Memoria activa de recuerdos

La inteligencia emocional discrimina la información de las experiencias antes de que se incorpore a la memoria activa de recuerdos y emociones que alimentan el proceso de formación de las ideas y criterios. Es un mecanismo de protección que filtra la información y verifica que no es peligrosa para el modelo de conocimiento. La información que contradice radicalmente los esquemas mentales básicos es desechada y no pasa la frontera.

Este mecanismo de censura protege la memoria como si estuviera dentro de una fortaleza a la que sólo llega información útil para producir ideas que no violan conceptos básicos. Si la censura filtra en exceso, el pensamiento está más protegido de influencias externas pero las ideas son más elementales porque se desarrollan más al margen de la realidad.

Si la censura da prioridad a preservar la seguridad e integridad de los conceptos, asume que las ideas pueden perder actualidad y quedar sobrepasadas, sin demasiada inquietud por revisarlas. Si por el contrario la frontera es demasiado permeable y deja pasar la mayor parte de la información de las experiencias, aumenta la riqueza de contraste y el desarrollo de las ideas pero también la exposición a perder estabilidad.

En cuanto más permeable es la censura, la mente es más abierta y está más dispuesta a reconsiderarlo todo, pero también está menos segura de sus ideas. Para neutralizar el exceso de recuerdos y emociones no hay otro remedio que reducir la actividad, que es lo que normalmente se consigue con vacaciones, retiro, aislamiento, o en casos más extremos con una cura de sueño.

A medida que nuestra capacidad de razonar progresa y consolidamos conceptos y criterios, vamos también relajando la censura inconsciente porque va siendo más un freno que una protección. Las personas que consiguen tener un pensamiento equilibrado pueden llegar a desactivar por completo la censura sin mayores problemas, dejando al territorio de la memoria sin fronteras.

De todas formas la censura inconsciente no proporciona una protección total porque siempre deja algún cabo suelto, sobre todo el de la sugestión, que bordea y traspasa la frontera de la memoria como si conociera las claves de acceso. Es un efecto hipnótico que nos deja a merced de influencias externas, pero también es un vehículo para influir nosotros en otras personas. En cualquier caso, la censura inconsciente no es solo una protección sino también un mecanismo de regulación que nos ayuda a formar y enriquecer nuestro modelo de la realidad y a tener una mente equilibrada.

La sugestión y las conciencias colectivas

conciencias colectivasLa sugestión es una forma de dominio con mensajes que llegan sin censura directamente al subconsciente. De esta forma entran por los sentidos ideas y conceptos ajenos que se incorporan al pensamiento utilizándolos como parte de la propia experiencia.

Quien lleva una vida activa llena de contrastes y experiencias tiene poco margen para a las sugestiones, porque dispone de suficiente información propia para la formación de conceptos y valores y porque está más preparado para ser libre e independiente.

Por el contrario, quien tiene una vida pausada con escasas experiencias es más sensible a las sugestiones porque suplen la falta de conceptos e ideas propias. Tiene una vida “más fácil” aunque a costa de estar en la órbita de otras personas.

Siendo independiente y teniendo criterio propio todo resulta más difícil pero también se adquiere más experiencia. Las personas de criterio suelen tener una personalidad consistente y no es fácil influir en ellas si no es por la vía del razonamiento. Tienen la ventaja, pero también el compromiso de influir en los que les rodean.

El poder de sugestión sirve para exportar ideas a otras personas, tanto para manipularlas como para ayudarlas. La utilización positiva ayuda a que las personas aprovechen mejor sus experiencias, en cuyo caso la sugestión es una fuerza que une a las personas y alinea sus voluntades. Es un puente de unión entre las conciencias de las personas por el que circulan las ideas que tienen fuerza.

La sugestión viene a ser como la fuerza de la gravedad que organiza el mundo de las ideas. Una fuerza que va tejiendo un entramado de ideas y conceptos que conecta las mentes de las personas y forma un universo de conciencias colectivas tan complejo como el mundo de los astros y planetas.

Estamos solos en el Universo

El orden natural que conocemos es inconsciente. Las estrellas se mueven de forma mecánica y las leyes de la materia y la energía siguen un orden programado. Las bacterias no piensan y los animales parece que están programados casi por completo.

El medio ambiente actúa de forma inconsciente y las fuerzas de la naturaleza obedecen a las leyes de la física y la química. Nuestros genes son puros programas que actúan sin pensar y nosotros mismos nacemos ya muy programados por la genética.

Aparte de nosotros los seres humanos, no sabemos de nadie con pensamiento consciente, aunque creemos que alguien superior controla el orden universal. Sin embargo, en todo caso,  sólo podemos conectar con él por vía inconsciente.

Total, que estamos muy solos, como si navegáramos sumergidos en el océano infinito de un universo inconsciente y sólo nosotros los humanos asomamos por encima de la superficie. Somos pequeños icebergs que tienen su mayor parte sumergida en este ”océano” tratando de asomar a la superficie la parte consciente que hemos ido adquiriendo en nuestras vivencias después de nacer con la mente en blanco.

Hemos creado la razón, la lógica, la ética, los principios y los ideales, pero sigue teniendo mayor peso nuestra parte “sumergida” y nuestra inteligencia emocional prevalece sobre la razón. El mundo consciente parece que reside solo en nosotros mismos y es una singularidad en el Universo que no nos libra de estar solos en medio de la inmensidad.

Conciencia popular

CONCIENCIAEl progreso y el desarrollo de los pueblos no es consecuencia de la antigüedad, ni de los recursos disponibles, ni de la capacidad intelectual de sus ciudadanos. Es más bien producto de la conciencia popular, una conciencia colectiva de fraternidad y de progreso basada en la ética y la responsabilidad.

India y Egipto son países milenarios y sin embargo siguen siendo pobres, e incluso Grecia, también milenario e integrado en la Unión Europea tiene graves problemas de sostenibilidad económica. En contraste, países jóvenes como Australia, Nueva Zelanda o Canadá, con centuria y media de existencia, disfrutan de un alto nivel de desarrollo y de riqueza. Y EEUU, la mayor potencia mundial, tiene poco más de dos centurias de existencia como estado.

Los recursos naturales tampoco son decisivos. Japón carece de ellos y es hoy una potencia mundial, líder después de EEUU, que Importa todo tipo de materias primas y exporta todo tipo de productos manufacturados. Suiza es otro ejemplo de país rico y desarrollado que ha conseguido ser refugio de grandes capitales por la confianza y seguridad que emana de los principios de orden, trabajo y responsabilidad que guían la actividad de sus ciudadanos.

Y no puede decirse que los dirigentes y especialistas de estos países ricos y desarrollados estén mejor dotados intelectualmente y por eso sus países progresen más rápidamente, porque está demostrado hasta la saciedad que casi todos los seres humanos somos capaces de hacer casi todo y que los factores determinantes son la educación, la experiencia y la responsabilidad, factores que nada tienen que ver con razas ni colores. De hecho, los países desarrollados están llenos de inmigrantes en posiciones de alto nivel y responsabilidad.

Lo que realmente marca la diferencia es la conciencia del pueblo, algo que no se improvisa y que requiere de buena orientación ética y política y de consistencia y continuidad en el desarrollo espiritual. La conducta de la mayoría de los ciudadanos de países desarrollados está basada en valores espirituales de ética, responsabilidad, integridad, entrega al trabajo, superación, respeto a los demás y respeto a la ley.

La dirección política de los países desarrollados impulsa estos valores desde la ejemplaridad, cuidando al máximo la educación de la juventud y velando por el perfeccionamiento de la conciencia popular para que sea ésta el motor que impulse a los diversos grupos sociales que vertebran el estado y puedan convivir todos ellos trabajando en la misma dirección de desarrollo y progreso.