Alcohol en el Congreso

alcoholicosEstos días mucho se ha hablado de el alcohol en el Congreso y de que se despachan «gin and tonics» y «whiskeys» a precios por debajo del de mercado y lamentablemente la crítica se ha centrado en que el servicio de bar está subvencionado, sin cuestionar la mayor de que en el Congreso se despachen bebidas alcohólicas. No parece oportuno que los Diputados desarrollen su labor entre copa y copa, y desde luego no es habitual que en cualquier centro de trabajo el personal de servicio beba alcohol. Es cierto que por lo general deben de aburrirse bastante, dado que la mayoría de los diputados parece que limitan su tarea a votar en el sentido que les «ordena» su jefe de fila, pero es preferible que jueguen con los computadores que también tienen con dinero público como ya se ha visto en algún caso.

Bromas aparte, puestos a ser consecuentes, debería preocuparnos más que un Diputado debata y vote bajo los efectos del alcohol que el que un ciclista suba el «Tourmalet» dopado. Ninguna de las dos tareas debe de hacerse estando dopado, pero las decisiones del Estado que afectan a todos los ciudadanos parece que tienen mayor trascendencia. No creo que hoy en nuestro país el alcohol en el Congreso sea un problema relevante, aunque pueda haber quien piense que influye en el tono agresivo de las intervenciones y los reproches continuos que se hacen unos a otros. Algún día, en algún país, se extenderá a los protagonistas de las grandes decisiones el control antidoping que se aplica hoy a los deportistas.

Democracia en los partidos políticos

partidos politicosLa democracia en los partidos políticos de nuestro país es en la actualidad inexistente. Por esto, un grupo de ciudadanos acaba de hacer un manifiesto proponiendo una ley para democratizar los partidos políticos, se supone que para que puedan seguir teniendo el monopolio de representar a los ciudadanos, lo que los manifestantes parece que consideran normal. Y no está mal que los partidos políticos democraticen su funcionamiento y que sus líderes tengan mandatos limitados y sean elegidos en primarias, pero de poco sirve si no se aborda la anomalía de que los ciudadanos no tengan representantes concretos a los que dirigirse.

Un ciudadano debe de poder elegir entre limitarse a votar cada cuatro años, o participar en el desarrollo político él solo o en asociación con quienes desee, a través de un representante con nombre y apellidos que tenga la obligación e incluso el interés personal de atenderle. Esta representación y participación solo puede articularse si cada ciudadano vota en una circunscripción electoral en la que se elige a un representante concreto, con independencia de que los candidatos que se presentan a la elección en dicha circunscripción pertenezcan a uno u otro partido. Cada ciudadano puede optar de esta forma entre participar  a través de quien ha sido elegido o desentenderse hasta la próxima convocatoria.

Por muy democrático que sea el funcionamiento interno de los partidos políticos, con el sistema actual de listas de personas que no representan a los ciudadanos sino a los partidos y a sus órganos de gobierno, los ciudadanos estarán limitados a votar cada cuatro años una «marca» política como quien elige una fragancia, lo que no ocurre en las democracias occidentales de más éxito. Democracia interna de los partidos por supuesto también, pero la adecuada representación y participación política está «aguas arriba» y es prioritaria.

El mito de la transparencia

el mito de la transparenciaEn nuestro país se está asentando la cultura de poner parches a problemas profundos que requieren cirugía y un ejemplo de ello es el mito de la transparencia, el mito de que legislando que las instituciones tengan transparencia puede evitarse la corrupción y el derroche de dinero público. En lugar de endurecer las penas, agilizar los procesos judiciales, blindar a la justicia de influencias políticas, y hacer auditorias independientes, los políticos se limitan a plantear leyes de transparencia.

Todo será más observable pero todo seguirá igual al amparo de un sistema en el que los corruptos no devuelven el dinero robado, los procesos judiciales se eternizan, las fianzas se reducen a discreción, la prisión preventiva es solo testimonial, los plazos de prescripción se apuran y los indultos se prodigan. El mito de la transparencia puede generar nuevos cargos públicos a expensas de los ciudadanos, como quizás el Comisario de la Transparencia, el Consejo Nacional de Transparencia, los asesores de Transparencia, los comités regionales….etc. Mientras tanto se está cociendo una ley para que no se airee en los medios noticias que afecten a los imputados.

Desde luego la transparencia es necesaria y mas que una ley especifica debería ser un hecho cultural que no necesita leyes para su aplicación, pues «va de soi» que los ciudadanos tenemos derecho a saber en que se gasta el dinero público. Lo que realmente necesitamos es un sistema electoral basado en circunscripciones uninominales y la independencia del poder judicial. Estando debidamente representados los ciudadanos, teniendo la posibilidad de participar, y con una justicia independiente, habría una base sólida de transparencia y una represión más efectiva de los delitos de corrupción.

El arte de la pintura está marginado

arte de la pinturaEl arte de la pintura servía en siglos pasados para transmitir a la posteridad imágenes de personas, hechos y sucesos para complementar los relatos de los historiadores. Entonces dominaba la necesidad de que el cuadro del artista tuviera una técnica y una composición lo más fiel posible a la realidad, aunque eran los ojos del artista los únicos que daban fe de las escenas que inmortalizaban. El artista tenía también margen para comunicar a su obra signos de su sensibilidad interior, pero esto es un valor añadido que solo se ha ido apreciando con los años.

En la actualidad sigue siendo importante la técnica y la estética de la obra pero además el artista tiene que transmitir emociones, una especie de sensibilidad subliminal que hace que la obra sea agradable de contemplar por encima del hecho de que reproduzca fielmente una figura o un paisaje, porque para esto ya hay medios más eficaces. El arte es ahora más que nunca una comunicación entre el pintor y el observador y es éste quien ha de juzgar cuán importante es una obra. Nadie debe ponerse en medio para decir al observador si le tiene que gustar la obra.

Pero por desgracia hay interpretadores oficiales, que viven de opinar sobre el arte, que deciden lo que es bueno y lo que es malo, y también hay todo un engranaje de galerías, museos, certámenes, coleccionistas, …etc., que viven del arte de la pintura y necesitan que el arte sea escaso y muy bien valorado para generar suficiente dinero para mantenerlos. Muy pocos pintores pueden entonces vivir del arte porque les resulta muy difícil entrar en ese engranaje. Hay muy pocas oportunidades para un artista independiente de comunicarse con otro público observador aparte del entorno social más allegado. Tendrían que promocionarse más oportunidades de poner en contacto las obras de los artistas con el gran público en convocatorias abiertas sin la intermediación de los “controladores oficiales” del arte.

Pacto PP PSOE sobre el sistema electoral

pacto PP PSOEUn pacto PP PSOE sobre el sistema electoral parece posible y sería muy conveniente como eje fundamental de la regeneración democrática y de las reformas que necesita el país. Sería una oportunidad de que los ciudadanos estén legítimamente representados y que esa representación sea cierta, genuina y verdadera.

En los países más avanzados los electores votan en circunscripciones uninominales, de forma que cada ciudadano tiene un diputado concreto que le representa y cada diputado representa al conjunto de ciudadanos concretos que le han elegido por mayoría. Es el sistema que funciona en EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania (para la mitad de la Cámara), Canadá, Nueva Zelanda, Australia y que estuvo vigente en Italia (en un 75%) hasta el año 2005.

Este sistema conviene a los ciudadanos, porque pueden estar en contacto con su representante tanto como deseen, hacer ver sus inquietudes y opiniones y participar individualmente o en grupo en el desarrollo legislativo. Cada diputado tiene obviamente que estar pendiente de sus electores y saber lo que opina la mayoría de ellos, lo que prevalece sobre la disciplina de partido. En lamentable contraste, hoy en nuestro país la única forma de opinar, aparte votar cada cuatro años, es la algarada callejera.

El sistema de circunscripciones uninominales conviene también al PP y PSOE porque si lo adoptaran, en las próximas elecciones uno de ellos alcanzaría la mayoría absoluta, cosa que con el sistema actual no se vislumbra. El que obtuviera la mayoría formaría un gobierno fuerte que no tendría que estar «comprando» votos, siempre que llevara al Parlamento propuestas que tuvieran aceptación mayoritaria de los diputados, toda vez que éstos representan a los ciudadanos y no a la persona que les puso en una lista.

El pacto PP PSOE sobre el sistema electoral evitaría el fraccionamiento del Parlamento en demasiados partidos y sus consiguientes componendas. Esto ha sucedido en Italia y se vislumbra que ocurra en nuestro país. PP y PSOE tienen entre ambos la mayoría necesaria para reformar el sistema electoral adoptando circunscripciones uninominales y si dejan pasar esta oportunidad quizás no la vuelvan a tener. Si además eliminan el Senado tanto mejor.