Espirituales

espiritualesLos espirituales están en la etapa más avanzada del progreso. Cultivan y desarrollan su sensibilidad humana porque consideran que es lo más valioso que tienen para asumir la complejidad creciente de la sociedad y resolver los problemas que les angustian. Esta alta valoración de la sensibilidad humana les sitúa en la estación espiritual que es la posición más avanzada de progreso.

Los espirituales son plenamente conscientes de su situación en el entorno que les rodea y de los riesgos y oportunidades. Enfocan sus actuaciones con instinto de progreso porque la sensibilidad para intuir lo que puede ocurrir a largo plazo les da seguridad. Se guían por sus valores y principios, tienen un alto nivel de compromiso social, y asumen sus responsabilidades. Son innovadores y aceptan las nuevas ideas que provienen de la investigación.

Tienen vocación de que sus obras superen el paso del tiempo. Encuadran sus planes en amplios contextos, analizando las consecuencias y la estabilidad a largo plazo. No aceptan que la eficacia o la eficiencia sean fines en sí mismos sino medios para servir a los individuos y a la sociedad para que prosperen de forma sostenible.

Las organizaciones espirituales tienen una estructura ligera pero eficiente, con capacidad de reacción para anticiparse a los hechos. Consiguen su estabilidad a través del perfeccionamiento continuo de sus miembros y del desarrollo de la conciencia colectiva. Sobre esta base sustentan la identidad, la credibilidad y la fama, que son valores que estos colectivos procuran reforzar porque tienen un alto concepto de su propia estima y porque buscan la autorrealización, la trascendencia, y la independencia.

Cerebrales

cerebralesCerebrales son quienes se guían por la razón y el sentido común más que por las emociones. Interpretan la realidad con más independencia que los “animales” porque aceptan que las cosas cambian y utilizan más información para analizar lo que sucede y tener capacidad de reacción y adaptación.

Son críticos incluso consigo mismos y están revisando siempre las situaciones valorando su desarrollo y destapando manipulaciones e intereses ocultos. Son ambiciosos y cuidan su formación. Necesitan tener desafíos para estar motivados y encontrar que sus actuaciones tienen sentido.

Consideran que las instituciones y la acción colectiva son fundamentales para el desarrollo de la sociedad, pero también que hay que regenerarlas continuamente para aligerarlas y para que estén al servicio de los individuos y no estén contaminadas de ideas o intereses de los que las dirigen.

No obstante, la estación cerebral no deja de ser una etapa de la evolución que hay que superar. Quienes quedan atrapados en esta estación valoran en exceso la fuerza de la razón y la cultura de la eficiencia y se hacen demasiado radicales. Deshumanizan el progreso con un materialismo que aliena a las personas y degrada su identidad. No son sensibles a que los seres humanos buscan un sentido más profundo a todo lo que hacen en la vida.

Animales

animalesLos «animales» tienen tendencia a integrarse en grupos sociales y a asumir las ideas de sus líderes. Están seducidos por el impacto emocional que tienen los ideales de colectivización e igualdad de los individuos. Aceptan sin controversia la cultura del grupo y no tienen demasiadas oportunidades de expresar libremente sus ideas. Son partidarios de neutralizar el dominio excesivo de las personas y de eliminar los abusos y privilegios. Creen en el esfuerzo colectivo para resolver los problemas de la sociedad y consideran que la iniciativa individual tiene supeditarse a los intereses del grupo.

En un ambiente dominado por animales los individuos tienen poca influencia, salvo los que pertenecen a las minorías de control. Los que tienen poder cuidan de los valores e intereses colectivos según ellos los interpretan y no aceptan que otras personas puedan discrepar, sobre todo si se trata de independientes. Los líderes deciden sobre los intereses colectivos, para lo que son autoritarios, incluso tanto como los vegetales.

En una sociedad “animal” las instituciones se desarrollan de abajo hacia arriba con lo que tienden a crecer más de lo necesario y a ser burocráticas. Derivan en organizaciones pesadas, en las que las decisiones pasan por largos procesos que condicionan las soluciones. No hay en ellas cultura de razonar y debatir las situaciones y se apoyan mucho en la programación y en la inercia de los sistemas y procedimientos de producción.

Muchas personas se quedan estancadas en el ideal de que todos seamos iguales y estemos supeditados al interés común. Otras van balanceando más la razón sobre las emociones y advirtiendo que conviene que haya un cierto equilibrio entre los intereses de los grupos y los de los individuos, con lo que van acercándose a la estación cerebral.

Vegetales

vegetalesLos vegetales viven muy presionados por el ambiente que les rodea y tienen que dedicar gran parte de su energía a sortear los problemas que les amenazan. Luchan por la supervivencia y están más preocupados por lo que pueda ocurrirles en cada momento que por lo que pueda depararles el futuro.

Necesitan sentirse seguros en su ambiente y tener cada vez más poder. En los ambientes dominados por vegetales, los que mandan hacen uso de su fuerza e imponen siempre que pueden su voluntad sin importarles que esta situación haga difícil que prosperen ideas nuevas. La sociedad que está bajo la influencia de los vegetales se desarrolla lentamente.

La preocupación por lo cercano e inmediato les hace depender demasiado de sus percepciones. Se dejan llevar por las apariencias más que por la realidad y su juicio sobre las cosas que suceden está influido por la presión del ambiente. Reaccionan con precipitación dando importancia a cuestiones accesorias, pero son lentos en decidir sobre las cuestiones de largo alcance porque no tienen perspectiva de futuro.

Tienden a ser autoritarios y buscan el poder y la riqueza para defender su posición y para premiar a sus colaboradores a cambio de apoyo y entrega incondicional. Son hábiles en movilizar a las personas y aprovechar su capacidad pero no les dejan suficiente margen para que progresen y dejen escuela. Consiguen su mejor rendimiento cuando comienzan nuevas aventuras porque es cuando hace más falta luchar por subsistir y más necesario es el empuje individual.

Durante el sueño estamos aprendiendo

durante el sueñoDurante el sueño descansamos pero principalmente extraemos el significado abstracto de nuestros recuerdos.  Muchas veces los sueños son absurdos, sin posibilidad de ser escenas reales, a lo que muchos han tratado de dar un contenido simbólico que nos quiere expresar o anunciar cosas.

La interpretación de los sueños ha sido materia de estudio y todavía entretiene a mucha gente. Cuando despertamos, solemos recordar los sueños sólo algunos instantes, porque enseguida pasamos a olvidarlos y a quedarnos con una leve referencia que ni tan siquiera podemos contar. Sólo algunos sueños muy concretos, o muy repetitivos, dejan en nosotros un recuerdo que conservamos y podemos describir.

No hay una edad determinada para soñar más o menos, y en realidad todos soñamos todas las noches, función sin la que nadie puede seguir viviendo por mucho tiempo. Cuando tenemos menos edad soñamos más, o al menos así nos lo parece, e incluso recordamos más lo que soñamos.   Hay sueños clásicos que todos tenemos de forma más o menos parecida aunque puedan variar las circunstancias, como caer al vacío, o encontrarnos desnudos en público, o volar. El sueño de volar es tan fascinante que nos cuesta desecharla como posibilidad real al despertar.   Durante el sueño estamos en realidad aprendiendo y prefeccionando el modelo del mundo que tenemos en el cerebro.

El sueño ocupa un tercio de nuestra vida

sueñoEl sueño ocupa un tercio de nuestra vida que es demasiado para que solo sirva para descansar.

Durante el sueño nuestro organismo puede descansar y reponerse porque no tiene que atender a las demandas de la voluntad y del pensamiento consciente. Sin embargo, durante el sueño nos concentramos intensamente en la actividad del mundo interior que reside en nuestra memoria.

Soñamos rápidas y variadas experiencias ficticias que parecen enteramente reales. Unas veces son sueños placenteros, otras pesadillas, pero casi siempre son episodios en los que no nos involucramos demasiado ni nos provocan reacciones emocionales. En ocasiones recordamos sueños espeluznantes que soportamos sin sufrimiento, mientras que otras veces recordamos pesadillas que no se justifican por el episodio soñado.

Son escenas que visualizamos en la retina como si las captaran nuestros sentidos. En la etapa más activa del sueño abrimos los ojos y los movemos como si estuviéramos despiertos, movimiento que en este caso es muy rápido sucediéndose las escenas como sí rebobináramos los recuerdos de la memoria y los pasáramos a gran velocidad por la retina.

En realidad lo más importante que se produce en el sueño es el proceso de las experiencias vividas para que germine el conocimiento en el cerebro. Merece la pena que sigamos elaborando sobre esto.

Lo peor fue el largo periodo electoral

largo periodoEl año pasado, cuando el anterior gobierno ya sabía que no podía gobernar en la siguiente legislatura, convocó elecciones el mes de junio para el 20 de noviembre con 5 meses de antelación. De esta forma, con 5 meses de interinidad y de derroche, la situación económica se deterioraría hasta límites insostenibles con el agravante de comenzar el ejercicio económico sin presupuestos. A esto hay que añadir  el mes largo que se demora la formación del nuevo gobierno, que nadie entiende que sea tan lento.

Es lamentable que el sistema electoral vigente permita estos largos periodos de inactividad. En el Reino Unido, por ejemplo, el primer ministro suele disolver el Parlamento con poco más de una semana de antelación a la convocatoria electoral, y después de realizada ésta, el nuevo gobierno se forma en menos de diez días. Claro que en dicho país la soberanía reside en los ciudadanos mientras que en España los ciudadanos solo pueden echar una papeleta en la urna cuando se lo dicen. En España, la soberanía no reside en los ciudadanos sino en los partidos políticos.

Con el sistema electoral actual, en el que los diputados solo representan a sus partidos, en el que los ciudadanos no están representados ni pueden participar, difícilmente se podrán hacer reformas que siendo necesarias para el país disminuyan los privilegios y el creciente poder de la aristocracia política. Solo con un sistema electoral con circunscripciones uninominales puede garantizarse realmente la soberanía popular y la representación y participación ciudadana. Lo malo es que quienes organizaron el actual sistema tuvieron un buen maestro y dejaron todo atado y bien atado. Poco de separación de poderes y mucho de autocracia, aunque nos distraigan con que unas veces gobierna la derecha y otra la izquierda. Lo que no quieren es ponerse de acuerdo para reformar el sistema y dar el poder a los ciudadanos.