Vox populi

Supongo que el nombre «Vox» del partido político recientemente creado expresa su vocación de que la vox populi este legítimamente representada en el Parlamento y pueda participar. En la situación actual esto no sucede porque los diputados solo representan a quien les incluyó en una lista, lo que es una de las dos grietas de la actual Constitución por donde se escapa la democracia. La participación ciudadana se limita a votar cada cuatro años a la lista de un partido, en muchísimos casos seleccionándolo por exclusión de todos los demás. Con esta delegación obligada de la soberanía popular en los partidos, un ciudadano solo puede participar a través de un partido aunque no le una nada a ninguno en concreto, y en la práctica es además imposible, porque no existen cauces para tal hipotética participación. Yo he intentado enviar sugerencias a los partidos través de sus páginas web y en unos casos no existe tal facilidad y en otros simplemente ni contestan.

Volviendo al caso de Vox, creo que en el manifiesto que publica en su pagina web debiera ser mucho más explicito en lo que se refiere a la ley electoral porque dicha ley es la piedra angular de la democracia. La propuesta que Vox hace es ambigua, porque, aunque defiende circunscripciones mas pequeñas, deja abierta la puerta de la proporcionalidad, quizás porque siendo un partido de reciente creación le sea muy difícil conseguir diputados si las circunscripciones son uninominales.

Las circunscripciones uninominales existen en las democracias mas importantes como son Reino Unido, Alemania, Francia, EEUU, Japón, Canada…etc, y no puede entenderse que en nuestro país se haya optado por ignorar lo que está vigente en los países occidentales de mayor éxito. Creo que el nuevo partido tiene que concretar más sobre la ley electoral, si es que defiende este sistema como ya lo hizo en una entrevista en televisión uno de sus miembros, el Sr. Camuñas, cuando era presidente del Foro de la Sociedad Civil. Los demás partidos no parece que se interesen por adoptar el sistema electoral que tienen las auténticas democracias.

Políticos incompetentes

politicos incompetentesA los españoles nos cuesta de por vida la luz el doble que a los franceses. Es una de las nefastas consecuencias de que políticos incompetentes lleguen a tener poder por no tener un sistema electoral como el de las principales democracias occidentales. La falta de representación y participación política hace que los ciudadanos no podamos cuestionar decisiones que afectan muy negativamente a nuestra economía doméstica y que sarcásticamente nos presentan como conquistas ideológicas.

Un caso paradigmático es la política energética, que ya se torció en la época del presidente González con el abandono de la energía eléctrica de origen nuclear, energía que es la más barata con diferencia, con la excepción de la energía hidráulica. Los socialistas vinieron a considerar que la energía nuclear es de derechas, sin advertir que Francia, nuestro país vecino, produce el 85% de su electricidad con energía nuclear sin complejos ideológicos. Tampoco repararon en que el hipotético problema de seguridad ya está creado con las más de 50 centrales nucleares francesas próximas. Además de condenar a los ciudadanos españoles a tener energía más cara de forma recurrente, les condenó también a pagar, a través de los recibos de la luz, la denominada moratoria nuclear cuyo nombre es por cierto equívoco ya que, según la Academia de la Lengua, una moratoria es el plazo que se otorga para pagar una deuda vencida, deuda que no contrajeron los ciudadanos y que más que deuda es una inversión que fue a fondo perdido por decisión política.

Años después en la época del presidente Aznar se abrió el melón del déficit de tarifa, en aquella ocasión para evitar el impacto de la cantidad de dicho déficit en el índice de precios de consumo, y ya se sabe lo que pasa cuando se abre un melón. Los años de gobierno del presidente Zapatero fueron especialmente nefastos para el recibo de la luz que subió en torno a un 64% a causa de nuevos supuestos impulsos ideológicos. Decidieron impulsar a tope las energías renovables con subvenciones millonarias a una industria fotovoltaica inmadura que producía paneles diez veces más caros que los precios actuales y algo parecido sucedió con la energía eólica. El llamado déficit de tarifa llegó a los niveles actuales y de una u otra forma lo tendremos que pagar los ciudadanos.

El resultado es que a los españoles nos cuesta de por vida la luz el doble que a los franceses, que tiene narices que sea por supuestos motivos ideológicos. El sistema electoral que tenemos, hecho a medida de los intereses de los partidos políticos, produce que conquisten poder políticos incompetentes que no entienden que hay que separar la ideología de la economía igual que hay que separar los tres poderes del Estado.

El efecto Mandela

MandelaEl efecto Mandela de olvidar y mirar hacia el futuro todos los políticos lo alaban pero no lo aplican. En mis trece visitas a Sudáfrica totalizando cerca de doscientos días vividos allí en los últimos años, he podido comprobar que las dos comunidades antes radicalmente enfrentadas ahora conviven en paz y armonía y las veces que me he atrevido a preguntar sobre está convivencia me han respondido por ambas partes: «we love each other». Después de veintisiete años en la cárcel, Mandela dijo que «todos somos hermanos» y que había que olvidar el pasado y trabajar juntos unos y otros por el progreso del país, lo que marcó un antes y un después.

Es una pena que el efecto Mandela no podamos aplicarlo en nuestro país tradicionalmente dividido en bandos irreconciliables: izquierdas y derechas, nacionalistas y no nacionalistas, ricos y pobres, ….etc. y es lamentable que se quiera sembrar odio y ahondar en las diferencias revisando el pasado e incluso deformándolo, como forma de hacer política o hacer oposición. Es un juego macabro en el que los ciudadanos pagamos con impuestos una superestructura política sobredimensionada sin poder hacer otra cosa que votar cada cuatro años una lista precocinada.

Si el sistema electoral estuviera basado en circunscripciones uninominales, como lo está en las democracias occidentales de referencia, y cada ciudadano tuviera un diputado que le representa y pudiera participar en el desarrollo legislativo tanto como desee, el juego macabro de remover odios se terminaría y surgirían políticos más centrados en los verdaderos intereses ciudadanos dispuestos a aplicar el efecto Mandela y buscar la cooperación, superar el enfrentamiento y mirar hacia el futuro.

Las dos grietas de la Constitución

ConstitucionEl sistema electoral y la separación de poderes son las dos grietas de la Constitución por donde se escapa la democracia. Con el sistema electoral actual el ciudadano no tiene un representante político al que dirigirse y por lo tanto no puede participar durante la legislatura y sin representación ni participación no hay una autentica democracia. La soberanía popular no reside en los ciudadanos sino en los partidos políticos, cuyos líderes son los que deciden las listas de quienes por su fidelidad merecen ser diputados. El ciudadano se tiene que limitar a echar una papeleta en la urna cada cuatro años para elegir la lista precocinada que menos rechazo le produce.

El sistema electoral en el que la soberanía reside en los ciudadanos y en el que hay auténtica representación y participación es el sistema de circunscripciones uninominales en el que se elige un diputado por cada circunscripción. El diputado elegido es el representante político de los ciudadanos residentes en la circunscripción y a él pueden dirigirse siempre que lo deseen, con lo que el diputado se verá obligado a representar lo que mayoritariamente opinan los ciudadanos que representa y no lo que le ordena el jefe de fila de su partido. No en vano es el sistema vigente en Francia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda,…etc. Además, este sistema produce amplias mayorías con lo que el partido mas votado no tiene que «comprar» votos a minorías oportunistas.

La otra grieta es la separación de poderes que es actualmente prácticamente inexistente ya que el partido que gobierna controla el poder ejecutivo y el legislativo, y tiene una considerable influencia en el poder judicial. El ciudadano que se molesta en pensar sobre estas cosas no entiende porque existiendo un Tribunal Supremo de larga y antigua tradición, se han creado el Tribunal Constitucional y el Consejo Superior del Poder Judicial, y mucho menos entiende que sus miembros sean nombrados por los partidos políticos y que incluso puedan ser ajenos a la carrera judicial.

Tantas circunscripciones como diputados

circunscripciones unipersonalesEn el debate que al parecer está teniendo lugar en la Comunidad de Madrid sobre la reforma de la ley electoral merece destacarse la propuesta de Gallardón de «tantas circunscripciones como diputados», propuesta que indica ya hizo en 1995. Esta fórmula de tantas circunscripciones como diputados permite que cada ciudadano tenga un diputado concreto que le representa y pueda estar en contacto con él para hacerle llegar sus ideas, opiniones y propuestas. El diputado sabe también a que ciudadanos concretos representa, lo que da contenido a su participación en la Cámara que tendrá que responder, por la cuenta que le trae, a la voluntad mayoritaria en su circunscripción.

Este sistema electoral de tantas circunscripciones como diputados, también denominado de circunscripciones unipersonales, es el sistema que está vigente en Francia, Reino Unido, Alemania (para la mitad de la Cámara), Nueva Zelanda, Canadá, Australia, y en Italia hasta que en 2005 se lo cargó Berlusconi. No es casualidad que las democracias occidentales tengan este sistema, porque es el único en el que realmente los ciudadanos pueden participar tanto como deseen día a día y no limitarse a echar una papeleta en una urna cada cuatro años que es lo que en nuestro país tenemos ahora.

Aznar ante el desafío soberanista

desafio soberanistaHoy, los medios de comunicación recogen las recientes declaraciones del ex-presidente Aznar ante el desafío soberanista y su mensaje de que «se debe poner fin al desfalco de soberanía nacional que se está llevando a cabo por parte del nacionalismo«. Son declaraciones que suenan bien e invitan a apoyarlas, pero no puede olvidarse uno de quien es Aznar y cuales fueron sus decisiones de gobierno cuando estaba en el poder.

Aznar asumió la presidencia del gobierno «cambiando cromos» con el nacionalismo catalán, lo que se tradujo en la transferencia a la Autonomía de Cataluña de las competencias de Educación y de Sanidad, nada menos que unos dos tercios del presupuesto. De repente, la oligarquía catalana se encontró administrando enormes cantidades de dinero, cuando ya se decía, incluso en sede parlamentaria, que por allí se cobraban comisiones de forma habitual, de lo que hoy en día tenemos noticias frecuentes. Mientras tanto el ex-presidente Aznar presumía de hablar en catalán en su casa en muestra de simpatía con el entorno de sus entonces aliados políticos. La ambición soberanista actual es consecuente con la necesidad de blindar el manejo de» la pasta».

Tampoco es ajena al desafío soberanista la decisión del gobierno Aznar de suprimir el servicio militar. Aparte de que pasar unos meses por la disciplina militar es positivo para la educación de la juventud, es en la milicia donde únicamente se inculcan los valores de la Patria y de la unidad en torno a la Bandera nacional. Los nacionalistas catalanes se apresuraron a sustituir el hueco ideológico que dejaba el servicio militar por el adoctrinamiento separatista sembrado en el sistema de educación que ya controlaban. Lo mejor que puede hacer Aznar ante el desafío soberanista es reconocer sus errores y en caso contrario guardar silencio.

Pedagogía catalana

bandera nacionalLa pedagogía catalana adoctrina a los niños desde hace treinta años para facilitar la consolidación de la oligarquía catalana y la riqueza económica de la clase dirigente. Es un programa barato, porque se financia con fondos públicos utilizando las escuelas públicas y las televisiones públicas, e incluso se ve reforzado por colaboradores minoritarios ocasionales que de vez en cuando queman banderas españolas e imágenes del Rey. Empezó con un sistema electoral en el que todo se cuece en los partidos y en muchas ocasiones hay que «comprar» votos para poder gobernar, de lo que la oligarquía catalana ha arrancado importantes concesiones políticas y económicas a los gobiernos centrales de turno.

Cuando, gobernando el partido popular, se traspasaron las competencias en sanidad y educación a cambio de apoyo parlamentario, la oligarquía catalana pasó de repente a administrar una enorme suma de presupuesto que asciende en torno al 65% del total. Entonces comenzaron a acelerar su actividad pedagógica para asegurar que no había marcha atrás, lo que precisaba llegar al 100% es decir a la separación de Cataluña del Estado Español. Encontraron en el camino la oportunidad de arrancar una reforma constitucional a cambio nuevamente de apoyo parlamentario. Entonces gobernaba un presidente que decía que la unidad de España era discutible, lo que cuidó de no mencionar antes de ser elegido.

Ahora estamos en la pedagogía catalana de un referéndum que no permite la Constitución y quieren hacer los cambios necesarios para conseguirlo y controlarlo. Ya han conseguido que el partido socialista contemple que se puede cambiar la Constitución si lo que se pretende hacer no cabe hoy en ella, lo que da una idea de como consideran normal pasarse las leyes por el forro. Y el colmo de la caradura es el de ese político catalán de izquierda con cara de pocos amigos que dice que los ciudadanos catalanes pueden ser independientes pero además españoles (muy a su pesar supongo), está claro que para «chupar» de todos los beneficios derivados de la nacionalidad española. Es decir teta y sopas.

A pesar del programa cuidadosamente planificado de pedagogía catalana, no parece que la demanda separatista cuente con un apoyo mayoritario en Cataluña. Afortunadamente la mayoría de los catalanes demanda de sus políticos que se centren en administrar el bien común y saquen a la economía catalana de la situación actual próxima a la quiebra y se dejen de hacer demagogia y jugar con las emociones y sentimientos de los ciudadanos.

Maestros en chupar dinero público

chupar dinero publicoEl sistema político que tenemos en nuestro país es una maquinaria autocrática que fabrica sin cesar maestros en chupar dinero público. El ciudadano no puede votar a un candidato concreto para que le represente sino que ha de votar a la papeleta de un partido político, con lo que los diputados elegidos solo representan a quien les puso en la lista. La trayectoria de un político no depende del servicio a los ciudadanos y al bien común sino de la fidelidad que profese a los padrinos que puedan incluirle en una lista electoral o le designen para un cargo público.

Hay políticos honestos a los que solo les guía el bien común pero también es cierto que abundan los maestros en chupar dinero público de lo que los medios de comunicación y los tribunales dan noticia a diario. Sea para propio beneficio, sea para colocar amigos y familiares, sea para hacer obras de las que puedan cobrar comisiones, sea para satisfacer delirios de grandeza o sea por falta de conocimiento y preparación, lo cierto es que el dinero público se derrocha alegremente sin que los ciudadanos puedan hacer otra cosa que echar una papeleta a la urna cada cuatro años para votar a un partido que va a continuar con lo mismo.

Mientras tanto nos entretienen con ideologías que a la mayoría de los ciudadanos nos importan una higa, porque en la Europa occidental y en el siglo XXI la justicia social y la igualdad son valores que cualquier gobierno debe proteger. Lo que verdaderamente importa es la honesta administración del bien común para lo que hay que simplificar la estructura de la administración del Estado, eliminando subvenciones a partidos políticos, sindicatos, patronales, fundaciones políticas….etc., Senado, televisiones públicas, empresas públicas innecesarias, coches oficiales, asesores, cargos nombrados a dedo,….y todo lo demás que se pueda recortar para poder reducir los asfixiantes impuestos que tienen que pagar los ciudadanos para mantener esta maquinaria de derrochar dinero público.

Lo malo es que no parece que ni quienes tienen el poder ni quienes pueden tenerlo estén por la labor de administrar austeramente el bien común y eliminar a los maestros en chupar dinero público. Si existiera buena voluntad al respecto, los dos partidos mayoritarios comenzarían por cambiar el sistema electoral por uno basado en circunscripciones unipersonales en el que cada ciudadano tendría su representante concreto y podría participar en el desarrollo político tanto como desee. Este sistema convendría además a ambos partidos porque garantizaría la mayoría absoluta a uno de ellos, aunque con toda una nueva «maquinaria» de control ciudadano para neutralizar a los maestros en chupar dinero público.

Propuesta de reforma fiscal

mileuristasHace unos días hemos visto en los medios una propuesta de reforma fiscal de FAES, entidad dirigida por el Sr. Aznar que se financia con fondos públicos. Propone entre otras cosas subir el IVA y reducir el IRPF dejándolo con dos tramos del 25% y del 35%, pero no dice nada del mínimo exento que propone, lo que es decisivo para que la gran mayoría de los españoles pueda ver si con lo que proponen va a pagar mas o menos impuestos. Sin embargo, quienes tienen rentas altas tienen claro que con la propuesta pagarían muchos menos impuestos.

La propuesta tiene toda la apariencia de expoliar todavía más a los mileuristas para beneficiar directamente a la clase acomodada. No propone nada para recortar gastos y por consiguiente se trata de redistribuir la contribución fiscal, y si los ricos salen directamente beneficiados tendrá que ser a costa de la clase media para que salgan las cuentas, lo que se vislumbra con la ocultación de cual sería el mínimo exento que compara con el actual. En el IRPF correspondiente al año 2012, un 81,58% declararon ingresos inferiores a 30.000 €, que es una gran mayoría que estaría muy afectada si lo que se trata es de eliminar la progresividad del impuesto para rentas superiores. Especialmente sangrante es proponer subir todavía más el IVA que es un impuesto que golpea especialmente a los mas desfavorecidos.

Ya es de entrada poco fiable que una propuesta de reforma fiscal que pretende ser independiente proceda de una entidad que se financia con dinero público. Podía haber empezado por proponer una reducción drástica de los gastos, entre ellos eliminando subvenciones como las que dicha entidad recibe. La aproximación elitista que hace FAES al sistema fiscal invita a pensar que el acrónimo representa más a un revival de la famosa institución joseantoniana que a la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales, lo que además no desentona con la imagen del personaje.

Democracia en los partidos políticos

partidos politicosLa democracia en los partidos políticos de nuestro país es en la actualidad inexistente. Por esto, un grupo de ciudadanos acaba de hacer un manifiesto proponiendo una ley para democratizar los partidos políticos, se supone que para que puedan seguir teniendo el monopolio de representar a los ciudadanos, lo que los manifestantes parece que consideran normal. Y no está mal que los partidos políticos democraticen su funcionamiento y que sus líderes tengan mandatos limitados y sean elegidos en primarias, pero de poco sirve si no se aborda la anomalía de que los ciudadanos no tengan representantes concretos a los que dirigirse.

Un ciudadano debe de poder elegir entre limitarse a votar cada cuatro años, o participar en el desarrollo político él solo o en asociación con quienes desee, a través de un representante con nombre y apellidos que tenga la obligación e incluso el interés personal de atenderle. Esta representación y participación solo puede articularse si cada ciudadano vota en una circunscripción electoral en la que se elige a un representante concreto, con independencia de que los candidatos que se presentan a la elección en dicha circunscripción pertenezcan a uno u otro partido. Cada ciudadano puede optar de esta forma entre participar  a través de quien ha sido elegido o desentenderse hasta la próxima convocatoria.

Por muy democrático que sea el funcionamiento interno de los partidos políticos, con el sistema actual de listas de personas que no representan a los ciudadanos sino a los partidos y a sus órganos de gobierno, los ciudadanos estarán limitados a votar cada cuatro años una «marca» política como quien elige una fragancia, lo que no ocurre en las democracias occidentales de más éxito. Democracia interna de los partidos por supuesto también, pero la adecuada representación y participación política está «aguas arriba» y es prioritaria.