginamos.

Siendo tan limitada nuestra percepción de la realidad hay que preguntarse si los sucesos extraños en los que alguien ve o detecta realidades extraordinarias como “apariciones”, “ovnis”,….etc., o tiene una visión de sucesos futuros, u otras manifestaciones que la ciencia descarta, no pudieran ser una especie de “contactos” con parte de la existencia que nos es totalmente desconocida y es por el momento indetectable.

Futuro de la vida humana

La ciencia no ayuda demasiado en aclarar si la vida inteligente surge por casualidad o si es un eslabón necesario en la evolución del Universo. Es difícil de imaginar que el desarrollo de la inteligencia humana en la Tierra solo sea un hecho accidental fruto de caprichosas mutaciones y que un buen día comience a desaparecer sin dejar rastro ante la indiferencia del resto del Universo. No sabemos si nuestra misión, si es que existe, es relevante para el Universo. Llevamos poco tiempo sobre la Tierra y apenas hemos progresado hasta que empezó la revolución tecnológica hace cuatro o cinco generaciones. La electricidad, la energía atómica, el teléfono, la televisión, los computadores, internet, los nano robots,….etc., suponen grandes avances pero no cambian nuestra débil y vulnerable estructura biológica.

El simple choque de un asteroide con la Tierra sería el fin de nuestra existencia. Hace poco se detectó el choque entre dos asteroides equivalente a la explosión de una bomba atómica y ya hay quien calcula que en el año 2034 puede chocar uno de ellos con la Tierra. Pero aun suponiendo que una catástrofe como ésta nunca suceda, la simple evolución del Sistema Solar hará nuestro planeta inhabitable para el género humano. Poco importa que sea dentro de cientos, de miles, o de millones de años.

Para entonces, ¿cual habrá sido nuestra aportación al Universo? Para el planeta Tierra, lo único previsible es que lo estropeemos cada vez más y contribuyamos a hacerlo inhabitable. En la Vía Láctea, nuestra galaxia, parece que no llegaremos a acercarnos a ningún sitio habitable. Viajar a esas distancias lleva mucho tiempo y no se vislumbra para que serviría. El género humano también podría surgir en otros confines del Universo sin necesidad de viajes que parecen imposibles. Tampoco parece que viajar por el Universo sea una forma de supervivencia.

En unas décadas, los computadores o lo que de ellos crezca serán suficientemente inteligentes para tomar el relevo y la raza humana comenzará a transformarse o a desaparecer. El silicio, que es el elemento más abundante en la Tierra después del oxígeno, en torno al 28% de la corteza terrestre, es un elemento base de los microchips sobre el que se desarrollan los computadores. Ya se han reportado experimentos de inserción de microchips en células vivas que actúan de sensores, como si estuviera surgiendo una nueva biología del silicio. Otro material recientemente descubierto, el grafeno, superdenso, del grosor de un átomo, de alta resistencia, buen conductor de la electricidad y el calor, ya ha sido utilizado para construir microchips diez veces más rápidos.

Quien sabe cual será el final. Es todavía más interesante la evolución del espíritu y la conciencia colectiva, que es una dimensión humana muy poco explorada, todavía embrionaria, que por el momento es terreno de las creencias.

Recién llegados al Universo

La inmensidad del Universo nos invita a pensar que estamos recién llegados al Universo y no estamos solos y tiene que haber otros planetas habitados por seres inteligentes aunque todavía no tengamos indicios que lo confirmen. No sabemos si el Universo está programado para que aparezcan seres inteligentes en los planetas cuando su estado de evolución cumpla las condiciones necesarias para ello, pero nada nos indica que la aparición de seres humanos en la Tierra sea una excepción.

Tampoco sabemos si los seres inteligentes son un mero decorado del orden universal o si cumplen alguna misión más o menos trascendente en la evolución del Universo. En cualquier caso, la aparición de los seres humanos inteligentes en el planeta Tierra es muy reciente y hasta ahora todo ha funcionado sin su concurso. Sabemos que la Tierra evolucionará y dejará en algún momento de tener las condiciones necesarias para albergar seres vivos y entonces probablemente todo continuará igual que antes de haber existido los seres humanos.

De momento acabamos de llegar y nuestra influencia es apenas inexistente. Hay consenso entre los científicos de que el Universo tiene unos 13.700 millones de años de vida y dentro de él nuestro sistema solar es bastante más joven con una edad aproximada de 4600 millones de años. Poco después surgió nuestro planeta Tierra y hubo de transcurrir casi todo ese tiempo hasta que se establecieron en África nuestros antepasados los homínidos hace unos 6  millones de años.

El homo sapiens data de tan solo hace 160.000 años y hubieron de transcurrir 100.000 años hasta que nos dejaran rastro de su arte prehistórico y de sus utensilios de caza y pesca. Hasta el periodo Neolítico no aprendieron los seres humanos a cultivar la tierra y desarrollar la agricultura y hace tan solo unos 5000 años de que tenemos vestigio de la escritura. Los seres humanos empezaron a escribir algo hace tan solo 160 generaciones y desde el comienzo de la era cristiana, que nos parece lejano en la profundidad de la historia, han transcurrido tan solo 64 generaciones.

Los nuevos hitos importantes del desarrollo de la humanidad: electricidad, energía atómica, electrónica, cibernética, genética…etc., que nos pueden hacer pensar que nuestra existencia tiene alguna finalidad en el orden universal, han ocurrido en los últimos 150 años, tan solo hace cinco generaciones, más o menos desde que nacieron nuestros tatarabuelos.

En fin, que acabamos de llegar y no sabemos cuál será nuestro papel a partir de ahora. Nos esperan grandes cambios porque desde hace un siglo la ciencia y la tecnología tiene desarrollos exponenciales, pero seguimos en la duda de si somos un simple decorado local del planeta Tierra o si en algún momento entraremos en contacto con  otros mundos y seremos parte de otras dimensiones. Hasta ahora solo podemos hacer al respecto prospecciones mentales y espirituales.

La velocidad de la luz es solo una barrera

Hasta hace poco más de cien años el tiempo era un concepto absoluto y la distancia era independiente del tiempo. Pero desde que Einstein publicó su famoso artículo en 1905 y surgió la teoría de la relatividad dejó de existir para la ciencia el tiempo absoluto. Las leyes de la ciencia, y la velocidad de la luz, han de ser las mismas para todos los observadores con independencia de cuál sea su posición y velocidad, y cada observador tiene su propia medida del tiempo que es la que marca el reloj que con él se desplaza.

La definición del metro como unidad de longitud fue por mucho tiempo “la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre” pero ha ido cambiando. En 1927 pasó a ser “la distancia entre dos marcas de una barra de platino iridiado que se conserva en París” y posteriormente en 1960 el metro pasó a ser algo tan sofisticado como “la longitud correspondiente a 1.650.763,73 oscilaciones en el vacio de la radiación emitida por el salto cuántico de un electrón entre 2p10 y 5d5 del átomo de Kriptón-86″.

Por entonces, concretamente hasta 1967, la unidad de tiempo, es decir el segundo, tenía su propia definición independiente de la distancia: ”la ochenta y seis mil cuatrocientosava parte de la duración que tuvo el día solar medio entre los años 1750 y 1890″. Desde entonces, esta definición cambió radicalmente a “la duración de 9 192 631 770 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo del átomo de Cesio (133Cs), a una temperatura de 0 grados Kelvin”. Todavía el tiempo y la distancia tenían definiciones independientes.

Desde 1983 la distancia se subordina al tiempo y el metro pasa a ser “la distancia recorrida por la luz en el vacío en 1/299.792.458 segundos“. A estas definiciones se incorpora por lo tanto la constante de la velocidad de la luz que constituye para la ciencia actual un límite superior que no puede sobrepasarse.

En realidad, la teoría de la relatividad no dice que esta velocidad sea insuperable sino que para que un objeto con masa pudiera superarla requeriría una energía infinita. Es más bien una barrera que impide que cualquier partícula pueda aumentar su velocidad y llegue a pasar a través de ella. En teoría, podrían existir partículas que siempre se hayan movido a velocidades superiores a la de la luz y no hayan tenido por tanto que superar esta barrera, aunque dichas partículas virtuales, denominadas “taquiones” nunca hasta ahora han sido detectadas y la mayoría de los investigadores no creen en su existencia.

La barrera de la velocidad de la luz tampoco puede sobrepasarse sin violar el principio de causalidad, aunque este principio se sustenta simplemente en el hecho de que nunca se hayan detectado efectos anteriores a sus causas. Ciertamente la relación causa-efecto es para los seres humanos un postulado consustancial con la capacidad de entendimiento. En años recientes se han reportado experimentos en los que parece haberse superado la barrera de la luz pero los resultados han podido explicarse por la teoría clásica de la propagación de ondas. Hace poco se han detectado neutrinos que parecen haber superado esa barrera, lo que está por confirmar.

La velocidad de la luz es hoy por hoy una constante y constituye un límite que no puede sobrepasarse, aunque para el pensamiento resulte una caprichosa particularidad de la naturaleza. Cabe preguntarse si todo este cambio de definiciones del tiempo y de la distancia ha terminado o la cuestión seguirá evolucionando tan radicalmente como lo ha hecho en los últimos cien años. Todavía queda mucho futuro para poner a prueba la barrera de la velocidad de la luz.