La discriminación por edad se estima la sufren en alguna de sus formas un 30% de la población y sin embargo casi nadie la cuestiona. Hace tres días comentaban en la radio el caso de un conductor de 80 años que por error circulaba por la calzada equivocada de una autopista y debatían sobre si debería retirarse el carnet de conducir a partir de una cierta edad.
En otra ocasión comentaban el caso de un joven de veinte años que fue condenado a tres años de cárcel por conducir borracho a 120 Km/h en un tramo limitado a 40 Km/h y tener un accidente en el murieron tres personas. Dicho joven fue por cierto indultado y a nadie se le ocurrió plantear prohibir conducir a los jóvenes, aunque si nos guiáramos por estadísticas hay muchísimos más accidentes de conductores jóvenes que de personas de elevada edad
Yo recordaba que hace algún tiempo me expulsaron de una clase de gimnasia de mantenimiento en un polideportivo municipal por tener más de 65 años, estando en plena forma, teniendo el correspondiente certificado médico y habiendo firmado un descargo de responsabilidad. Se daba además la circunstancia de que hacía más abdominales y corría más la mayoría de los compañeros de clase, incluida gente de 40 años de edad. Me ofrecían integrarme en otra clase para “ancianos” que era muy floja y no se adecuaba a mis necesidades de hacer ejercicio. Escribí al entonces alcalde de Madrid y recibí contestación del subalterno de otro subalterno avalando la norma existente. Lamentable.