Indicios autocráticos

Los dos elementos principales de una democracia representativa es la separación de poderes y la representación política de los ciudadanos, elementos que en realidad no existen en nuestro país, donde hay indicios autocráticos.

El ciudadano no tiene un representante en el Parlamento, por lo que no puede tener otra participación que votar a un partido cada cuatro años con lo que la soberanía no reside en los ciudadanos sino en los partidos políticos. La ley electoral está diseñada de forma que los diputados sólo representan a su partido y más concretamente a quien los incluyó en las listas. Deciden en bloque, con rigurosa disciplina de voto, a pesar de que el mandato imperativo este descartado por la Constitución.

El partido político dominante y de sus dirigentes pueden legislar durante cuatro años al margen de los ciudadanos, imponiendo las leyes que les interesa sin pulsar caso por caso la voluntad del pueblo. En estas condiciones, el autoritarismo resulta privilegiado y la participación menospreciada, concentrándose el poder en la cúpula del partido gobernante.

Lo malo de esa concentración de poder es que no tiene contrapeso porque no existe una separación de poderes efectiva. El partido gobernante controla también el poder legislativo y el Parlamento en su conjunto representa de hecho al partido gobernante y no a los ciudadanos. La cúpula del poder judicial también está controlada por el partido que gobierna, ya que domina la designación de los candidatos para formar parte del Tribunal Constitucional, tribunal que tiene el poder de desautorizar al Tribunal Supremo, lo que no sucede a la inversa.

En España funciona la libertad de prensa, la libertad de expresión, la libertad de asociación…etc., pero hay indicios autocráticos. Los elementos autocráticos fueron impuestos al diseñar la reforma política, apartándose de los usos y costumbres de los países más avanzados. Hay quienes piensan que la concentración de poder fue diseñada para evitar supuestos riesgos derivados de la falta de cultura democrática, pero en realidad fue el éxito de la clase política de instalarse en el poder por décadas y gobernar y legislar a su criterio y conveniencia.

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