La inteligencia racional, poder judicial

poder judicialPor medio de la inteligencia racional somos conscientes de la realidad que vivimos y analizamos las cosas que suceden a nuestro alrededor. No aporta valoraciones inmediatas que sean de utilidad para reaccionar en el momento, sino conclusiones y criterios elaborados en frío que hay que ir contrastando en el pensamiento.

Quien tiene una actividad excesiva, no dedica la atención necesaria a las nuevas situaciones y recarga la memoria. Si este desajuste es continuado, el exceso de información pasa al subconsciente sin contrastar con el pensamiento. El subconsciente incorpora entonces imperfecciones que llevan a cometer errores que no son advertidos, lo que genera confusión y estrés. Por el contrario, la inactividad produce un vacío en la mente que relaja pero también desanima, porque la tensión es estimulante aunque en exceso tenga efectos destructivos.

Una forma de regulación consiste en desconectar los sentidos para captar menos información y concentrarse más en aclarar las ideas. Es lo que en realidad hacen las personas que parecen despistadas o ausentes. Si a pesar de seleccionar mucho la información no acaban de estar las ideas claras, habrá que reducir la actividad y dedicar más tiempo al descanso y al sueño para digerir el exceso de información y restablecer el equilibrio. Todos los días se aprende algo nuevo y las nuevas ideas siempre hacen dudar algo de lo que ya se sabe.

Es frecuente adaptar la valoración de las cosas observadas para no contradecir las ideas, con lo que se puede conseguir que los actos sean coherentes con los criterios y valores, pero esto no es garantía de hacer cosas razonables. La tendencia a justificarse incorpora criterios que hacen más rígidas las posiciones ante las situaciones, lo que dificulta la relación con otras personas en las que siempre hay que ceder rompiendo en algo los esquemas.

Uno de los signos más claros de madurez de las personas es la capacidad de conciliar situaciones de conflicto, la habilidad de encontrar un punto de encuentro tolerable entre lo que uno piensa y lo que piensan los demás. A medida que madura una persona deja de ser radical y se hace más tolerante, aunque su personalidad esté cada vez más definida y sus puntos de vista puedan ser muy diferentes de los de los demás. Es el camino para tener equilibrio y armonía, para conquistar la paz interior y estar contento con uno mismo, con plena capacidad de acción y deseo de superación.

La inteligencia emocional, poder legislativo

inteligencia emocionalLa inteligencia emocional es el poder que legisla nuestro fuero interno con el conocimiento que vamos extrayendo de la experiencia por un lento proceso interno de maduración al margen de la atención y del pensamiento. Orquesta nuestras actividades con impulsos incondicionales que obedecemos sin contrastar con nuestras razones o intenciones.

En nuestro interior, de forma inconsciente, fabricamos nuestro conocimiento de la realidad interpretando y relacionando la información que entra por nuestros sentidos. Es una tarea continua que en su mayor parte realizamos durante el sueño cuando desconectamos del mundo real y entramos en el mundo simulado de nuestra realidad interior.

En el subconsciente vamos fabricando un modelo a partir de la realidad que vivimos y observamos, y en él incluimos a las personas con las que tratamos y las cosas que nos rodean, con sus características y relaciones. Nuestra versión de la realidad y la capacidad de hacer cosas maduran poco a poco en nuestro interior sin que seamos conscientes de ello, en un proceso ritual de fermentación de la información como el que sigue el vino en la bodega.

En la memoria subconsciente fermentan las experiencias y recuerdos después de filtrar y censurar las impurezas para que nuestro territorio interno sea una zona estéril libre de contaminación y de defectos. Es un proceso similar al que se hace con la uva en el lagar, que primero se despalilla y prensa para fermento, después se almacena en barricas de roble y se deja reposar en la bodega, en ambiente protegido, para su maduración y envejecimiento.

De forma parecida, durante la simulación del sueño, en nuestro subconsciente desgranamos experiencias y asimilamos enseñanzas para validar las reacciones primarias que podemos poner en marcha de forma instintiva y espontánea. Las actividades recurrentes pasan a ser rutinarias, reflejos automáticos ejecutados sin pensar.

También asimilamos, para bien o para mal, las ideas que llegan a nuestro subconsciente  como sugestiones que no pasan por el filtro de nuestros sentidos bordeando nuestra censura. Las  aceptamos sin verificar como si fueran elaboraciones propias.