Clases de líderes políticos

lideres politicosHay diferentes clases de líderes políticos según su forma de actuar para llevar a cabo las actividades y proyectos. Los líderes autoritarios anteponen el principio de autoridad y suelen generar tensión y estrés. Los líderes pragmáticos se centran en los objetivos que pretenden alcanzar y procuran guiarse por la razón. Los líderes idealistas se guían más por las ideas que por las razones y tienden a desconectarse de la realidad. Los líderes utópicos se suelen guiar por meras conjeturas y se esfuerzan en objetivos imposibles.

Todos ellos pueden situarse en cualquier posición en el espectro político: ser conservadores, poco partidarios de cambios en la sociedad; ser estatalistas, partidarios de incrementar la intervención del estado en la economía, ser liberales, partidarios de desarrollar la iniciativa privada; o ser teócratas y anteponer preceptos doctrinales. Según su ideología y sus actitudes, se muestran el la figura dieciséis clases de líderes que oportunamente iremos describiendo.

Canalizar el descontento ciudadano

canalizar el descontento ciudadanoCanalizar el descontento ciudadano es una de las cuestiones imprescindibles en democracia. Tiene que haber cauces organizados para que los ciudadanos, bien de forma individual o agrupados en colectivos, puedan hacer llegar sus puntos de vista, sus propuestas, o sus quejas a quienes se supone representan la soberanía popular. Si no es posible canalizar el descontento ciudadano los ciudadanos tienen que expresar sus opiniones en la calle en primera instancia en lugar de hacerlo como último recurso. Y cuando solo existe el recurso de la calle, es fácil que minorías extremistas inciten a la violencia, de lo que hemos tenido muestra reciente.

Hace unos días una corresponsal alemana, Stefanie Claudia Müller, publicó un artículo que pretendía reflejar como nos ven  los alemanes. El artículo refleja muchos de los problemas actuales y aporta datos que no se si son exagerados o no, pero incluye la siguiente afirmación que es rigurosamente cierta: «En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista». En la actualidad ningún ciudadano sabe quien le representa, por lo que solo puede opinar votando cada cuatro años al partido «menos malo» o hacer uso del «derecho al pataleo» como único método para canalizar el descontento ciudadano.

Resulta bastante evidente que la situación actual requiere que los dos principales partidos nacionales se pongan de acuerdo para reformar el modelo de estado y que los ciudadanos sean consultados de forma continua y organizada para canalizar el descontento ciudadano y hacer llegar sus propuestas. La primera materia de consenso debería ser el cambio del sistema electoral, rectificando el mayor error cometido en la transición. Un sistema basado en circunscripciones uninominales devolvería la soberanía a los ciudadanos. Cada ciudadano tendría un representante, quien tendría que estar abierto a escuchar y debatir todo lo que opinen sus representados.

Este sistema, que es el de Francia, Alemania, Reino Unido, EEUU, y otros paises, proporcionaría la forma organizada de canalizar el descontento ciudadano día a día, con lo que la posición del representante en la circunscripción tendría que decantarse según opinen sus representados en lugar de plegarse a lo que indique el partido, arriesgando en ello su prestigio y comprometiendo su reelección o incluso su continuidad. Este sistema defiende por tanto día a día a las minorías en la medida en que tengan apoyo ciudadano. Proporciona además mayorías amplias a salvo de chantajes de minorías nacionalistas artificiales fabricadas con propaganda identitaria costeada con el dinero de los ciudadanos.

Quimera catalana

quimera catalanaTarradellas pensó que se trataba de una quimera catalana la invitación que le hizo el Sr. Casinello, enviado del presidente Suarez, para regresar a Cataluña como presidente de la Generalitat. Incluso cuando llegó el avión que le iba a trasladar a España, todavía pensaba que era una quimera catalana.

Llegó al Palacio de la Moncloa a encontrarse con Suarez y, ya despierto del sueño de la quimera catalana, le pidió una reunión «a solas» en la que le indicó que tenían que permanecer aislados cuatro horas porque tenía que dar la imagen de que estaba negociando. Suarez me comentó que durante ese tiempo le estuvo contando toda su vida y que no pudo evitar dar cabezadas. La primera declaración de Tarradellas al salir de la reunión fue que había sido la «negociación» más difícil de su vida.

Tarradellas asumió dignamente como realidad lo que hasta entonces le parecía una quimera catalana. No llenó su cabeza de mayores fantasías, porque no era un hombre entrometido, bullicioso y de poco provecho, es decir, no era un mequetrefe, y conocía perfectamente hasta donde podía llegar.

Unos treinta y cinco años después, viene el actual presidente de la Generalitat al mismo Palacio de la Moncloa a «negociar», supongo que también «a solas», la nueva quimera catalana. Puestos a imaginar, pienso que puede ser una larga presentación cuya breve síntesis metafórica podría ser:

Si quieres que te la meta – a estilo de Cataluña – abre la boca sin dientes

– que ahí te va el dedo sin uña.

La respuesta no la puedo ni imaginar a pesar de haber vivido cuatro años en Galicia.

Separatismo y ley electoral

separatismo y ley electoralHay una estrecha relación entre separatismo y ley electoral porque el sistema electoral favorece que haya que «comprar» votos a minorías oportunistas que viven de la propaganda identitaria. El sistema electoral de listas de partidos tiene la carencia fundamental de que el ciudadano no tiene representante político ni puede en consecuencia participar en el desarrollo legislativo, lo que hemos señalado en muchas ocasiones anteriores.

Este sistema tiene además la nefasta consecuencia de que produce resultados precarios que raramente permiten un gobierno de mayoría absoluta. El partido mayoritario se ve obligado a «comprar» votos para completar su mayoría y de aquí la relación entre separatismo y ley electoral, pues la dinámica de «compra» otorga poder y dinero a pequeñas minorías oportunistas que emplean su poder y siembran a su vez dinero para extender la identidad separatista y el odio al «opresor» y naturalmente incrementar sus patrimonios personales.

El sistema electoral vigente en las principales democracias electorales, en el que hay tantas circunscripciones electorales como diputados a elegir, además de proporcionar la autentica representación y participación política, suele proporcionar amplias mayorías, lo que impide la funesta relación entre separatismo y ley electoral que se produce en España. Esto no quiere decir que las minorías auténticas quedaran desatendidas pues dicho sistema es precisamente el que mas protege a las minorías autenticas ley a ley, semana a semana, a través del entramado de la representación y participación política. Lo que no facilita, es la defensa de intereses de minorías fabricadas por el uso oportunista de la sinergia entre separatismo y ley electoral.

Los hombres de negro

los hombres de negroParece que los hombres de negro ya visitan España para controlar que la restructuración bancaria se realiza correctamente. Algunos de ellos que según lo publicado nos han visitado son expertos de la máxima garantía como Paul Mathias ThomsenServaas DerooseGert-Jan Koopma, Jürgen Kröger (director de la misión de la CE en Portugal) o Klaus Masuch.

En todo caso, las decisiones que impongan los hombres de negro seguramente serán mejores que las que en todos estos años han tomado los «hombres de gris» que se han encumbrado a los máximos niveles políticos sin tener experiencia acreditada.

Las decisiones que tomen los hombres de negro serán en todo caso mejores que las decisiones que en todos estos años han tomado los «hombres de marrón» que nos han metido en toda esta «mierda» de corrupción, nepotismo, amiguismo, separatismo y derroche generalizado.

El verdadero rescate

el verdadero rescateEl rescate económico lleva mucho tiempo en los medios de comunicación siendo materia de discusión, pero el verdadero rescate, que todo indica que desean los ciudadanos, es que nos rescaten del abuso de poder de la clase política.

El verdadero rescate es suprimir cargos políticos, estructuras del estado innecesarias, empresas públicas innecesarias,  subvenciones a partidos políticos, subvenciones a sindicatos, subvenciones a patronales, demás subvenciones innecesarias, televisiones públicas, embajadas autonómicas, coches oficiales, privilegios salariales, ….etc.

Se podría también suprimir el Senado y unas cuantas autonomías, cambiar la ley electoral para permitir que cada ciudadano tenga su representante político, y llegar a romper la autocracia existente y establecer la separación de poderes.

El verdadero rescate supondría que los políticos que nos gobiernen sean honestos administradores del bien común y dejen de abusar del dinero de los ciudadanos.

La ley electoral

la ley electoralLa reforma de la ley electoral tiene que incorporar tantas circunscripciones electorales como diputados a elegir, como en Francia, Alemania, EEUU, Reino Unido y otras democracias de occidente.  De esta forma, cada ciudadano tiene un representante concreto con nombre y apellidos para participar en el desarrollo político tanto como desee. La ley electoral no debe limitarse a corregir la proporcionalidad entre votos y escaños de los partidos, o a las listas abiertas, porque no cambiaría la situación actual de que son los partidos y no los ciudadanos quienes están representados en el Parlamento.

Con la reforma de la ley electoral con circunscripciones en las que se elige a un solo diputado cada ciudadano tiene su representante, que es el diputado elegido en la circunscripción electoral en la que vota. Puede dirigirse a él en cualquier momento y hacerle llegar sus propuestas o sus opiniones. En la actualidad, un ciudadano no tiene representante y su participación se limita a votar cada cuatro años a la lista de un partido. Se trata de que la soberanía resida en los ciudadanos y no solamente en los partidos políticos. Así cada ciudadano podría elegir entre participar directamente a través de su representante o inhibirse y dar su confianza a un partido político lo que actualmente es la única opción.

Con esta reforma de la ley electoral los ciudadanos pueden influir en cada una de las leyes concretas y no como ahora que solo pueden dar su voto al paquete global del programa del partido que incluye tanto propuestas aceptables como inaceptables. Con esta reforma de la ley electoral cada ciudadano puede libremente participar sin tener que ser necesariamente militante de un partido y depender de su dinámica interna. Estando asegurada la representación legítima y los cauces de participación ciudadana, las leyes podrán orientarse de acuerdo con la voluntad popular. La separación de poderes sería una de las primeras metas que un Parlamento genuinamente representativo se plantearía.